Pakistán, al día siguiente

El asesinato de la líder opositora y ex Primera Ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, ha abierto un período de mayor inestabilidad en el Medio Oriente.

Como se sabe, Pakistán es uno de los países que tiene armamento nuclear pero que no pertenece al Nuclear Non-Proliferation Treaty (Tratado de No Proliferación Nuclear), formando parte del mismo "club" de la India y Corea del Norte, de países con armamento nuclear comprobado que no se someten a las regulaciones internacionales.

Varias hipótesis circulan en Pakistán respecto a la muerte de Bhutto: hay quienes la atribuyen a un atentado realizado por Al-Qaeda; otros culpan al propio gobierno, quien tenía en Bhutto una firme opositora; mientras que del gobierno dicen que murió al fracturarse el cuello al caer dentro del carro donde estaba y no por las balas.

Sin embargo, al pasar las horas han salido videos que muestran el momento de los disparos:

La violencia se apoderó de las calles de las principales ciudades del país, mientras que el funeral fue una muestra masiva de dolor y rabia:

La reacción del Gobierno no es tampoco la más conveniente:

"Ante la ola de violencia desatada en Pakistán tras la muerte de Benazir Bhutto, el presidente Pervez Musharraf pidió a las fuerzas de seguridad que emprendan “acciones firmes” y usen “todos los medios” contra los miles de alborotadores que están protagonizando disturbios por todo el país. El presidente dijo en una reunión al ministro del Interior, el jefe del Ejército y los jefes de las agencias de seguridad, que los que están saqueando y prendiendo fuego en el país "deben ser tratados con firmeza y deben tomarse todas las medidas para garantizar la seguridad de la población”.

El último balance dado por el Ministerio del Interior paquistaní señala que al menos 38 personas han muerto y 53 han resultado heridas tras el asesinato de la líder opositora. Las autoridades cifran asimismo en decenas de millones de dólares los daños provocados por las revueltas ocurridas desde el pasado jueves. Las cifras oficiales detallan que 174 bancos, 34 gasolineras, 765 comercios y 72 vagones de tren han sido incendiados.

En Karachi, localidad natal de Bhutto, el Ejército tiene orden de disparar a matar para contener la violencia. Sin embargo, los disturbios más graves se han producido en la región del Sindh, principal banco de votos del Partido Popular de Pakistan (PPP), que presidía Bhutto, donde han muerto 44 personas. Allí hay desplegados 16.000 miembros de las fuerzas de seguridad para controlar la situación tras los enfrentamientos que siguieron al atentado contra la dirigente. En el día de hoy se han producido graves disturbios con quema de oficinas y material electoral, mientras tiene todas las líneas ferroviarias siguen cortadas con el resto del país."

Fuente: http://www.elfarodecartagena.com/

Y así ven la situación desde Pakistán:

«Es como si Pakistán hubiera sufrido un ataque nuclear. No hay atascos, ni gente por la calle, los mercados están cerrados, se va terminando la gasolina Un paisaje apocalíptico que nunca hubiera imaginado». Nayyar Mahmood, directora de programación de la Pakistan Broadcasting Corporation, no reconoce su propia ciudad. Desde que se hizo pública la muerte de Benazir la vida del país ha dado un giro de 180 grados y la gente aún no sabe qué puede ocurrir en el futuro inmediato. Mezcla del respeto y el miedo a los piquetes, el luto decretado por el Gobierno ha sido a su vez reforzado por una huelga general secundada por todos los sectores. Nadie en la ciudad había visto nunca el popular mercado de Aabpara con todas las persianas metálicas bajadas y bien candadas. Los comerciantes, temerosos de que los manifestantes en alguna de sus protestas ataquen los locales, pasan las horas sentados frente a sus tiendas, haciendo volar cometas o jugando al críquet, pero aquí nadie trabaja.

«Es el acontecimiento más grave y triste de la historia de este país y no le podíamos dar la espalda, así que permaneceremos cerrados hasta que haga falta», apunta un farmacéutico que se ha acercado hasta Aabpara en busca de algún vendedor furtivo de tarjetas telefónicas de prepago. Poco a poco estas tarjetas se están convirtiendo en objeto de deseo.

No hay apenas tráfico. Muchas carreteras están cortadas por barricadas, otras aún tienen los restos humeantes de las últimas hogueras de neumáticos y hay que esperar a que los bomberos las limpien del todo, pero el principal motivo del escaso movimiento es la falta de gasolina. Los surtidores permanecen cerrados a cal y canto, algunos abren unas pocas horas y provocan unas colas que hacen que los conductores bromeen insinuando que «el Gobierno regala combustible para que nos tranquilicemos».

Bancos, oficinas oficiales, farmacias o locutorios telefónicos, todo está cerrado. «Yo no me atrevo a abrir; nos pueden quemar la tienda», susurra un frutero de Aabpara. Este miedo entre el pequeño comercio se acrecentó tras la quema por parte de los manifestantes de una importante pastelería de Rawalpindi instantes después del asesinato de Bhutto. La masa encendida de odio se echó a las calles y comenzó a cerrar locales.Los bancos son uno de los objetivos preferidos de los piquetes. Según informó el portavoz de Interior, Javed Iqbal Cheema, las protestas de los últimos días han provocado daños a 176 establecimientos bancarios. La mayoría de los bancos tienen participación del Estado y son objeto de las iras de los seguidores de Bhutto que siguen apuntando a los servicios secretos como autores del atentado que costó la vida a Benazir."


Fuente: http://www.larioja.com/


Es claro que el futuro de Pakistán está en peligro, lo cual no es poca cosa para uno de los paises más habitados del mundo, situado en una de las regiones más convulsionadas del planeta. De la suerte de Pakistán depende la del Medio Oriente, Asia en general y, por qué no, del mundo.

Por lo pronto, hay que estar atentos a los próximos acontecimientos en aquellas latitudes.

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