Dos de nuestros más importantes caricaturistas, Rayma y Zapata, nos regalaron hoy su genialidad respecto al cambio de horario impuesto por el gobierno venezolano.
Desde hoy, somos 30 minutos más temprano (o más tarde, todavía no lo tengo claro). A partir de las 3 de la mañana de hoy, se atrasaron los relojes 30 minutos. No hay razones claras o convincentes que expliquen la necesidad imperiosa de cambiar nuestro horario habitual.
El gobierno ha insistido en la necesidad de que tengamos el sol más temprano para mejorar el rendimiento, acabar con problemas de sueño y de salud en general. Y la verdad es que treinta minutos más de sol en la mañana y 30 minutos menos de claridad en la tarde no veo que tenga incidencia en ninguno de esos aspectos.
La conveniencia del cambio de huso horario se parece a la conveniencia de los siguientes cambios:
- Cambio de denominación del país (de República de Venezuela a República Bolivariana de Venezuela) y de nombre del principal municipio capitalino (de Municipio Libertador a la barbaridad de Municipio Bolivariano Libertador).
- Cambio de la Bandera Nacional: de 7 a 8 estrellas.
- Cambio del Escudo Nacional: del caballito con el pescuezo "volteao" al caballito con el pescuezo al frente.
- Cambio de la moneda nacional: de Bolívares a Bolívares Fuertes.
- Cambio de nombres de los poderes públicos: de Corte Suprema de Justicia a Tribunal Supremo de Justicia; de Congreso Nacional a Asamblea Nacional; de Consejo Supremo Electoral a Consejo Nacional Electoral; de Defensa Civil a Protección Civil; de Oficina Central de Estadísticas e Informática a Instituto Nacional de Estadísticas; de Fuerzas Armadas Nacionales a Fuerza Armada Nacional... y así muchos otros casos.
En fin, tanto cambio solo ha generado más gastos en nueva papelería y todas las identificaciones necesarias. En el caso de la denominación del país, ha traído como consecuencia el cambio en todos los documentos oficiales (como por ejemplo, la cédula de identidad y el pasaporte).
Tanto cambio para nada pareciera responder a la necesidad revolucionaria de dejar una huella. Aunque la mejor huella sería un trabajo efectivo, pero eso es demasiado pedir. Las revoluciones no sirven para gobernar sino para arrasarlo todo, aunque todo quede igual o peor que antes.
Esta vez, somos media hora más tarde o más temprano y creo que eso no va a servir para nada. Solo para joder a quienes desde el exterior quieran saber la hora venezolana y quieran programar alguna reunión, llamada telefónica o a quienes tengan que ajustar sus relojes en la computadora. De resto, creer que nos beneficia es una tontería.
¿Qué diría el Dios Kronos de ésto? ¿Será que alguien por ahí piensa que atrasando los relojes se adelanta el país? ¿o que, tal vez, atrasando los relojes tendrá más tiempo y oxígeno la revolución?
¿Qué más nos cambiarán? Quedan algunas opciones revolucionarias: cambio de nombre de Caracas (vía decreto); cambios en el Himno Nacional; cambios de animales y plantas insignia de Venezuela (turpial; orquídea, araguaney); cambio de nombres de autopistas y avenidas en las principales ciudades (por ejemplo, la Avenida Libertador de Caracas podría ser Avenida Bolivariana Libertador... la Avenida Bolívar, podría pasar a ser Avenida Bolivariana Bolívar); las "cinco águilas blancas" de Mérida, mejor conocidas como picos Bolívar; Humboldt; Bonpland; La Concha; El Toro y El León (ahora podrían ser Bolívar, Sucre, Ché Guevara, Castro y Martí)... y un larguísimo etcétera que no haría sino despertar mi rabia y seguro la de quien me lee.
Por eso, es importante ordenar nuestro accionar colectivo alrededor de los límites que puede trazar un NO rotundo y a tiempo. Como he leído en los vidrios de algunos carros en la ciudad: NO es NO.
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