Tradicionalmente, las representaciones que hemos hecho los seres humanos acerca del infierno están llenas de figuras demoníacas; mosntruos; esqueletos; sufrimiento y fuego. Mucho fuego.
Inconsciente Colectivo:
La teoría de Jung establece que existe un lenguaje común a los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, constituido por símbolos primitivos con los que se expresa un contenido de la psiquis que está más allá de la razón.
Es nuestra “herencia psíquica”. Es el reservorio de nuestra experiencia como especie; un tipo de conocimiento con el que todos nacemos y compartimos. Aún así, nunca somos plenamente conscientes de ello. A partir de él, se establece una influencia sobre todas nuestras experiencias y comportamientos, especialmente los emocionales; pero solo le conocemos indirectamente, viendo estas influencias.
Para Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano ‘el infierno no debe ser figurado en las llamas sino en el hielo, porque es la ausencia de amor, el terror y el rechinar de dientes’.
‘El infierno, en primera instancia, puede ser visto como una reliquia del pasado, del periodo paleolítico pero en realidad es particularmente importante en el mensaje cristiano’, explica a Notimex.
Paraíso e infierno como destinos y la presencia satánica oscura, aunque sean de difícil representación, no son reducibles simplemente a un juego; se debe evitar el demonio con la cola y todo el aparato irónico pero sin arribar a la indiferencia o la negación del mal’.
‘El infierno no pintado de manera pintoresca o folclórica es una categoría fundamental sin la cual no tendría sentido el Dios de la justicia o el hombre libre que tiene la última palabra por su libertad’, indica.
El prelado considera que en la Iglesia católica, en los últimos tiempos, se ha dado demasiado importancia a las ‘verdades terrenales’ dejando ‘un poco de lado’ a las ‘verdades últimas’ de la religión.
0 Comentarios para la Caja:
Publicar un comentario