Cuesta abajo

Tuve una reunión de trabajo en la que, inevitablemente, se tocaron aspectos de la realidad económica y social del país. Trabajar en publicidad y/o marketing siempre ha exigido estar medianamente actualizado en el acontecer de la sociedad. En la Venezuela de hoy, esta exigencia es cada vez mayor.

Desde hace varios años, la planificación estratégica de muchas empresas - negocios - marcas depende de lo que diga cada domingo el presidente Chávez en el show dominical. ¿Cuántas inversiones se han detenido después de un insulto presidencial? ¿Cuántos despidos de personal habrá ocasionado la impulsividad demencial del presidente?

¿Cuánta inversión publicitaria o de actividades de marketing ha tenido que ser cancelada/ reconducida/ duplicada después de un mal domingo de Chávez? ¿Cuántas horas de trabajo no habrán sido invertidas en el análisis y la disección del discurso del presidente?

Si llegara a cuantificarse algunos de estos aspectos, nos daríamos cuenta de cuánto tiempo/ energía física/ energía mental/ dinero hemos gastado en esta debacle nacional sin tener de retorno nada bueno.

Y eso que no he mencionado algo que ya de tanto verlo se nos hizo normal: el abuso diario frente a los medios de comunicación audiovisuales a través de las famosas "cadenas". La cantidad de horas invertidas en hablar paja, quitando los espacios a los medios de comunicación y anunciantes, ha sido todo un tema en el mundo publicitario... Un tema al que, como todo, ya nos acostumbramos.
Claro, cualquiera pudiera decir que hablo solamente desde la perspectiva de un "negocio" (no muy bien visto por algunos), sin pensar en la gente, la verdadera beneficiaria de las obras gubernamentales. Porque este es el "gobierno de los pobres". Sin embargo, para quienes aún alberguen algún tipo de dudas, tanto el mercadeo como la publicidad como los medios de comunicación, representan importantes fuentes de trabajo y desarrollo en cualquier sociedad, no solamente en la venezolana.

Volviendo al punto de inicio, una reacción frecuente de quienes trabajamos en el negocio publicitario y/o de marketing es la de la negación de la realidad ("aquí no está pasando nada"; "mientras no toquen mi negocio vamos bien"; "no se atreverán a hacernos nada"; "eso no es conmigo"). Muchas veces no logro entender cómo no podemos ver lo que tenemos frente a los ojos.


Negación. Mecanismo de defensa por el que se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o extemo negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos de la realidad externa o de las experiencias subjetivas que son manifiestos para los demás.

El término negación psicótica se emplea cuando hay una total afectación de la capacidad para captar la realidad.

La negación suele tener consecuencias perversas. Tarde o temprano la realidad se impone y nos muestra su cara fea. Es allí cuando una persona puede derrumbarse si no es lo suficientemente fuerte. Como mecanismo de defensa, es característico de nosotros los venezolanos. Basta vernos en plena euforia de gastos, viajes y compra de dólares en medio de la peor crisis económica del país y sin entender lo que se nos viene encima a la vuelta de la esquina.

En la reunión que presencié esta mañana, se habló de algo que vengo temiendo desde hace unos cuántos meses: por primera vez en 3 años se detuvo el crecimiento del gasto en la población. Peor aún, no sólo se detuvo el crecimiento, sino que hubo un decrecimiento, un "parao" pues al gasto. Obvio que el proceso inflacionario (cerca de 8% al cierre del primer trimestre), la "recogida" de bolívares de la circulación, la cada vez más alarmante escasez de productos y la creciente pérdida del parque industrial, no ayudan a que mejoren los indicadores económicos.

Estamos gastando menos dinero y nuestro dinero cada vez vale menos. Eso significa que compramos menos cosas. Si compramos menos, las empresas fabricantes venden menos y tienen menos dinero para invertir. Si no invierten en mejoras al personal, habrá descontento al interior de las empresas. Si se vende menos, se recortan los presupuestos para ventas, marketing y publicidad. Si se recortan esos presupuestos, las agencias de publicidad, los estudios de diseño gráfico, los consultores de marcas, las empresas de investigación de mercado, las casas productoras, los modelos, los músicos, relacionistas públicos, periodistas, artistas, todos... todos nos vemos afectados... cada uno de estos personajes mencionados tienen familiares y amigos que viven situaciones similares.

El gobierno es muy diestro para "tomar" empresas como CANTV, la Electricidad de Caracas, TVES, Ávila Mágica; CEMEX o SIDOR. ¿Pero qué hay de las empresas de alimentos? ¿Por qué el gobierno no ha tomado un área tan sensible para todos? Porque la ineficiencia, la ignorancia y la corrupción, paradójicamente, se los comería. El gobierno, aunque no quiera, tiene que dejarle ese tema tan crucial a los que saben manejarlo... no sin intentar ponerles la bota al cuello, como frecuentemente lo hace.

Igualmente pasa con la salud. ¿Por qué el gobierno no cumplió ni va a cumplir la amenaza de estatizar todo el sistema de salud privado? Porque la ignorancia, ineficiencia y corrupción los mataría en pocas semanas.

Todo esto viene a cuento porque vamos cuesta abajo. Irremediablemente para el gobierno no hay vuelta atrás. La pérdida de popularidad se irá incrementando, a la par de la adjudicación cada vez mayor de culpas por el desastre de país. No vale la habladera de paja interminable del presidente. En este momento vuelve a encadenar a los medios de comunicación, como si el país estuviese desesperado por verlo y oírlo a diario.

Los escándalos son cada vez mayores. Tarde o temprano, los venezolanos chocaremos de frente contra el tren de la realidad que estamos negando que exista. Y ese momento será demasiado doloroso para todos.

El país se nos convirtió en una gran e inevitable bola de nieve que rueda cuesta abajo... sin que sepamos cuán abajo podemos llegar.

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