En la misma página (Briefblog), me encontré con una acción de alto impacto realizada en Colombia, a propósito de una manifestación contra las FARC. A ese tipo de puestas en escena comúnmente se les llama "marketing de guerrilla", por abordar en contextos poco habituales al consumidor o usuario, es decir, más allá de los medios masivos de comunicación.
La buena publicidad "de guerrilla" debe sorprender cuando hace acto de presencia en los espacios y momentos de las personas; pero no debe "tomarlas por asalto". Sin embargo, es difícil hacer esa diferencia si el objetivo de estas actividades es causar impacto o movilizar emociones.
La acción de guerrilla que me encontré fue hecha en Colombia y se hizo en paradas de buses:
Una idea ingeniosa, que seguramente logró movilizar emociones en las personas que la vieron. El impacto estaba garantizado. Modelos que asumían el rol de secuestrados (policía, campesino, Ingrid Betancourt) seguramente garantizaban la empatía de los colombianos con las víctimas de los horrores de las FARC.
Siempre queda la discusión acerca del poder real de estas acciones ingeniosas. Tal vez si se tratara de una situación que ocurre en el Medio Oriente, pudiera evaluarla con mayor serenidad. Pero la poca distancia que nos separa a los venezolanos de los horrores de las FARC me hace pensar que en una guerra contra criminales de la magnitud que conocemos valen estos impactos que, o nos despiertan, o nos hunden en la ceguera.
Aquí resulta relevante el papel del contexto donde se desarrollan acciones de este tipo. Por razones obvias, estamos hablando de propaganda (publicidad + política = propaganda) y generalmente la propaganda se hace a favor de alguien y también en contra de alguien más. Una sociedad como la colombiana probablemente haya alcanzado un nivel de madurez suficiente como para que los que están "en contra" no se sientan víctimas de la propaganda o deseen algún tipo de venganza. Una acción de este tipo en Caracas, despertaría la ira de los grupos fanatizados a favor del presidente Chávez y sus protegidos.
Así estamos. El aprendizaje, en todo caso, es que la sociedad colombiana nos lleva unos pasos adelante en este sentido.
Este fue el comentario de Briefblog:
No cabe duda que de primera impresión, los transeúntes colombianos miran con asombro al individuo encadenado al parabus. Claro que es una señal de protesta que se entiende completamente cuando se da lectura al print dentro del la caja de luz. Estas ejecuciones tienen como claro objetivo llamar a la población civil a actuar, dado que ellos han sido afectados directamente por los métodos de guerra de guerrillas del grupo rebelde, específicamente por los secuestros realizados y reclutamiento obligado que la FARC realiza desde que comenzó a operar. Sin duda hay que ponerle atención a esta guerrilla.
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