La publicidad se nutre de la realidad, a la cual siempre tiene que lanzar un cable a tierra. La actualidad, hija predilecta de la realidad, ofrece inesperadas oportunidades para que los siempre atentos publicistas hagan algo que llame la atención de una marca o servicio.
Es así como me topé en la página web del diario El Tiempo, de Bogotá, con un banner que daba mensaje sencillo, pero ingenioso, oportuno y llamativo:
Al final, uno no sabe si reír o llorar.
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