El artículo 237 de nuestra Constitución vigente dice lo siguiente:
Artículo 237. Dentro de los diez primeros días siguientes a la instalación de la Asamblea Nacional, en sesiones ordinarias, el Presidente o Presidenta de la República presentará cada año personalmente a la Asamblea un mensaje en que dará cuenta de los aspectos políticos, económicos, sociales y administrativos de su gestión durante el año inmediatamente anterior.
Así, ayer se cumplió con el ritual anual que establece la constitución vigente. El Presidente Chávez fue a la Asamblea Nacional a echar cuentos -más que dar cuenta- de los aspectos políticos, económicos, sociales y administrativos de su gestión. Digo "echar cuentos" porque militar que se respeta no "da cuenta" a nadie, excepto a un superior, y ni hablar que esa Asamblea Nacional sea considerada un ente superior. Creo que ni siquiera es considerada un ente.
La memoria y cuento duró más de cuatro horas, dentro de las cuales el Presidente volvió a mostrar dos de sus rasgos más prominentes: la falta de contacto con la realidad y la lengua viperina, que nos han metido y nos seguirán metiendo en tantos problemas.
Por supuesto, poca atención a lo esencial: inseguridad; desabastecimiento; inflación; desinversión privada; déficit de viviendas. Menciones breves y distantes, más del tipo "sí, tenemos la culpa, ¿pero cómo es posible que en 9 años ustedes no hayan podido resolver el tema carcerlario?", más cercanas al cinismo, aquel que no conoce límites. Así, los problemas verdaderos de los venezolanos quedaron marginados, por resultar "menudos".
Parece que nuestros verdaderos problemas van más allá de las fronteras: nuestros problemas son, para aplicar la terminología presidencial, "grannacionales" o mejor "grancolombianos".
"Yo me siento colombiano", nos espetó ayer el presidente. "Todos somos colombianos", nos aclaró ayer el presidente. Por supuesto, en el sentido del Bolívar utópico de la Gran Colombia. Entonces es fácil entender el asunto, es cuestión de silogismos bolivarianos:
- Chávez es el pueblo.
- Chávez es colombiano.
- El pueblo es colombiano.
- Las FARC son el pueblo.
- Las FARC son como Chávez.
- Chávez es las FARC.
El show de la liberación de las rehenes, aparte del costo económico, traía un bono de regalo: la petición de "reposicionar" a las FARC y al ELN, de grupos terroristas a fuerzas insurgentes. De malísimos, a malos que quieren lo mejor para nosotros.
Por supuesto, en una situación como ésta, Chávez está trabajando fórmulas -como nos dice constantemente- no para lograr la paz del país vecino y liberar a todos los rehenes, sino para lograr ese "reposicionamiento" ante el mundo:"No son terroristas, ni las FARC ni el ELN, ellos son ejércitos insurgentes que tienen un plan bolivariano, un plan que aquí es respetado".Bueno, respetado por Chávez y por su gente. Pero no respetado por la mayoría de los venezolanos.
- ¿Con qué cara se le pide al mundo que no califiquen a las FARC de terroristas?
- ¿No es, al menos, vergonzoso decir que la lucha de ellos es justa?
- ¿Es que acaso ni siquiera importan las declaraciones de las recien liberadas Clara y Consuelo cuando dicen que los rehenes son encadenados y torturados?
- ¿Qué clase de mundo al revés es este que queremos vender en el que las FARC insisten en que Uribe tiene secuestrado al niño Enmanuel?
- ¿Es que Chávez no entendió la burla que le hizo las FARC en diciembre con el niño? ¿Cuál fue la explicación tan convincente de las FARC a Chávez?
- ¿Qué pretenden las FARC, Chávez y Córdova? ¿Venezuela, país cuyo presidente respeta el plan de las FARC, se convertirá abiertamente en territorio liberado para las FARC?
- ¿Podrán circular libremente en nuestro territorio?
- ¿Podrán reunirse abiertamente con las autoridades locales?
- ¿Podrán obtener financiamiento abiertamente de nuestras arcas nacionales?
- ¿Les daremos suministros de guerra ya que respetamos su lucha?
- ¿Cuál será la respuesta del gobierno colombiano?
Es claro que ya esta situación colmó hace rato la paciencia del gobierno colombiano. Y está colmando la del pueblo colombiano. Chávez abusó del poco terreno que ganó con la liberación de las rehenes proponiéndole al mundo esa estupidez. Y si ya pedir que no sean calificados de terroristas es una estupidez mayúscula, es incalificable decir que esas fuerzas insurgentes tienen un plan bolivariano que aquí es respetado.
Ahora bien, no conforme con calificar de fuerzas insurgentes a los grupos terroristas, se pide que no se diga que son narcotraficantes, que él mismo masca hojas de coca diariamente. Pero el mismo defensor de las FARC -secuestradores, asesinos, traficantes de droga, guerrilleros- no puede soportar disidencias en su propio país: aquí los chavistas casi que se persignan cuando ven a un opositor; cualquier marcha; cualquier calle trancada; cualquier programa de Globovisión; cualquier aparición estudiantil, representan actos terroristas de incalculables proporciones. Y ni hablar de los comisarios de la PM o de Nixon Moreno. Ellos son delincuentes de pura cepa, que atentaron contra los derechos humanos. Pero los muchachos de las FARC son una fuerza insurgente, aquí respetada.
Es una locura que no tiene sentido. El mundo bizarro de Superman (un amigo fanático de Superman podría explicarlo mejor, pero era ese mundo al revés, donde había un doble de cada persona de la tierra. Un mundo en donde lo bueno en la tierra era considerado malo, y lo malo acá era lo bueno allá).
Es como si Uribe propusiera a los venezolanos que consideráramos al hampa común como amigos, como buenos muchachos que tienen un plan que es respetado en Colombia. Seguramente saltaríamos de la indignación y pediríamos la ruptura inmediata de relaciones con ese país.
Demasiado decentes han sido los colombianos hasta ahora. Demasiado han aguantado de mi país, lo cual me llena de muchísima vergüenza. No me sorprendería alguna reacción contra Venezuela o contra los venezolanos, no de parte del gobierno sino del pueblo como tal. No los culpo. Somos una vergüenza continental. Y desde ya, algunos países (Argentina, Guatemala y Ecuador hasta donde se) se han desmarcado de la propuesta de ayer.
Chávez abrió otra caja de bombones y no sabe cuáles le van a tocar (como decía Forrest Gump).
II
Pero el mundo bizarro es más grande. Ayer, el Presidente "pensó en voz alta", no sabiéndose qué es lo peligroso, que piense o que lo haga en voz alta.
Una vez más ignoró la respuesta de los venezolanos del 2 de diciembre pasado, menos de 45 días atrás, en la que se le dijo NO a las pretensiones monárquicas y continuistas del Líder. Una vez más, destapó su única intención: la de estar en el poder hasta el fin de los tiempos. Nunca olvidaré que el historiador Manuel Caballero siempre hablaba que la única intención de hacer una nueva constitución allá en 1999 era la reelección (la "reelectuyente", llamaba Caballero a la asamblea constituyente). Cuanta razón, profesor.
Ahora "se le ocurrió" pedir un referendum (otro) para el 2010 en el que se vote a favor de una "pequeña enmienda" a la constitución vigente, la misma que no pudo ser reformada, para que considere la reelección indefinida. Y no es que yo me considere imprescindible, nada de eso, es que creo que el país y yo necesitamos esa oportunidad, de yo seguir con el timón en las manos.
Es decir, necesito un tiempito más, ¿quién dijo que catorce años son suficientes para gobernar? Merezco una oportunidad, que me den más tiempo.
Este año, ya no tengo ninguna duda, va a ser muy duro para Venezuela.
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