I
El periodista y analista político Rafael Poleo siempre que se refiere al "imperio" dice que en realidad existe y que es maluco. Estoy por creerle a Poleo, en virtud de los acontecimientos que arropan a Venezuela.
Entendamos que "el imperio" es aquella cosa intangible, llena de perversión, de odio, de azufre, que tiene una capacidad ilimitada de generar maldad en el planeta entero (y más allá), especialmente en este pedazo de tierra paradisíaco que es Venezuela.
Venezuela es el objetivo último y, por qué no decirlo, único de ese imperio. Es fácil de demostrar pues las pruebas saltan a la vista. Nuestros próceres socialistas siempre han tenido la razón. Veamos:
¿Cuál es el origen de todos nuestros males? Sin dudas el capitalismo "wild" -o salvaje-. La forma irracional en que nos educaron durante ese período negro de la historia venezolana que fueron los cuarenta años que van de 1958 a 1998, es la gran madre de todos nuestras desgracias: esa gastadera de "rial", esa necesidad inducida de endeudarse, de gastar más de lo que se tiene y esa vaina de que todo el mundo quiera tener dinero a como dé lugar (reflejada en ese portento sociológico que es la frase "a mí que no me den, sino que me pongan donde haiga"), es producto de la maldad del imperio.
No fuésemos tan capitalistas wilds si no tuviésemos dinero. No tuviésemos tanto dinero si el precio del barril de petróleo no fuese tan alto. El petróleo no estuviese tan alto si el imperio no invade a Afganistán y a Irak. Conclusión: el imperio nos odia tanto que fue capaz de invadir a Irak y ahorcar al hermano Hussein para que se fregara el Comandante.
Y vamos más allá. El imperio no hubiese invadido a Afganistán si no se hubiesen caído las torres gemelas y se pusiera en duda la moral del hermano Osama. Conclusión: el imperio tumbó sus torres y quiere echarle la culpa a un tercero inocente, sólo porque odia a Chávez.
Pero eso no es todo. Tanto dinero que ha entrado al país nos ha hecho más derrochadores. Como no sabemos en qué gastar el dinero, entonces compramos carros. Muchos carros. Conclusión: el tráfico insoportable de Caracas y las principales ciudades del país es culpa del imperio, quien fue capaz -¡que malvados son!- de hacer una guerra para que subiera el precio del petróleo y Venezuela tuviese más dinero para gastar y terminemos odiando a Chávez por interminables colas.
Igualito ha pasado con la salud. Pero aquí la cosa tiene un matiz adicional. El imperio, a través de la CIA -quienes no tienen nada más que hacer que joder al Comandante-, está librando una guerra química contra Venezuela: en un laboratorio secreto de la CIA, han conseguido mutar unos virus terribles. Lograron cruzar el virus del dengue y la hepatitis. Pero también han logrado resucitar el Mal de Chagas, al cual malvadamente quieren llamar el Mal de Chávez. Dicen que han visto paseando por el centro de Caracas a unos gringos y que engripados, estornudando y tosiendo, sin dudas regando los nuevos virus que vienen del imperio.
Entonces, con tanto dinero producto del petróleo, a su vez producto del aumento de precios por el conflicto en el Medio Oriente, los problemas de salud inducidos por el imperio hacen que la gente quiera verse sólo en las clínicas privadas. Claro, eso hace que los módulos de Barrio Adentro queden sin pacientes y haya que cerrarlos. Por eso, el Estado benévolo expropiará todas las clínicas para garantizar una mala atención para todos.
Pero hay más. Tanta polución es producto de la carramentazón que hay en Venezuela, sumándole los precios regalados de la gasolina, lo que hace que todo el mundo quiera ir en carro a la esquina. Eso aumenta la contaminación, empeora el calentamiento global y como consecuencia hay lluvias cada vez más devastadoras. Conclusión: toda inundación producto de las lluvias, todo damnificado que se quede sin nada, es culpa del imperio (así que vayan a llorar pal Valle y no pidan nada a este Gobierno que la culpa es de Bush).
Por culpa del imperio tenemos unos temores infundados a la hoja de coca. O sea, nos la bebemos pero no la podemos masticar. Gracias a Dios, a Evo y al Comandante ya sabemos cuan saludable es mascar hojas de coca en el desayuno. Nada de cereales, ni mucho menos leche, eso es invento gringo. Comamos matas, hojas, las mismas que gracias a la sapiencia del Comandante podemos cosechar en nuestros propios cultivos organopónicos. Por cierto, si le hubiésemos hecho caso todos al Líder, no habría escasez ni de pollos ni de huevos... ¿o es que nadie se acuerda de los gallineros verticales? Como siempre, la oposición terrorista no supo valorar la visión del Comandante.
Y, por supuesto, la guinda (o cereza del helado): el tema del desabastecimiento. Aquí hay tres razones claras: la primera, es que tenemos más dinero para comer y compramos más. La segunda, el desabastecimiento mundial de leche, huevos, caraotas, arroz, aceite comestible, azúcar y demás rubros. Tercero, claro está, el golpe silencioso que están dando los acaparadores y especuladores -toda una conspiración-. Al final, lógicamente, todo converge en un punto: el imperio nos dio más dinero para comprar, pero nos dejó menos cosas que comprar. ¡Qué maldad tan infinita!
Como el imperio llama "terroristas" a los guerrilleros de las FARC, un verdadero ejército, con un proyecto respetable, éstos tienen la necesidad de secuestrar a quien vean mal parado por ahí. Por supuesto, como son muchachos con ideales, son modelos de conducta que imitar. Eso explica lo que pasó con esos muchachos de Altagracia de Orituco. Los muchachos, humildes, rebeldes, secuestraron a unos cuantos malandros de la oposición fascista que estaban haciendo depósitos o sacando dinero de un banco (eso demuestra, una vez más, que es malo tener dinero). Pero claro, Globoterror, una vez más distorsionando la verdad, dice que esos muchachos son delincuentes y que la delincuencia está desbordada. Menos mal que Rodríguez Chacín está allí para desmontar esas fabulaciones del imperio.
Al final, Poleo como que tenía razón. El imperio existe y es maluco.
Por todo eso, la lucha de nuestro Comandante contra el imperio está más vigente que nunca. Por todo eso, necesita veinte añitos más en el gobierno (por lo menos hasta el 2015 no habrá solución al desabastecimiento de alimentos, según el vicepresidente). Por todo eso, debemos saber cómo murió Bolívar, cómo finalmente lo mató el imperio.
¡Ese imperio sí es maluco!
COCA, PALUDISMO O DENGUE... ¡MORIREMOS!
II
Por favor, entiéndase el sarcasmo de los párrafos anteriores. Así estamos.
Escrito por Néstor a la/s 8:53 p. m.
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