El éxodo de Kiribati

Kiribati es una pequeña república, en forma de archipiélago, ubicada en la zona central oeste del Océano Pacífico, al noreste de Australia.
La conforman 33 atolones de coral y una isla volcánica, esparcidos en un área de más de tres millones de kilómetros cuadrados.

Esta república está confrontando hoy un gravísimo problema: su inminente desaparición sumergida bajo las aguas. Parece broma o algo de una película pero no lo es. El gobierno de Kiribati ha iniciado un alerta internacional y una petición de auxilio ante la posibilidad cercana de una catástrofe.

Ha empezado la cuenta atrás. Ya nadie espera que las Islas Kiribati, un archipiélago de 33 atolones que flota entre Hawai y Australia, sobreviva al progresivo incremento del nivel del mar. Si se cumplen los pronósticos, estas paradisíacas islas del Pacífico se convertirán en las primeras víctimas del calentamiento global del planeta y serán devoradas por el océano en menos de medio siglo. La oficina de turismo de Kiribati «vende» este destino como un lugar en el que encontrar la paz «sin amenazas de terrorismo, tsunamis, o terremotos».

Olvida que está a punto de convertirse en un paríso submarino, como si fuera la mítica Atlántida.La desaparición de Kiribati no es una profecía, ni una visión apocalíptica del mundo sin fundamento científico. Un informe de Naciones Unidas advirtió en 1989 que desaparecerían bajo las aguas. Diez años después, se comprobó que no era sólo una amenaza y dos de sus islas se hundieron.

Irónicamente fueron Tebua y Abanuea, que significan algo así como «la playa que más tiempo permanece». Así que el presidente de esta pequeña nación de Oceanía, Anote Tong, ha decidido no esperar más y prepara el éxodo de su población a una tierra más firme.

Sus más de 100 mil habitantes deben ser evacuados, peor aún, deben trasladarse a otro país que los albergue pues sus lugares de orígen serán pronto inviables.

¿Habrá algún antecedente parecido en la historia moderna de la humanidad? ¿Cómo encarar un problema de esta magnitud, que afecta a miles de seres humanos de verdad, si ni siquiera las instituciones de los países se ponen de acuerdo sobre qué hacer para evitar este tipo de problemas?

Es difícil pensar en un éxodo de más de cien mil personas, no por razones políticas ni religiosas, ni por guerras, sino por un inminente desastre ambiental.

Ojalá los distintos países del mundo se pongan de acuerdo en soluciones puntuales, tanto para los nativos de Kiribati como para los otros países que, más pronto que tarde, sufrirán los mismos problemas.

La Conferencia Ministerial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la región Asia-Pacífico celebrada en septiembre de 2000 en Japón concluyó que la mayoría de los archipiélagos del Pacífico eran vulnerables a la subida del nivel del mar. Uno de los problemas de estas naciones flotantes es que las viviendas, campos de cultivo y las infraestructuras están concentradas en las zonas costeras, las más expuestas. Los científicos que participaron en el foro consideraron una tarea complicada determinar la gravedad del problema, que no puede calcularse sólo por la velocidad a la que se derriten los polos ni por el aumento de la temperatura de los océanos.

Las estimaciones del Programa de Medio Ambiente del Pacífico Sur apuntan a que en el próximo siglo el nivel del mar habrá subido medio metro y a que el proceso no se frenará en ese punto, ya que el aumento observado en la actualidad es fruto del calentamiento provocado hace varios lustros.

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