Hace un año, por órdenes del presidente Chávez, se cerró la transmisión en señal abierta del principal canal de TV del país: RCTV.
Confiando en su suerte, carisma y don de mando (o de mandón, como dirá el profesor Elías Pino Iturrieta) y confiado en que la victoria electoral del 2006 representaba un cheque en blanco para hacer lo que le diera la gana, Chávez anunció en un cuartel militar que a RCTV le quedaban apenas 6 meses de la concesión y que no había forma de renovarla.
La medida se ejecutó en medio de un repudio masivo de los venezolanos, incluyendo los chavistas, quienes no entendieron por qué el presidente se reservó para sí la decisión que cada quien tiene de escoger el canal de TV que les de la gana.
La medida se ejecutó en medio de un repudio masivo de los venezolanos, incluyendo los chavistas, quienes no entendieron por qué el presidente se reservó para sí la decisión que cada quien tiene de escoger el canal de TV que les de la gana.
Marchas, disturbios, represión, tibio repudio internacional, solidaridad abierta de otros medios nacionales y extranjeros, representaron el marco de fondo para la ejecución de una medida a todas luces arbitraria y fuera del orden jurídico que debe prevalecer en un Estado democrático.
Lamentablemente, se clausuró la señal abierta de RCTV, mientras era usurpada la frecuencia de transmisión por un canal oficialista llamado TVES, cuya programación y rating son verdaderamente lamentables. Como era de esperarse, TVES no heredó la audiencia de RCTV, sólo heredó el espacio radioeléctrico y los equipos de transmisión del viejo canal 2 (más que heredar, los equipos fueron robados por el gobierno).
En medio de la polémica salida de RCTV, otros canales de señal abierta vieron afectadas de alguna manera su imagen ante la opinión pública. Venevisión y Televen trataron de mantener una falsa neutralidad en la crisis, no apoyando directamente a RCTV ni tampoco al gobierno. Por otro lado, Globovisión, el canal de noticias, por momentos se mimetizó tanto con RCTV que parecían uno.
Así las cosas, RCTV se "mudó" a señal por cable y reordena su programación y su plantilla laboral. No es lo mismo ser un canal de TV líder en señal abierta que competir con otros canales de cable. La sintonía disminuyó por razones obvias: la penetración del cable, con todo y las tomas ilegales, es más bien baja en el país. Las pautas publicitarias también se redujeron sensiblemente.
Se decía que Venevisión "pagaría caro" su papel neutral (que se interpretó como apoyo al gobierno) y que sería castigado con una baja histórica de sintonía. De hecho, a más de uno escuché diciendo que nunca más verían Venevisión, que son unos vendidos, etc.
Pero un año después del cierre, la realidad es diferente: RCTV sigue sin señal abierta, al tiempo que ha logrado ser uno de los canales más vistos en cable. Al mismo tiempo, Venevisión es líder absoluto en sintonía en señal abierta, lo que quiere decir que muchos venezolanos, de esos mismos que juraron hacerle la cruz a Venevisión, han dejado esos juramentos a un lado para ver ese canal.
Tanto pragmatismo llega a preocupar. Tanta vulnerabilidad y/o bipolaridad de nosotros como sociedad es dolorosa. Puede que nuestras emociones sean sinceras, nobles; y que nuestras intenciones sean las más puras, pero si nuestro comportamiento individual y colectivo es inconsistente, entonces viviremos en eterno conflicto con nosotros mismos y daremos impresiones inadecuadas a los demás.
La señal abierta de RCTV debe seguir siendo una bandera de lucha, pues esa causa resume la intolerancia, totalitarismo y el asedio contra los derechos fundamentales que caracteriza a este gobierno.
RCTV debe volver. Con sus errores y aciertos. Con su posición política inclusive. Y que sea la población, finalmente, quien tenga en sus manos la posibilidad de elegir.
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