Santiago de León de Caracas

La siempre encantadora, aunque problemática ciudad de Caracas (problemática tal vez como todo lo "encantador"), cumplió ayer 441 años desde su fundación.


La fecha pasó por debajo de la mesa, como también pasó extrañamente por debajo de la mesa el natalicio de Simón Bolívar. Tal vez estamos demasiado ocupados en otras cosas mundanas, tanto que se nos olvidan ciertas fechas importantes.

Pero en el caso de Caracas hay otras razones para el olvido: para empezar, la ciudad ha sido la "mal querida" del gobierno chavista. Esa especie de odio oculto que tienen los revolucionarios por el progreso, ha ayudado a que Caracas sea una ciudad muy poco amable, de las capitales menos amables de la América del Sur.

Adicionalmente, la capital ha estado envuelta en una controversia respecto a su historia desde hace algunos años. Los revolucionarios que la desgobiernan (el presidente Chávez, el alcalde metropolitano Juan Barreto y el alcalde municipal Freddy Bernal) se han encargado de intentar torcer la historia caraqueña para hacerla aparecer menos "española imperialista" de lo que es y mucho más "autóctona indigenista" de lo que es, por lo que la fecha del 25 de julio y la fundación de Santiago de León de Caracas entró en una especie de limbo.

De hecho, al interior de la revolución tampoco las cosas estaban claras: ni siquiera Barreto y Bernal estaban de acuerdo en la fecha fundacional, por lo que cada quien organizaba la conmemoración del aniversario caraqueño por su lado. Eran los años de gloria revolucionaria, cuando esos dos se peleaban públicamente y el presidente con ese amor (o más que amor, frenesí) que le brota de las entraña, los regañaba paternalmente. Hoy, esos dos aún cuando ejercen los cargos, ya fueron desechados por la misma revolución que tanto se esmeraron en defender.

Lo cierto es que Caracas no se merece la desidia en que está sumida. El caos vehicular; la falta de vías de enlace dentro de la ciudad; la contaminación ambiental; la basura desplegada por las calles; la falta de cariño manifiesta de la mayoría de los caraqueños; las disputas políticas que han dividido territorial y emocionalmente a la ciudad; las altas tasas de delincuencia; las peores tasas de pobreza del país (la ciudad exhibe entre sus "logros" el tener el barrio con mayor cantidad de habitantes de la América Latina); la calamidad del transporte público y ni hablar de la anarquía generalizada; son un pequeño muestrario de todo lo que falta por hacer.

Parece un cuadro dantesco, apenas mitigado por el espectacular Cerro Ávila y toda la cadena montañosa que hizo del Valle de Caracas un lugar primaveral hasta hace relativamente pocos años.

La ciudad bajo nuestros pies espera mucho más de nosotros. No se trata de candidaturas ni de programas de gobierno. Va más allá. Es una disposición. Una intención de serle útil en algo. Es la grandeza del pequeño detalle: la basura en su lugar; la amabilidad en el autobús; el saludo en el ascensor y mil detalles más de simple convivencia medianamente civilizada.

La Sultana del Ávila. La Ciudad de los Techos Rojos. La Ciudad de la Eterna Primavera. Esa es Caracas, la sorprendente amalgama de seres humanos, vigas y cemento que ayer cumplió 441 años de existencia.

Fuente de las fotos: Viejas Fotos Actuales (viejasfotosactuales.org)... un extraordinario grupo de amantes de Caracas y de todo el país en general, quienes tienen en la memoria fotográfica un tesoro de altísimo valor.

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