El verbo disolvente

El canciller israelí ese es un ladrón, un malandro (...) un loco de esos de la extrema derecha, que ven un árabe y quieren matarlo viene y dice que por América Latina hay células terroristas de Hezbolá (...) que en la Guajira venezolana (noroeste, fronterizo con Colombia) hay células terroristas...

... Están preparando el terreno para, en cualquier momento, atacar el territorio venezolano, y me vería obligado a defenderme, no me quedaría de brazos cruzados (...) Es muy peligroso, esto quiero alertarlo..."

Por supuesto, esas palabras no podrían ser de otro personaje.

El presidente Hugo Chávez, en medio de una crisis sin precedentes tanto dentro como fuera del país, atiza el fuego de la relación entre él e Israel... porque debe quedarnos claro que la ruptura de Israel es con Hugo Chávez, no con los venezolanos.

La comunidad judía de Venezuela sigue produciendo y aportando en el país, aún cuando Chávez rompió relaciones con Israel a principios de año.

El mismo presidente desequilibrado dice que quieren atacar el territorio venezolano... para luego decir, en éxtasis de fusión patriótica que "se vería obligado a defenderse"... es decir, es a ÉL a quien van a atacar, no a Venezuela.

Eso es un paso más allá de la famosa sentencia «L'État, c'est moi» («El estado soy yo»), atribuida a Luis XIV de Francia, en un arrebato de absolutismo monárquico sin parangón. El desequilibrado presidente venezolano funde biología y política, cuerpo hinchado y patrioterismo barato.

Ojalá Israel se tome las cosas con calma y que comprendan que con un loco peligroso han topado. Y ojalá que al malandraje político venezolano no le de, como al jefazo, otro ataque de antisemitismo.

0 Comentarios para la Caja: