El verbo disolvente

P. ¿De verdad podemos fiarnos de Hugo Chávez?
R. No hay que fiarse de una personalidad o un líder político. Hay que generar una trama de intereses que sirva de garantía. Si no hay intereses sólidos, las relaciones pueden entrar en crisis. El colchón de la interdependencia es lo que permite amortiguarlas. Esta fórmula la hemos aplicado con Marruecos y también vale para Venezuela.

P. El PP califica a Chávez de dictador y Human Rights Watch denuncia el acoso a la oposición y a los medios de comunicación.
R. Cada uno puede calificar como quiera, pero es evidente que Chávez ha ganado las elecciones, y no una sino varias, y ha reconocido la derrota cuando ha perdido.
En Venezuela hay un sector de medios de comunicación muy crítico con Chávez. Creo que el nivel de libertad de expresión es satisfactorio.

P. Los casi 200 hispano-venezolanos que han visto ocupadas sus fincas han comprobado la falta de seguridad jurídica.
R. Me impresionó mucho la reunión que mantuve en Caracas con algunos de ellos y pude comprobar su grado de inquietud y angustia, pero tenemos que agradecer que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores de Venezuela nos propusiera crear una mesa de diálogo para examinar los expedientes...

P. ¿Se resolverá el problema?
R. Si no hubiera voluntad [de arreglo] no habría un calendario tan riguroso, con reuniones cada 15 días. El propio Chávez nos garantizó que hará lo posible por resolver todos los casos antes de fin de año, aunque es verdad que algunos son más claros y otros más dudosos. Lo que debe acabar es la incertidumbre.

P. ¿Aceptará la petición de que España represente a Venezuela ante Israel?
R. Hemos hecho una primera gestión con Israel y su reacción inicial ha sido positiva. Si asumimos esta responsabilidad, será importante atender los casos consulares y los intereses venezolanos, pero también trabajar para que se restablezcan las relaciones diplomáticas entre ambos países.

P. ¿También entre Venezuela y Colombia?
R. Vamos a hacer todo lo posible. La pasada tarde [por el jueves] hablé con el ministro [de Exteriores de Colombia, Jaime] Bermúdez. Le he informado de nuestras conversaciones en Venezuela. La semana próxima viaja [a Bogotá] la vicepresidenta [Fernández de la Vega]. Nuestro deseo es que los dos países reencuentren la vía del diálogo y la confianza. No es fácil, porque hay mucho resentimiento.

Esas palabras nada inocentes son parte de una entrevista hecha por el diario El País (España) al canciller español Miguel Ángel Moratinos.

La entrevista completa acá: http://bit.ly/GQxYD, donde se tocan otros temas aparte del venezolano.

Pero es lamentable que el canciller de un país "amigo" de Venezuela se manifieste más bien como amigo de Chávez o de lo que Chávez puede significar en términos de inversiones y facilidades para España.

Lamento mucho esto, pues demuestra lo que todos sabemos: la política internacional no es más que un gran mercado en el que los gobiernos buscan dónde surtirse y dónde vender lo que producen.

Moratinos ha dicho, con la cara bien lavada suponemos, que el nivel de libertad de expresión en Venezuela es satisfactorio.

No nos jodas Moratinos. ¡Qué vergüenza para su país! Sería interesante que los periodistas españoles pudieran preguntarle a Moratinos qué piensa de la medida de cierre de 34 emisoras de radio a los dos días de su visita.

¿Seguirá diciendo el señor Moratinos que en Venezuela el nivel de libertad de expresión es satisfactorio? ¿Qué pensará el Rey Juan Carlos?

Aunque no tiene que ver con esa entrevista, creo que una columna aparecida en el diario El Tiempo (Colombia) es lapidaria frente a la política de "hacerse el loco" que tiene el gobierno español frente a Venezuela. Recomiendo su lectura: http://bit.ly/25z4VV.

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