Cinturón de Orión

Así se llama, creo, la seguidilla de estrellas que se ven alineadas en el cielo. Esto es lo que dice una página especializada -al menos más especializada que yo-

Orión, llamada también el Cazador, es visible desde octubre a marzo en ambos hemisferios. Para la mayoría de los observadores, la constelación de Orión es sin dudas la más impresionante del firmamento. Con su gran cantidad de estrellas brillantes, y el grupo destacado que forman las tres estrellas del llamado “cinturón”, es fácil de encontrar en el cielo invernal.

Los observadores situados en el ecuador terrestre pueden ver la constelación en su paso por el cenit; las estrellas del cinturón tienen una declinación de alrededor de 0 grado. La posición de Orión está cercana al ecuador galáctico. Orión se encuentra lo suficientemente cerca de la Vía Láctea como para que resulte interesante verla incluso con binoculares o telescopios de baja potencia.

Fuente: astroyciencia.com
Esto va más allá, pues tiene sus ramificaciones mitológicas:

Orión, cazador de Beocia, era hijo de Poseidón y Euríale y el más bello de los hombres vivientes. Un día en Quíos se enamoró de Mérope, hija de Enopión, hijo de Dionisios; y Enopión prometió a Orión que le daría a Mérope en matrimonio si libraba a la isla de las peligrosas fieras que la infestaban; él se dedicó a ello y todas las noches llevaba las pieles a Mérope.

Pero cuando terminó su trabajo y la reclamó como esposa Enopión le dijo que circulaban rumores de que aún quedaban leones, osos y lobos en las montañas, negándose a darle su hija. La realidad era que él mismo estaba enamorado de ella.

Una noche Orión, disgustado, bebió un odre de vino de Enopión y se inflamó de tal modo que irrumpió en el dormitorio de Mérope y la obligó a acostarse con él.

Cuando llegó la aurora Enopión invocó a su padre Dionisios quien envió unos sátiros para que invitaran a Orión a beber más vino hasta quedar dormido; entonces Enopión le sacó los dos ojos y los arrojó a la orilla del mar.

Un oráculo anunció que el ciego recobraría la vista si viajaba hacia oriente y volvía la cuenca de los ojos hacia Helios en el punto en que se eleva del océano.

Inmediatamente Orión remó mar adentro, y siguiendo el ruido de un martillo de un cíclope llegó a Lemnos. Allí entró en la fragua de Hefestos, se apoderó de un aprendiz llamado Cedalión y se lo llevó a hombros como guía. Cedalión condujo a Orión por tierra y mar hasta llegar a la parte más lejana del océano, donde Eos se enamoró de Orión y su hermano Helios le devolvió la vista. Orión, en compañía de Eos, volvió para vengarse de Enopión, pero no pudo encontrarlo por ninguna parte de Quíos porque se ocultó en una cámara subterránea que le había construido Hefestos.

Entonces creyó que habría huido a Creta para buscar la protección de su abuelo Minos, y embarcó para Creta donde encontró a Ártemis quien compartía con él la afición a la caza, y no tardó en convencerle para que olvidase su venganza y saliese a cazar con ella. Apolo sabía que Orión no había rechazado la invitación de Eos de acostarse con ella en la isla de Delos (Aurora se ruboriza todavía a diario recordando eso) y, además, se jactaba de que liberaría a la Tierra de fieras y monstruos.

Temiendo que su hermana Ártemis fuese tan enamoradiza como Eos, Apolo convenció a la Madre Tierra, Geos, que repitiese chismosamente la jactancia de Orión con lo que consiguió que un escorpión monstruoso lo persiguiera. Orión atacó primero con flechas y luego con su espada, pero viendo que su coraza resistía cualquier arma se lanzó al mar y nadó hacia Delos, donde esperaba que Eos le protegiera.

Entonces Apolo fue a ver a Ártemis y le dijo: - ¿Ves ese objeto negro que se mueve en el mar cerca de Ortigia? Es la cabeza de un malvado llamado Candaor que acaba de seducir a Opis, una de tus sacerdotisas hiperbóreas. Te desafío a que le atravieses con una flecha. Candaor era el apodo beocio de Orión, pero Ártemis no lo sabía. Apuntó cuidadosamente y disparó, y al ir a cobrar su presa se encontró que había traspasado la cabeza de Orión. Con gran pesar suplicó a Asclepio, hijo de Apolo, que lo resucitara, y este consintió, pero antes de que pudiera realizar la tarea lo mató un rayo de Zeus; entonces Ártemis puso la imagen de Orión entre las estrellas perseguido eternamente por el escorpión.

Ojalá esté hablando de las mismas estrellas que vi hace un rato. Si no, no importa. La historia desde la mitología vale la pena leerla.

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