Buenos Aires (3)

Las veces que he estado fuera de Venezuela me he tropezado con el mismo fenómeno: desde taxistas, pasando por quienes atienden en los hoteles, pasando por vendedores de tiendas, es decir, prácticamente cualquier persona, muestra alguna reacción cuando se enteran que soy venezolano.

Argentina no es la excepción. En Buenos Aires, todos los días tuve que conversar con alguien acerca de los acontecimientos políticos del país. A todos les da curiosidad, algunos preguntan y otros pocos se apasionan.


- Y, ¿de dónde sos?
- Vengo de Venezuela... Caracas, específicam...
- Ahhh... Venezuela... je... ¿y qué tal por allá?
- Bueno, bien... usted sabe... con las complicaciones que hay en todos lados...
- Y sí... pero ustedes están bien jodidos, ¿no?... con ese gorila que tenés allá... es una lástima... un país tan rico, con petróleo y esos políticos de mierda... ¿y vos? ¿sos seguidor del presidente ese?
- La verdad es que no me gusta, creo que le ha hecho mucho daño a mi paí...
- Y se mete en todos lados, viste? Acá ha venido a hablar mal de otros... es una vergüenza! ¿y qué hacés por acá?
- Ah bueno, estoy de vacaciones... me encanta Buenos Air...
- ¿Te encanta Buenos Aires? je!... está hecha una mierda la ciudad, pero hay buena onda, mujeres bellas... aunque ustedes también dicen que tienen mujeres bellas...
- Las más bellas, señor


Infinidad de conversaciones siguieron más o menos el mismo patrón. La sorpresa de saber que soy venezolano, el gesto que iba entre el sarcasmo y la compasión (como quien ha vivido ya estas situaciones y sabe lo que nos espera), y el destape chavista o antichavista.

Por supuesto, la primera pregunta iba dirigida a saber si yo era o no chavista. Incluso me topé con algún taxista que era fanático del comandante.

- A mí me parece que es bueno, que le dice sus tres cosas al Bush ese, me cago de la risa cuando lo oigo hablar del imperio... es que alguien tiene que decirle las cosas como son...
- Puede ser, pero usted sabía que Venezuela vive del petróleo que le vendemos a Estados Unidos? que el imperio es quien financia la famosa revolución?
- Pero sí... y vos creés que cuando la guerra fría los rusos y los americanos no hacían negocios?? se iban a matar pero tenían su comercio... y... así es la historia...
Touché... me acordé que Mafalda decía lo mismo, aunque nunca pude constatar si era cierto o no. Tal vez él también lo aprendió de Mafalda.

Finalmente, me dí cuenta que somos una curiosidad para los demás, somos el experimento fallido que nadie quiere vivir, y que esta experiencia de una década en los brazos de la anarquía chavista, nos costará mucho tiempo y energía quitárnosla de encima. Como si fuese el peor de los pegostes, o la alergia que nos carcome el organismo por dentro y por fuera.

Supongo que algunos argentinos sentirán escalofríos cada vez que piensan que la locura populista que hace 60 años desfiguró el rostro de su país (para entonces el más desarrollado de la América Latina), está tan cerca, tan llena de préstamos y dólares en valijas.

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