Bolivia, de nuevo

Para nadie es un secreto la profundidad de la crisis boliviana. Crisis vieja, ancestral, histórica, de la que apenas se vive un episodio adicional, que no el último ni el más complejo de la trama.

Bolivia está, afrontémoslo, en el preámbulo de una guerra civil, convocada por algunos y rechazada por la mayoría. Nunca olvidaré la impresión que tuvo en mi ánimo, recien llegado a La Paz, leer en alguna pared extraviada de la ciudad un graffitti que decía: "Guerra Civil Ya". Tenía que verlo todos los días y en algún otro muro llegué a leer frases similares.

Esas paredes probablemente expresaban el deseo de uno en doce millones. Puede ser. Pero su persistencia en el tiempo me decía que tal vez era el deseo de algunos que no se atrevían a expresarlo. Pero en fin.

En buena hora, los países de la América del Sur reunidos en esa entidad llamada UNASUR, se han unido alrededor de la democracia y legalidad de Bolivia -básicamente contra la violencia-. Le han dado un apoyo irrestricto al gobierno de Evo Morales... aunque sin atender la otra cara de la moneda, lo cual puede ser a mediano plazo cuchillo para la garganta de todos nuestros países.

Pero apenas retornó a Bolivia el asustadizo Evo Morales, se ordenó y ejecutó la captura del prefecto de Pando, a manos de los militares acantonados en la ciudad de Cobija, capital de Pando, acusado de genocidio.

Por si fuera poco, Estados Unidos sugiere a sus ciudadanos la salida de Bolivia y facilita vuelos, mientras que American Airlines suspende sus operaciones en ese país.

El ejército que tomó Pando, hace apenas 48 retomó a plomo limpio el aeropuerto de Cobija, con un saldo de varios muertos y heridos. Las imágenes que vienen a continuación son bastante fuertes, así que hay que verlas con las precauciones del caso.



Ojalá que el estruendo de esas ametralladoras no calle las iniciativas de paz que apenas comienzan a brotar. Pero la paz es frágil, extremadamente frágil.

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