Mañana, 17 de septiembre comienza un nuevo año escolar en nuestro país. Un año que marcará cambios, al parecer tanto fundamentales como desconocidos, en el sistema escolar venezolano.
Ya los revolucionarios no disimulan su empeño adoctrinador, su vocación pedagógica bolivariana y su apego rojo rojito a los valores socialistas que deben ser inculcados. Bajo la sombra del árbol de las tres raíces, la pedagogía venezolana se fundamentará en el ideario de Simón Bolívar; Simón Rodríguez y ¡Ezequiel Zamora! Cosas de la revolución, la espaguetada pedagógica que se nos viene.
Además de los cambios que vienen, que nadie conoce con precisión, a partir del lunes 24 de este mes cambiará la hora oficial de Venezuela: "seremos" media hora más tarde. Nos despertaremos con un poquito más de sol y oscurecerá un poquito antes. No habrá cambios metabólicos, ni dormiremos más. Sólo se la pondremos más difícil a quienes quieran saber la hora de Venezuela fuera de nuestras fronteras. Es todo.
Pero bueno, al margen de las maniobras políticas y de las movidas doctrinarias, el comienzo de un nuevo año escolar es siempre interesante.
Recuerdo con mucha precisión cómo eran los días previos al inicio de clases. No me motivaba mucho el cuento del reencuentro con los amigos o el conocer otros nuevos. Lo único que me emocionaba un poquito era la compra de los libros y cuadernos del año. Me gustaba darle un vistazo adelantado a los libros, para ver qué cosas nuevas tenían. También le daba un vistazo a los libros de mi hermana, 3 años adelante.
Recuerdo que me molestaba cuando, a mediados de agosto (en la mitad de MIS vacaciones), comenzaba el bombardeo publicitario de la temporada de "regreso a clases": que si El Fortín, que si Calzados Lucas; que si Maxy´s o Sears en su momento, que si Central Madeirense; Cada y quién sabe cuántas tiendas o marcas más. Nunca entendía, desde mi lógica estudiantil, que nos amargaran la mitad de las vacaciones. Y años tras año era lo mismo.
Aunque la verdad, desde el punto de vista de los negocios, es obvio que se empiece desde temprano una temporada: Día de las Madres, del Padre, Navidad... la Navidad comienza en octubre y desde ya las marcas y agencias de publicidad tienen sus planes listos para esa época. Sin embargo, siempre recuerdo (y mi mamá también lo recuerda) cómo me amargaba un poco toda esa situación del regreso a clases.
Mafalda retrata muy bien esta situación en la primera de estas viñetas referidas a las clases:
¡Mañana comienzan las clases! ¡Uniformes nuevos y más tráfico en las calles!
4 Comentarios para la Caja:
Cuando era niña me encantaba el olor de los útiles nuevos, llevarlos forraditos, con sus etiquetas... Las témperas, los creyones (de cera y de madera), la pega "Elefante", el sacapuntas con depósito, los lápices Mongol, la cartuchera con cierre, la tijera punta roma, el papel lustrillo, el papel de seda, la borra "Nata", la luncherita con su termo, el bulto... Ufffff, todo esas cosas que forman parte de nuestra vida y que marcaban el inicio de un nuevo momento!
Claro, cuando llegaba diciembre todo eso estaba vuelto un desastre. Nunca fui la niña cuidadosa con sus cosas, todo lo prestaba, todo lo perdía... Mi hermana, en cambio, era el extremo! Sus cosas siempre estaban cuidadas... Jeje, yo en un año cambiaba 5 veces de cartuchera (porque "algo" le pasaba), y Vero podía llevar 3 años la misma. ¿Astucia?
Bueh... ¡Feliz Regreso a Clases!
Un beso!!!
Linda Janecita.-
Jejeje... cierto, me hiciste recordar de otros detalles que había olvidado. ¿Los creyones no eran Prismacolor? ¡La caja transparente de plástico o la caja de cartón con 64 colores eran lo máximo!
Me acordé también cuando empezaron a ponerse de moda los sacapuntas con dépositos. En mi casa nos compraron unos con el depósito en forma de lata de refresco. Teníamos uno verde (7 Up?) y uno de Pepsi.
Y los "bultos", luego bolsos y finalmente morrales jejeje... claro, nada como todas las posibilidades que tienen hoy los niños para escoger.
¡Gracias por hacerme recordar estas otras cosas!
Muchos Besitos!
Síiii... Esos eran los colores!!! Máaaaaas finos... La caja tenía (o tiene) como dos niveles... Yo ponía los que estaban más gastados arriba para que se vieran más grandes.
Recuerdo que los sacapuntas de lata de refresco estaban fuera de moda en mis tiempos (jajajajajaja). Nosotras (Vero y yo), usamos unos en forma de corazón con unas pepitas... Ella rosado, yo azul (ella escogió primero).
También la infaltable regla de 30 centímetros, y más adelante el juego de escuadras... el cual NUNCA usé, NUNCA entendí... Pero lo llevaba todos los años, en su respectivo estuche.
No nos dejaban escribir con portaminas, sino con lápiz (monjas locas), recuerdo que la primera vez que pude hacer un examen con portamina (en 5to año; y porque fue a "cuidarnos" el examen una suplente), la emoción era tal que no me pude concentrar...
Algo que cuando era pequeña nunca entendí es que el Colegio pedía que todos los útiles estuvieran identificados con las iniciales del alumno... Los míos decían: "YL". Eso me causaba un estrés inmenso... Siempre me ha molestado, SIEMPRE, que escriban MI nombre de forma incorrecta... Me choca eso de: "nombres propios no tienen errores ortográficos", me parece aburdo y en mi caso no aplica. El punto es que conmigo estudió siempre una tal Yanira Salazar, cuya madre era amiga de mi mamá... ellas (mi mamá convencida de que mi nombre iba con "Y" -vaya esperanza-), acordaron VOLAR de mi last name el apellido de mi papá (a los efectos de identificación de los útiles, claro)... y entonces Janet Simón Lorenzo, era "YL"; una vez le comenté al psicólogo del Colegio que no sentía esos útiles míos (a raíz de una trifulca colectiva en la que volaron los útiles de casi todos)... Llamaron a mi mamá y la regañaron!!! Desde entonces JAMÁS se olvidan de la J... de mi J que amo y adoro... (AMO mi nombre, me encanta).
Bueh... en fin, me pongo a trabajar.
Un beso,
Janet.-
J´aime Janet! (con Jota) :-)
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