CATORCE

Mi primer día de trabajo en una agencia de publicidad ocurrió hace exactamente 14 años. Un 20 de septiembre de 1993 (pocos meses antes de las elecciones que llevaron a Rafael Caldera a la Presidencia y pocos meses antes de la catástrofe del sistema financiero venezolano).

Catorce años después, me alegra decir que este camino profesional me ha llenado de muchísimas satisfacciones y, como no, de algunas decepciones. He podido conocer muchísimas personas; de quienes he aprendido tanto lo bueno como lo malo de la profesión (y de la vida en general). He conocido personas increíbles, algunas de las cuales forman parte de mi vida; y claro que he conocido a quienes bien podría considerarse la degradación de la especie humana. Como en toda profesión, como en todo lugar donde hay personas.

La publicidad me ha enseñado a balancear lo superficial con lo profundo. Lo sublime y lo ridículo. Lo bueno y bonito con lo malo y feo. Un enfoque de la vida interesante, a ratos agobiante y casi siempre fascinante.


Dos lecciones que me quedan y las únicas que soy capaz de transmitir a quienes quieran escucharme:

La primera, que en este mundo, como en cualquier cosa que uno haga, HAY QUE SER GENTE. Hay que portarse como un ser humano. Nunca faltará quien quiera sacarlo a uno del juego quien quiera lucirse a costillas de alguien más. Ese es el "pan nuestro" y hay que aprender a manejarlo. Pero también siempre habrá personas buenas.

La segunda, que siempre hay que estar dispuesto a APRENDER MÁS, que de todos se puede aprender algo (incluso de su ignorancia); y que parte importante de la sabiduría es la humildad de escuchar y aprender.

¡Catorce años!... ¡quién lo diría! ... Ese lunes 20 de septiembre de 1993 no imaginé hasta dónde iba a llegar. Y en medio de mi celebración interna, le doy gracias a Dios por todo.

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