La (i)lógica de la economía nacional

Para nadie en Venezuela es un secreto que las cosas van mal. Sea por conocimiento de causa o simple intuición, todos entendemos que estamos en un período especialmente crítico para el país.

No importa en cuál orilla del río esté usted. Bien sea en la orilla chavista o en la otra, el resultado es el mismo. No importa a quién le echemos la culpa. Si al gobierno, si a los ricos, si al imperio, si al capitalismo... la vivencia es la misma, estamos en crisis.

Sin embargo, lo patético es cómo se enfrenta la crisis desde la orilla del gobierno.

La práctica N.E.C.I.A. (nacionalizar, estatizar, confiscar, invadir, arrebatar) pudo tener un sentido de política de Estado cuando se trataba de rubros básicos según la óptica militarista que nos gobierna: petróleo, hierro, telecomunicaciones y hasta la electricidad.

Pero hasta ahí. Lo que ha seguido, el amedrentamiento y amenaza constante a varios sectores de la economía nacional, el avance con tropas -o decretos- de asalto a algunas empresas o sectores privados marcan una línea divisoria que cualquier analista desprevenido debería advertir.

Ante la inminente "quiebra" de PDVSA, el gobierno decidió tomar algunas decisiones. Una inminente quiebra, en términos fáciles de entender, significaría que PDVSA no podrá: pagar los sueldos/ salarios; pagar pasivos laborales; invertir en nueva infraestructura; mantener infraestructura actual y honrar compromisos con sus proveedores y "tercerizados".

Significa reducciones de personal para aliviar las cargas presupuestarias; cero inversión en infraestructura y reducción de pagos a proveedores y terceros. Solamente estos últimos son los que pueden poner en "tres y dos" a la empresa: bien sea por la paralización de sus servicios a PDVSA, bien sea por la vía judicial para exigir sus pagos.

Aquí es donde el gobierno mete la mano: en nombre de la manoseada "soberanía nacional" se hace una Ley que ordena la nacionalización de todo lo que está alrededor de PDVSA. Proveedores y tercerizados pasan a manos del Estado. Con lo que asume el Estado, torpemente, que se acaba la deuda que se tenía con ellos.

Igual (i)lógica se aplica para la Electricidad de Caracas, empresa que registra pérdidas, que según el gobierno no afectan nada. Que eso es mentira, dicen.

El gobierno quiere hacerse propietario de todo para no deberle a nadie, para que nadie proteste, para que nadie se queje. A los trabajadores de la CANTV (empresa de telecomunicaciones) se les impuso un contrato desde el gobierno, sin consulta de ningún tipo. Igualmente harán con los trabajadores petroleros.

Veámoslo de esta manera:

En una familia, los malos manejos administrativos del padre hicieron necesario que pidiera dinero o bienes a sus familiares, mientras con sus ingresos se permite viajar donde sus amigotes a montar fiestas y financiar a los "compadres" que están pelando. El padre le debe dinero a la esposa, a los hijos, a los hermanos, cuñados y hasta a la suegra.

Este padre de familia es el típico que no pide garantías por dinero financiado a los compadres, que anota esas deudas en una "panela de hielo".

Pero en su casa, empiezan a ver las dificultades económicas. Los hijos empiezan a protestar por la reducción de la "mesada", cuando no su ausencia. La esposa se amotina y amenaza con el divorcio pues ya ni para comer hay, mientras el poco dinero se pierde en parrilladas y cervezadas con los panas. Los cuñados y la suegra empiezan a "conspirar", hablando mal del padre y haciéndole quedar en ridículo en cualquier ocasión que se les presenta.

En vista de la situación, al verse acorralado ante los acontecimientos, el padre decide armarse de valor -o de lo que tenga a mano- y decide imponer "la ley del más fuerte". Los reúne a todos en la casa y los amenaza con dejarlos a todos en la calle si se siguen poniendo "cómicos", si siguen pidiéndole que pague sus deudas dentro de casa. Ante la amenaza, las protestas se repliegan, los ánimos se calman, aunque quedan enturbiados.


La tensa calma reina. El padre cree que dominó la situación, que ya no debe nada a nadie y que nadie tiene el suficiente poder para reclamar.

Hasta que un día, la familia en pleno también se arma de valor, y entendiendo que tienen la razón -y la ley- de su lado, se amotina y "expulsa" del cargo de la casa al padre, mientras exige con abogados la devolución inmediata del dinero que disfrutaron los compadres sin ninguna garantía.


¿Qué clase de lógica es esa? La lógica del acorralado que se cree dueño del mundo, que no hace acuerdos con nadie, que se emborrachó de poder y de cualquier otra cosa y que se niega a ver las cosas como son.

La práctica NECIA sólo sirve para correr la arruga y aumentar el malestar preexistente en todos los ámbitos afectados.

Así estamos.

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