Demasiado fuertes, demasiado débiles (2)

Hace algunos días escribía acerca de la necesidad imperiosa del gobierno de mostrarse fuerte y débil al mismo tiempo frente a sus "enemigos" declarados (http://bit.ly/1328Ve).

Así, se entiende que el gobierno decida jugar el rol de APLASTADOR mientras se vende como aplastado.

Chávez es víctima de un magnicidio imaginario en El Salvador (demasiado débil) pero acusa a diestra y siniestra usando los poderes del Estado para tal fin (demasiado fuerte). Chávez acusa al gobernador del Táchira de estar aliado con paramilitares colombianos para conspirar (demasiado débil) y por distintos medios se amenaza con echarlo de la gobernación (demasiado fuerte).

Igual pasa, claro, con su fantasma favorito: Globovisión. El canal de TV es acusado de todos los delitos imaginados: evasor de impuestos; conspiradores; golpistas; instigadores de magnicidios; enajenadores de la salud mental de los venezolanos; alteradores del orden público; burlones de la majestad presidencial; obstructores de la justicia y cualquier vaina que pase por la mente de estos funcionarios gubernamentales neoinquisidores.

Por eso, el gobierno les aprieta el pescuezo de todas las maneras posibles. En principio se le impuso una multa a Globovisión de 5 millones de bolívares fuertes (alrededor de $ 2.325.000). A través de una campaña organizada por múltiples sectores de la sociedad se recabó prácticamente la suma de la multa gracias al aporte de los ciudadanos. Pero hoy, sorpresivamente, fue duplicado el monto de la multa.

Es como si le dijeran: "Ah sí? ya tienes el dinero? pues jódete, ahora es el doble!!!" . Y así será ad infinitum.

Es el discurso del resentimiento.

También, CONATEL abrió otro procedimiento administrativo contra el canal y una de las abogados de Globovisión fue imputada por "obstrucción de la justicia", por intentar impedir la entrada de personas no autorizadas mientras se hacía el allanamiento a la casa del presidente del canal. En esos procedimientos hay una cantidad de personas estipulada para presenciar el allanamiento, pero los funcionarios gubernamentales se saltaron la norma, como fue público y notorio.

En fin, el discurso es el de "ellos son demasiado poderosos, demasiado fuertes y nos quieren dañar a nosotros que somos pobrecitos y sólo tenemos amor para dar", mientras se les aplasta sin ninguna misericordia.

Cosas de locos. Cosas de fascismo, como bien lo definió Umberto Eco.

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