Fatalidades y cursilerías

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El accidente aéreo ocurrido el día jueves en el estado Mérida, en el que murieron 46 personas, nos ha impactado a todos.

Siempre estas noticias son malas. Y según entiendo, noticias de accidentes aéreos hemos tenido once (¡11!) en lo que va de año en nuestro país. Aventurar hipótesis es malo, pero peor es esperar el próximo accidente para tomar alguna acción.

Por esas casualidades de la vida, de esas que pueden ser espeluznantes, que pueden ser un aviso o apenas un llamado de atención en la vida, el día anterior me había montado en un avión con cuatro compañeros de trabajo. El martes en la noche, de Maiquetía a Barquisimeto, y el miércoles en la noche, de Barquisimeto a Maiquetía.

En esos viajes, así como en otros recientes en la misma ruta pero en diferentes aerolíneas, advertí el deterioro de los aviones. Ahora bien, es cierto que el pasajero apenas puede darse cuenta del deterioro de asientos, baños, espacios para maletas, equipos de emergencia... pero el deterioro peligroso está en los equipos, motores, hélices, tren de aterrizaje y demás artilugios de las aeronaves; es decir, en todo aquello que no podemos ver ni revisar.

Con vergüenza, recordé que en Ecuador, país al que lamentablemente una buena parte de los venezolanos ve con cierto desprecio (digo lamentablemente, porque tres años de mi vida los pasé en Quito y comprobé lo diferente que es nuestra percepción a la realidad de ese país), el negocio aéreo "doméstico" -nacional- está bien desarrollado. El puente aéreo entre Quito y Guayaquil, la alta demanda de los viajeros y la creciente modernización del país, han obligado a las principales líneas aéreas (TAME; AeroGal y recientemente VIP) a actualizarse, lo cual incluye aviones nuevos y más seguros.

Lamentablemente, algunos de los aviones de nuestras líneas aéreas nacionales, no cumplen requerimientos mínimos de seguridad. Y eso no es noticia. La noticia, por desgracia, son las muertes de las cuarenta y seis personas.

Paz a las almas de las personas fallecidas y resignación a los familiares y amigos.

II

Mientras el país pasaba el trago amargo de la noticia, al presidente Chávez no se le ocurrió otra cosa que hacer una cadena nacional de varias horas, para responder a un titular de prensa del matutino Últimas Noticias.

A la tragedia aérea le dedicó apenas un par de minutos. A las glorias de su sistema de salud, le dedicó el resto del tiempo. A Chávez lo sacudió un titular que decía: "Salud en coma por falta de real".

Volvió con el estribillo de la guerra mediática, o como también la llaman, de "cuarta generación", con los ataques a los dueños del medio ("oligarcas"), al director Eleazar Díaz Rangel (probado chavista), y al diario en general, al cual volvió a llamar "Últimas Mentiras". Como siempre, tratando de hacerse el gracioso y tratando de darle giros al lenguaje para causar impacto. Tanto fue el asunto, que Últimas Noticias decidió al día siguiente darle la portada al presidente y su respuesta.

Se hizo el gracioso también con el "cantante ese, creo que es español... no se cómo se llama", Alejandro Sanz y a Fito Páez, a quienes invitó a cantar y decir lo que quieran en Miraflores ("señor Alejandro Sanz, venga a cantar a Miraflores, si quiere le presto la Plaza Bicentenaria para que venga a cantar")... como si esa vaina fuese suya y sólo él decide a quien le "empresta" o no la Plaza.

Para rematar ese tema, a propósito de los apoyos varios recibidos por el cantante Sanz, el ministro del poder popular para la "curtura", Francisco Sesto, conocido por sus panas como Farruco, escribió una carta abierta al cantante Joan Manuel Serrat. Pues bien, la carta es un canto a la cursilería y a la jalada masiva de testículos presidenciales con la pretensión de explicar que el gobierno en jamás de los jamases censuró, censura o censuraría a Alejandro Sanz. Que él está equivocado. Que el gobierno de Chávez es lo más abierto a la cultura que existe.

Transcribo la carta y, en negritas (no hay forma de llamarlas letras afrodescendientes), los raptos de cursilería, y por qué no, de "mariconería soft", que deja deslizar el ministro. ¡Ay barquilla!


Caracas, 20 de Febrero de 2008.

Querido amigo:

Permíteme que te llame de esa manera porque de verdad lo eres, aunque no lo sepas. Tus canciones, la imagen de tu sencillez y tranquilidad de espíritu, así como la referencia del compromiso tuyo con una visión incluyente del mundo, han sido algo importante en mi vida, como lo ha sido en la vida de muchas personas que me rodean.

Además somos, por así decirlo, de la misma camada. Pues yo nací en octubre y tú en diciembre de 1943. Viejos camaradas a distancia, uno de ellos sin conocer al otro, en una relación asimétrica.

La primera noticia tuya la tuve, creo, a mediados de los sesenta, a través de un disco de 45 revoluciones con canciones en catalán. Me acuerdo todavía de Les Sabates: "Quanta gent que passa amb l'ull sorrut!..Quanta gent l'esperança ha perdut!.". Y luego te fui siguiendo a lo largo de estos cuarenta y tantos años, comprando casi todos los discos que sacabas y asistiendo a tus conciertos. El último fue el que nos ofreciste en Caracas en noviembre pasado, junto a ese otro gran amigo y camarada (aunque él tampoco lo sepa) que se llama Joaquín Sabina. Acudí como un espectador más, entremezclado entre el público al que pertenezco. Aún siendo ministro del poder popular para la cultura, no hice ningún esfuerzo por saludarte ni por hacerme notar. Tampoco estuve en los lugares preferenciales. En ese momento yo era únicamente un espectador agradecido por el hermoso regalo que nos estaban dando Serrat y Sabina. Y lo cierto es que lo disfruté bastante.

Hoy, sin embargo, una piedrecita se me metió en el zapato causándome una molestia que me impulsó a escribir esta carta. Acabo de leer una noticia en un periódico caraqueño con fecha 14 de febrero, en la que se comenta que entre los firmantes de la carta de solidaridad con Alejandro Sanz, aparecen tu nombre y el de Joaquín Sabina.

No me incomoda ni puedo criticar, ciertamente, la solidaridad entre colegas. Es natural y comprensible. Lo que me preocupa es que puedas haber firmado esa carta a la luz (o a la sombra) de la campaña mediática nacional e internacional que, desde hace años, se ha desatado contra nosotros, pueblo y gobierno de Venezuela.

Yo quiero explicarte bien este caso. Por un lado, para que conozcas la verdad. Y por el otro para poder seguir disfrutando de tus canciones sin sentir un mal sabor, una amargura, en el alma. Es por mí, por quien lo hago. Perdóname esa. Lo primero que debes saber es que el incidente Sanz se produce en un momento en el cuál el Poliedro de Caracas acababa de cambiar de manos. Hasta entonces el Poliedro era una fundación adscrita al Ministerio de la Cultura y en esos días, se había concretado su adscripción al Ministerio de Educación Superior. De manera tal que todo en el Poliedro estaba en revisión profunda para adecuarlo a unas nuevas funciones, analizándose desde su razón de ser, hasta la propia organización gerencial. Ese es un dato importante del asunto.

Fue en esos días cuando, ante la solicitud de una determinada compañía productora de espectáculos, la nueva autoridad decide no darle el visto bueno a la presentación de Alejandro Sanz en el Poliedro.

Debe quedar claro que en ningún momento se censuró su presentación, ni se le impidió presentarse en otro lugar ni, mucho menos, se le negó la entrada a Venezuela. Ningún tipo de prohibiciones. Sólo dificultades para usar un espacio, el Poliedro. A partir de allí comenzó el tsunami mediático a tergiversar las cosas. A mentir descaradamente, como es su costumbre. Pero eso no es nada para nosotros. Lo vivimos todos los días. El caso es que muy pocas semanas después se superó el incidente y se autorizó la presentación de Alejandro Sanz en el Poliedro de Caracas. Eso es historia documentada.

Pero, en un cierto momento, habiéndose comenzado incluso a vender las entradas, al cantante ya no le pareció interesante o conveniente venir a Venezuela. Desconozco las razones por las que no quiso actuar aquí. Comenzó entonces a improvisar excusas. Dijo que ninguno de los grandes hoteles de Caracas quería darle alojamiento, cosa que de inmediato fue desmentida públicamente por el Meliá Caracas, el Embassy Suites, el Tamanaco y el Eurobuilding. Poco después salió en televisión con una camiseta en inglés insultando soezmente al Presidente Chávez. Y desde este lado para no quedar en desventaja, la Cámara Municipal del Municipio Libertador declaró a Alejandro Sanz persona no grata. Bueno, la vida es así. Donde las dan, las toman.

Y luego, como en un coro bien dirigido, comenzaron a aparecer en todo el mundo las voces contra la censura en Venezuela, involucrando en la crítica al propio Presidente Chávez que, me consta, no tenía arte ni parte. Hoy mismo salen dos entrevistas a Fito Páez, en su paso por Caracas. En El Nacional dice: "Chávez no tolera la disidencia, es intolerante. Uno tiene derecho a pensar, hacer y decir lo que quiera, mientras eso no afecte a los demás". En El Universal declara: "Chávez debería meterse con gente más pesada, como yo".

Bueno, la verdad, Joan Manuel, es que ni Chávez ni nadie aquí se mete con los intelectuales, ni con los artistas ni con ninguna persona en particular por sus ideas o sus creaciones. Yo no estoy seguro de poder calificar a Venezuela como el país más libre del mundo, pero de lo que, sí, estoy seguro, es que éste es un país tan libre como cualquiera pueda serlo. Y desde luego mucho más, por ejemplo, que los EEUU o que la propia España, donde a cada rato, y tú lo sabes, se cierra o se multa un periódico, se prohíbe un partido o se enjuicia a unos muchachos por quemar una fotografía en público.

Yo puedo jurar y juro, como Ministro del Poder Popular para la Cultura y como ciudadano, que en nuestro país la libertad de creación, de opinión y de información es absoluta, sin otro límite que el de las propias leyes. No conozco aquí, en esta época, ningún ejemplo de censura por parte del Gobierno. Esto es un hecho que cualquier visitante o, incluso, cualquier usuario de internet que no crea en chismes y vaya a las fuentes, puede constatar. Basta con leer los periódicos (para muestra las entrevistas de hoy a Fito Páez, el peso pesado) o sentarse por unos minutos ante un canal de TV tan venenoso como Globovisión.

Y por último ¿sabes una cosa?: si algún funcionario público pudiera cometer un error de ese tipo en algún momento, esa persona no sería precisamente el Presidente Chávez. Nunca él. No va con su naturaleza. A Hugo Chávez, como persona y como político, le gusta jugar limpio y ganar en buena lid. Es fuerte en la batalla de las ideas, sin otorgar concesiones innecesarias a la retórica académica o cortesana, pero dentro de la confrontación no hace trampa, no mueve las fichas, no compra al árbitro, no le amarra las manos ni la boca a nadie. Lo digo con propiedad, porque lo conozco, creo, bastante bien. Y este es otro dato del asunto.

De modo que así están las cosas.

Yo me saqué una piedrecita del zapato escribiendo esta carta y, si no hay novedad, podré seguir escuchando tus discos, queriéndote y admirándote, como siempre lo he hecho. Y lo mismo con Joaquín Sabina.

Vaya un saludo cariñoso para los dos.

Farruco Sesto



Bueno, ojalá no tenga más "piedrecitas" guardadas por ahí el cursi ministro de la "curtura".

País bizarro -y anestesiado-

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Los problemas técnicos aún no se han resuelto, a pesar de que hoy puedo escribir. Por suerte, la misma tecnología, causante de estos problemas, ofrece múltiples posibilidades por las cuales optar para lograr la comunicación.

Todos estos días que no he podido entrar al blog han hecho que tenga una acumulación de temas en mi cabeza sobre los cuales comentar. Algo así como cuando uno va metiendo peroles en un armario o gaveta, hasta que llega el momento que da miedo abrirlo porque todo se viene encima. Símiles de desordenados.

Este país está anestesiado. Más allá, todos estamos anestesiados. La sobreabundancia de estímulos puede provocar ese efecto de anestesiamiento, así como también puede generar confusión o, en casos extremos, síntomas epilépticos (como aquel cuento proveniente de Japón de hace unos diez años, de unos 700 chamos que tuvieron ataques epilépticos viendo un capítulo de Pokemon). Pero en nuestro caso, ni siquiera tenemos ataques epilépticos... bueno, tal vez me equivoque: en algunos momentos he pensado que fechas como el 27 de febrero de 1989 o el 11 de abril de 2002 son especies de "ataques epilépticos" que se producen en nuestra sociedad. Con el perdón de quienes padecen la condición, claro está.

Los hechos se suceden uno tras otro. En cascada. O en caída libre más bien. Tanto, que ya es imposible delimitar cuándo arrancó toda la saga de acontecimientos políticos que hoy se nos atragantan.

Cuando el Rey Juan Carlos mandó a callar a Chávez, parece que también le hubiese echado una maldición. Logró lo que nadie antes había logrado: encarnar el sentimiento de millones, dentro y fuera de Venezuela, de mandar a cerrarle la boca al hablador de paja número uno del continente, manteniendo además una postura de dignidad difícil de encontrar entre tanto insulto y tanta bajeza. Ese fue su punto de quiebre. A partir de allí, las cosas no salen bien.

El otro papelón en Arabia Saudita, cuando pretendía que la OPEP definiera como línea que el petróleo es un arma política (cosa que hace Chávez desde hace tiempo); la reunión fallida con Nicolás Sarkozy, a propósito de las pruebas de vida de Ingrid Betancourt; las vergonzosas declaraciones post-referendum; el show fallido de la selva; la intromisión descarada de Piedad Córdova y Daniel Ortega (sus únicos puentes con el mundo); el papelón universal del 31 de diciembre, cuando el presidente Uribe pone al descubierto la trama del niño secuestrado por las FARC y la respuesta de Chávez el mismo 31 en la noche; la liberación de las rejuvenecidas secuestradas, que parecían haber llegado del Spa de las FARC; el apoyo abierto de Rodríguez Chacín y de Chávez a las FARC y al ELN; la petición -casi orden- al mundo para que no sigan llamando "terroristas" a los muchachones; el descaro de decir que limitamos con las FARC y no con Colombia; la confesión del consumo de hojas de coca y la posterior masticada en vivo; la defensa velada del narcotráfico; el regaño indignante a los funcionarios gubernamentales, entre ellos su papá; las decisiones judiciales internacionales en el affaire Exxon -Mobil vs. PDVSA; el llamado a guerra contra el imperio; lo terrible de que sea Rafael Ramírez el "vocero" anti-imperialista; la expulsión del SENIAT de Vielma Mora; la "subida de lote" del hermano Cabello; la acusación de corrupción de Luis Tascón contra José David Cabello; la recontraacusación de Diosdado Cabello contra Tascón (agente del imperialismo); la recontraexpulsión de Luis Tascón de las filas del PSUV (récord Guinness por haber sido expulsado dos veces de un partido... que aún no empieza a funcionar); las groseras arremetidas de cuanto funcionario chavista de medio pelo existe contra Globovisión; el saqueo de un Mercal ¡en Sabaneta de Barinas! (la cuna del prócer); la tontería aquella de Carlos Escarrá de decir que la inseguridad la provoca la oposición; la entrega mansa de la Policía Metropolitana al Gobierno nacional; la declaración de que la policía debe ser "subversiva" de parte del Ministro Rodríguez Chacín; y muchos otros etc.

Entonces, ¿nos anestesiamos? ¿hacemos como que aquí no pasa nada? ¿tendremos respuestas epilépticas? ¿nos confundimos? ¿nos hacemos "los muertos" como algunos animales cuando se ven en peligro?

En el medio, todos hacemos nuestras vidas: vamos a trabajar, a estudiar, o a no hacer nada; vamos a comprar, quejarnos, hacer colas; algunos se van de viaje; otros disfrutan el Carnaval y ya hacen planes para Semana Santa; otros se casan; otros sobreviven; otros celebraron el 14 de febrero... en fin... ¿cómo conciliar un país tan lejano, una abstracción llamada Venezuela, con nuestras vidas tan llenas de estímulos, carencias, necesidades, sueños, actividades?

No se. Supongo que por eso existe en otros países algo llamado "institucionalidad" o cosas más accesibles llamadas instituciones. Es decir, aquellas cosas abstractas, pero no tanto, que nos permite junto a muchas otras personas lograr objetivos comúnes; o si no, al menos sirven de intermediarios efectivos y eficientes. Pero donde eso no existe, los ciudadanos nos vemos "en figurillas" -como diría Mafalda-para tratar de hacer un mejor país: el objetivo se nos convierte en una tarea absolutamente titánica y fuera de control. La consecuencia es que nos sumimos en la desesperanza o empezamos a buscar salidas no convencionales.

El país se nos vino encima, y aún no nos damos cuenta. Cuando despertemos, estaremos en shock un buen rato, hasta que la rabia nos ciegue o la razón se nos imponga finalmente para empezar la necesaria reconstrucción del país.

Que Dios, una vez más, nos agarre confesados.

Problemas de comunicación

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Algunos problemillas de comunicación me mantienen alejado del blog. Gracias a Dios, los problemas son técnicos, infinitamente más fáciles de resolver que cualquier problema de comunicación humana.



I´ll be back.

¿Nos seguimos haciendo los locos o qué?

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Cada día que pasa más me convenzo de lo mal que van las cosas. Pesimismo en el ADN o en el factor sanguíneo, o tal vez una disposición inadecuada de las neuronas y sus sinapsis, no lo se. Lo cierto es que la irresponsabilidad nos está llevando sin escalas al barranco mientras nos hacemos los locos y cantamos.

A continuación, una breve enumeración de las cosas ante las cuales estamos volteando pa´otro lado:

  • Los constantes insultos y descalificaciones del presidente Chávez contra el presidente, congreso y parte de la dirigencia política y social de Colombia.

    • La carrera armamentista llevada a cabo los últimos años por esta administración, ¿contra quién?.

    • La sistemática campaña organizada por el presidente Chávez y seguida por el resto del gobierno y todos los poderes públicos a favor de las FARC y el ELN, pretendiendo su reconocimiento político universal.

  • La historia bizarra del asesinato de Simón Bolívar y la pretendida profanación de su sarcófago como punto de partida de una "investigación" que detecte científicamente que la "rancia oligarquía colombiana", en conchupancia con la oligarquía criolla y el imperio perpetraron un magnicidio (antecedente que legitimaría el anunciado magnicidio de Chávez).

  • La locura de declarar que la frontera de Venezuela no es Colombia sino territorio controlado por las FARC, lo que tendría consecuencias nefastas (claramente detalladas por Oscar Yánez en artículo publicado hoy en El Nuevo País: http://doc.noticias24.com/0802/oy06.html).

  • La estupidez del ex-Ministro de la Defensa, vicealmirante Orlando Maniglia, al declarar "que el Ministro de Defensa de Perú, al hacer estas declaraciones contra Venezuela, perdió la ayuda que Venezuela podría proporcionarle en asuntos ambientales como es el fenómeno de La Niña, entre otros aspectos". Es decir, hay que castigar a los peruanos.

  • La amenaza de expropiaciones masivas a los distribuidores y cadena de comercialización, porque no se consiguen los productos de la cesta básica, al mismo tiempo que los diputados de la Asamblea Nacional, en medio de gloriosas jornadas de parlamentarismo de c
    alle, dijeron que el desabastecimiento era mediático.

  • La grosera y constante manipulación contra los pocos medios de comunicación libres de las garras chavistas, llamando terroristas a periodistas, periódicos y canales de TV, mientras bailan pegao con los muchachones de las FARC.

  • La insólita intromisión en asuntos internos de los venezolanos de la senadora colombiana Piedad Córdova y del presidente nicaragüense Daniel Ortega. ¿Qué opinarán los que votaron la senadora Córdova y el presidente Ortega? Una intromisión a la que no se han atrevido ni Evo Morales ni Rafael Correa, por nombrar sólo a dos.

  • El desgarrador despilfarro del erario público, a favor de terceros como Bolivia; Cuba; Argentina; Nicaragua y otros tantos.

  • Las inquietantes acciones del presidente Chávez: los insultos a diestra y siniestra; la agresividad de su discurso a los dos días de perder el referendum del 2D ("una victoria de mierda"); la payasada innoble del show en la selva los últimos días de diciembre; la masticada de hojas de coca en vivo y directo; las constantes alusiones a la guerra si pierden las elecciones regionales de este año (sumado al canto a la paranoia: "vienen por mí") .

Es decir, ¿qué más esperamos?

  • ¿... que un día de estos, en vez de coca, se ponga a masticar caca en TV?
  • ¿... que en medio de un discurso le suelte una bofetada a un ministro?
  • ¿... que en plena cadena agarre una foto de Uribe y la escupa?
  • ¿... que le levante la mano a Marulanda -si es que está vivo- o al Mono Jojoy y lo declare presidente?
  • ¿... que nos cuente, como cualquier cosa, que anoche habló con Simón Bolívar y que le dijo quién lo mató?
  • ¿... que nos confiese que las pruebas de ADN dieron como resultado que él es descendiente directo de Bolívar y que mandó a destituir a Richard Páez de la selección nacional porque éste es descendiente de José Antonio Páez?
  • ¿... que en su última visita a Cuba trotó 10 km con Fidel?
  • ¿... que en la próxima Cumbre se le vaya encima a Uribe?
  • ¿... que grite al mundo que las drogas en realidad no son malas como dice el imperio?
  • ¿... que ponga a las FARC a custodiar la frontera o a patrullar el Golfo?
    ¿... que nacionalice a Piedad Córdoba y la postule a algún cargo?
  • ¿... que acuse y juzque por traición a la Patria y expulse del país a todos los que trabajen en Globovisión?
  • ¿... que nos revele en La Hojilla que cuál es el problema, que él sí se metió cocaína con Naomí Campbell "porque esa negra está bien buena"?
  • ¿... que cualquier día de estos en una de esas ráfagas de insultos a Bush se baje los pantalones y nos muestre el trasero?
¿Es que siempre habrá un monigote como Lara, Chacón, Istúriz, Maniglia, Maduro, Flores, Rangel, etc... que defienda lo indefendible y que diga, con cara de piedra, que "así es él, ese es su estilo"?

El país se va por el barranco, con todos nosotros abordo. Pero no todos podemos hacer lo que Uribe y el Congreso de Colombia: ignorar a Chávez. Los venezolanos no podemos hacer eso. Por vergüenza, por dignidad, por amor propio... nuestro país no merece este destino.

¡Vamos a la mitad del barranco y todavía estamos cantando! (cual orquesta del Titanic).

El país se cae a pedazos. Lo demás es cuestión de camisa de fuerza y paredes acolchonadas.

Super Bowl 2008

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Según los entendidos, el evento del Super Bowl es la principal vitrina de las marcas y las agencias de publicidad, por ser el evento de mayor audiencia en Estados Unidos. De hecho, el costo de colocar un comercial de TV es de 2,7 millones de dólares en promedio por 30 segundos de transmisión. Todo un presupuesto que ya quisieran tener la mayoría de marcas en el mundo (y sus agencias, claro).

Este año no fue diferente en cuanto a expectativas y en cuanto a la calidad de la publicidad transmitida.

A continuación, dos grandes bloques de los mejores comerciales:


Según Reuters (http://www.lta.reuters.com/), estos fueron los resultados de las mediciones posteriores:

Conocidas encuestas publicitarias exhibieron el lunes que las audiencias estadounidenses prefirieron el humor por sobre todas las cosas, ya que cuatro de los cinco anuncios destacados por el sondeo Ad Meter del diario USA Today buscaron hacer reír.

El aviso de la cerveza Budweiser -de Anheuser-Busch Cos Inc -, que muestra a un dálmata entrenando a un desvalido caballo Clydesdale -la mascota de la bebida-, marcó el mayor registro en el Ad Meter, que sigue segundo a segundo la respuesta de un panel de televidentes a los comerciales.

Del segundo al quinto lugar se ubicaron los anuncios de la empresa de correos Fedex, del fabricante de neumáticos Bridgestone, de los bocadillos Doritos y Bud Light.


Otros comerciales que fueron bien evaluados.

Doritos:


Tide:



En otro estudio, de la Escuela de Administración Kellogg, de la Universidad de Northwestern, destacaron los avisos del detergente Tide, que presenta a una mancha que habla, y de la correduría E-trade, protagonizado por un pequeño niño inversionista que habla como un adulto.

"En general, fue un gran año para la publicidad del Super Bowl," dijo el profesor Tim Calkins, que lideró el estudio de Kellogg.

La empresa de grabación de videos TiVo Inc, utilizando datos de mediciones segundo a segundo de sus suscriptores, declaró que los más populares fueron los comerciales de E-trade; de PepsiCo, con el cantante Justin Timberlake; y de Doritos, conocido como "Trampa para ratones".

En los blogs de internet, los comerciales de Pepsi fueron los más comentados durante y luego del Súper Bowl, según Collective Intellect.


Los considerados "malos", es decir, que botaron esos reales.

Salesgenie.com:



CareerBuilding.com:


"Un par de anuncios animados de Salesgenie.com terminaron como los dos peores, en un sondeo de AOL . Uno mostro a una pareja de pandas hablando con acento asiático, preocupados por ser removidos de su negocio, mientras que el otro exhibió a un jefe norteamericano regañando a su empleado en India.

Una encuesta en internet del Wall Street Journal, mientras tanto, señaló que las publicidades de CareerBuilder lideraban la lista de las peores.

El comercial del sitio de internet presentó un corazón que saltó del pecho de una secretaria, brincó hasta su jefe y levantó un cartel que dice: "Renuncio."
Todo un espectáculo, sin dudas. Grandes producciones (tipo Budweisser, Pepsi, Coke) como ideas sencillas y poderosas en su simplicidad (Doritos, Tide). El Super Bowl, como siempre, dará que hablar por algún tiempo de lo que debe hacerse o no en la publicidad, y si es posible seguir haciendo publicidad del mismo modo.

No más FARC (II)

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Los muchachones de las FARC, los panas del proyecto político que aquí es respetado (según el loco Hugo), hoy deben haber amanecido compungidos, o al menos con cierto "guayabo" (ratón moral lo llamaríamos aquí), luego de haber visto como el planeta entero se manifestó contra ellos y contra quienes los apoyan... como el loquito de acá.

Claro, de eso sólo deben estar informados los "líderes" de las FARC, aquellos que están debidamente escondidos - refugiados - protegidos de las fuerzas oscuras de la contrainsurgencia oligárquico imperial, con aire acondicionado, comidas completas, medicamentos para los achaques (Marulanda, por ejemplo), suficiente ropa y posibilidad de comunicarse con el mundo a través de teléfonos satelitales, TV cable y seguramente internet. Los demás, los que hacen el trabajo sucio de cobrar vacunas, secuestrar, torturar, violar, custodiar a los secuestrados (tareas domésticas, pues), esos no tienen acceso ni a la radio. Así que ellos no se enteraron de la magnitud del repudio.

En fin. Algunas fotos que me llegaron (desde Colombia), que complementan las publicadas ayer. Además, un video tomado de la página http://www.noticierodigital.com/, realizado y publicado por la forista Gaby..., que muestra más fotos con un fondo musical escogido para la ocasión.

Azerbaijan (país euroasiático):


México:


Angola (suroeste de África):


Kurdistán del Sur (occidente de Asia):

Mar Rojo (golfo del Océano Índico, entre África y Asia):

Qatar (Oriente Medio, península del Golfo Pérsico):



Tokio (Japón):

Uruguay:


El video:

¿Será que se entiende el mensaje?

¡No más FARC!

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El mundo hoy se volcó a repudiar a las FARC, aquella fuerza de angelitos rebeldes a los cuales apoya nuestro presidente. En consecuencia, el repudio también arropó al comandante.

La convocatoria fue hecha desde Colombia, de manera inédita, a través del site Facebook, en un grupo llamado "Un millón de voces contra las FARC". Un gran experimento social - político a través de la red.

Santafé de Bogotá:


Santiago de León de Caracas:



Lima, Perú:


Alemania:


Aruba:


Noruega:


Sidney, Australia


Y un interminable etcétera.

En serio, ¡NO MÁS FARC!

Animales agradecidos

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Es impresionante ver los modos que tiene la naturaleza para manifestarse, bien sea protestanto ante tanto maltrato, bien sea agradeciendo las buenas acciones.

Este video lo he visto varias veces, me ha llegado por varias vías y siempre me impresiona. Se trata de un león en un zoológico que reconoce a quien lo cuidó y protegió en un momento que estuvo a punto de morir. No digo más:


Este otro, que casualmente también trata de un león agradecido, muestra a un felino que reconoce a quienes fueron sus cuidadores cuando era cachorro.


Definitivamente, los animales pueden ser más agradecidos que muchos de nosotros (me refiero a los humanos).

Algo refrescante

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Entre tantos recuerdos del cuatro de febrero, me encontré con una serie de comerciales publicitarios de una marca diferente: 7UP.

Digo que es una marca diferente porque se sale de los estándares de comunicación que han impuesto las colas negras (Pepsi y Coca-Cola). En Venezuela, 7UP es una marca que ha tenido presencia por muchos años: recuerdo cuando estaba (más) chamo que nos compraron unos "sacapuntas" (tajadores, en otras latitudes) que tenían un depósito en forma de lata de refresco. Si mi memoria no me falla, uno de esos sacapuntas simulaba una lata de 7UP.

Años después, cuando Fido Dido hace su aparición, la marca cobra una relevancia diferente. Según Wikipedia:



Fido Dido es un personaje publicitario muy popular creado por Joanna Ferrone y Sue Rose. Inicialmente Rose creó el personaje en 1985 en una servilleta de un restaurante. Fido Dido fue licenciado a Pepsico en los años 80, pero el personaje no fue muy usado hasta cerca de los años 90, utilizado para las promociones de la gaseosa 7 Up. Camisetas también llevaron la imagen del personaje.

En 1993 fue creado un videojuego de Fido Dido para la consola Sega Mega Drive, pero luego fue olvidado debido a lo genérico de su diseño.
Desapareció por un tiempo, pero en 2006 volvió a las botellas de 7 Up.

Repasando su historial publicitario, me encontré con viejos comerciales. El primero, de aquellos tiempos cuando 7UP se posicionó como la "uncola" (al parecer, uno de los casos más interesantes de posicionamiento de una marca).




Un comercial de 1978, en plena "disco fever":



En 1980, en plena época de la rivalidad histórica de dos grandes boxeadores: Ray "Sugar" Leonard y Roberto "Mano ´e Piedra" Durán:



Más acá, un personaje conocido en la serie Friends protagoniza este comercial:


Sorprendentes atributos del refresco, aquí mostrados por dos de las Desperates Housewives:


Y, para terminar, una extraordinaria pieza hecha en Argentina recientemente:


7UP en Venezuela tiene piezas muy buenas, que han tenido mucho éxito. Sin embargo, como mercado, es un caso muy diferente a lo que ocurre en otros países. En otro momento, hablaré de esas peculiaridades de nuestro país, que influyen en lo que es el desarrollo de estrategias de marketing y comunicación.

Cuatro de febrero (II)

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Más corto. Más incisivo. Más lleno de rabia. Año 2003.

¡Felicitaciones, Señor Comandante!
Imagínese, no podía pasar este día sin que le dirigiera unas palabras, aunque sea por esta incierta vía. Le explico, suelo ser mejor escritor que “hablador”, terreno en el que usted seguramente me gana por mucha ventaja. Además, aunque a veces las palabras vertidas al aire suelen tener un efecto demoledor (como usted bien lo sabe), le aseguro que la palabra escrita tiene la virtud de perpetuarse en el tiempo y de enterrarse como el más filoso de los cuchillos en el alma de quien la lee. La palabra escrita no sufre adornos o ediciones especiales de la memoria, de allí su efectividad.

Pero viene al caso señor comandante, que hoy es su día. Tal día como hoy, como suelen decir las efemérides, cuatro de febrero, hace exactamente once años; usted, y unos cuantos más como usted, intentaron pasar por las armas todo un complejo (aunque deficiente, hay que reconocerlo) sistema de gobierno y de vida. Hace once años, retumbaron las ametralladoras y surcaron los aviones el limpio cielo caraqueño para hacer valer por la fuerza lo que nunca hubiese podido hacer valer por la razón o por la inteligencia. Ayer, como hoy, intentó usted (y unos cuantos más como usted), que la fuerza bruta y la sinrazón del uso masivo de armas, fuese el valor dominante de la Venezuela del mañana. Esa Venezuela que usted nunca ha comprendido a cabalidad y que cada día se le escurre más y más de las manos.

Hoy celebra usted la muerte de sus compañeros y amigos; las sombras que los ocultaron en la madrugada; la violencia pura y sin límites aprendida en la academia; la danza macabra de las torturas y ajusticiamientos que ocurrieron en nombre de quién sabe qué ideales. Señor comandante, usted, que ha convertido cada uno de nuestros días en un perenne cuatro de febrero; que se levanta cada mañana con la necesidad mortal de tener que concluir y ganar aquella batalla que nunca pudo ganar; usted, que no sabe sino dar batallas (y perderlas); usted, el de la boina rojo sangre … por el amor de Dios y la Virgen, ríndase de una vez, en nombre de ese chispazo de elemental cordura que debe regresar a su mente de vez en cuando.

Señor comandante, tenga el honor de guardar el debido luto por sus muertos. Cargue usted con su violencia y su odio destemplado. Los hombros de los venezolanos no podemos seguir cargando con todos sus males personales y familiares ni con toda su sed de venganza contra la tierra que lo vio nacer. Los venezolanos, señor comandante, nos negamos a vivir en su perpetuo cuatro de febrero.

El odio se lo está comiendo señor comandante, véase en un espejo si se atreve. Observe cómo el odio ha minado sus expresiones y dibujado una sonrisa absolutamente cínica, falsa. La sed de venganza que muestran sus pocos seguidores, azuzados por su lenguaje visceral, amenaza con destruirlo todo. Solo Dios sabe si su cobardía nos pondrá de nuevo a salvo de otro salto al vacío, como ya ocurrió antes. Su cobardía, señor comandante, que más que restregársela en su cara como una afrenta, sin dudas es la más clara evidencia de que usted en medio de su desquiciamiento tiene un punto luminoso de cordura. Viva su cobardía, señor comandante.

Ah, lo olvidaba, felicitaciones señor comandante. Porque hoy es, una vez más, cuatro de febrero … pero mañana también lo será.

4 de febrero (parte I)

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Hoy es cuatro de febrero, una vez más. Unos celebran la violencia del intento de golpe de Estado, otros protestan contra la celebración de la violencia.

Revisando algunos escritos de años anteriores, me encuentro con que reflejan casi al pie de la letra lo que pudiera escribir hoy. De aquí en adelante, lo escrito el 4 de febrero de 2006, 14 años después de aquel día.

Catorce Años desde el 04 de Febrero

I


En medio del sueño profundo, producto de todo un día de actividades de universidad, fui despertado por el repicar del teléfono de mi casa. En aquel entonces, tenía 20 años de edad, no existían aún los teléfonos celulares, al menos no de la forma masiva en que los conocemos hoy; así que la principal fuente de comunicación estaba centrada en el teléfono de la casa.

Alrededor de las 2 de la madrugada fui despertado por una llamada de una amiga de la universidad, quien con voz de alarma me anunciaba que había un Golpe de Estado. Confieso que mi primera reacción fue de incredulidad, en medio de la zona crepuscular del sueño y la vigilia. Palabras más, palabras menos me dijo: un grupo de militares paracaidistas están sobre La Casona (vivienda del Presidente de la República) y sobre Miraflores (Palacio de Gobierno). Esa fue la primera noticia que tuve.

Una vez trancada la llamada, sentado en mi cama en la oscuridad de la noche, apenas atiné a encender la pequeña TV en blanco y negro que me acompañaba prácticamente desde mi niñez, y que aún debe andar arrinconada en algún lugar del viejo apartamento de mis padres.

A

Valga decir que el año 1992 había comenzado en medio de fuertes rumores provenientes de los cuarteles. Se hablaba de “ruido de sables”, eufemismo para hablar de algo prohibido para aquel entonces, pues los militares eran obedientes y no deliberantes (es decir, no hablaban ni actuaban en política). El año 1991 lo recuerdo como el preámbulo para el alzamiento militar: en Mérida, ciudad universitaria en el oeste de Venezuela, los jóvenes protagonizaron innumerables enfrentamientos con las autoridades. De hecho, debe haber sido militarizada en varias oportunidades si mal no recuerdo. Caracas, la siempre rebelde capital, también preparó el terreno con constantes protestas.

Todas estas protestas tenían como telón de fondo la grave crisis social – política – económica destapada tres años antes –el 27 de Febrero de 1989, el Caracazo-. La dirigencia política del país nunca supo cómo manejar el pavoroso levantamiento popular de 1989, limitándose a tratar de mantener a como diera lugar el status quo.

El Presidente para aquel entonces, Carlos Andrés Pérez (CAP), estaba llegando esa noche del Foro Mundial de Davos, donde fue a exponer los avances que en materia económica (macroeconómica más bien) había experimentado el país. Severo contraste, mientras el país macroeconómico era modelo de desarrollo y crecimiento para el mundo, el país de la calle se caía a pedazos entre el hambre y las miserias de una dirigencia bruta, ciega y sordomuda a las demandas de las personas.

Al llegar cerca de la medianoche del 03 de febrero al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar; el Presidente entendió que había un movimiento inusual de seguridad. Incluso, se sorprendió al ser recibido por el Ministro de Defensa (Fernando Ochoa Antich), quien ya tenía la noticia del alzamiento militar.

II

Después de algunos segundos de duda, confusión e incredulidad, decidí prender el pequeño TV. Creo que mis dudas venían de una imagen un tanto equívoca acerca de los alzamientos militares. Creía que los alzamientos venían con invasiones de militares en las calles; despiadados bombardeos aéreos sobre la ciudad; enfrentamientos armados entre civiles y militares y encarcelamientos masivos. Bueno, algunas de estas cosas sí ocurrieron en otros acontecimientos similares que he vivido (4 en Venezuela; 1 en Bolivia; 1 en Ecuador).

Lo primero que me sorprendió a esas horas de la madrugada es que los principales canales de TV tuvieran la señal abierta (Radio Caracas Televisión y Venevisión), pues para aquel entonces acostumbraban a cerrar temprano sus transmisiones. La imagen que tengo es de dirigentes políticos hablando acerca de la necesidad de preservar la democracia. Tengo en mi memoria la imagen de los dirigentes sin corbatas, espelucados, como recién arrancados de sus camas, con cara adusta, parados uno junto al otro como para darse ánimos, viendo fijamente las cámaras mientras uno de ellos hablaba. El personaje que más recuerdo es Eduardo Fernández, del partido social cristiano COPEI, enemigo acérrimo de CAP y según los entendidos, quien sería nuestro próximo Presidente.

Las alocuciones ocurrieron en Venevisión, supongo que por la posibilidad de llegar al canal de La Colina, en vez de Radio Caracas TV que aún mantiene su sede en Quinta Crespo, en el Centro de la Capital.

Luego de confirmar que, efectivamente, algo estaba pasando, me dispuse a avisar a los demás miembros de mi casa. Como para aquel entonces no teníamos perro, nadie se dio cuenta del sonido del teléfono. Hoy, cualquier sonido en la mitad de la noche es amplificado por los ladridos de Muñeca, compañera desde hace casi siete años de mi familia.

B

El Presidente se dirigió de inmediato a La Casona, edificación ubicada en el este de la ciudad, prácticamente un pequeño fuerte militar con acceso inmediato a la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda. La situación en La Carlota era bastante grave, fuertes enfrentamientos ocurrían entre la Guardia Presidencial, la DISIP (policía política del Gobierno) y los militares insurrectos que intentaban entrar a sangre y fuego a la casa presidencial.

Valga un reconocimiento tardío a la Sra. Blanca Rodríguez de Pérez, esposa de CAP y Primera Dama de la República para aquel entonces. La Sra. Rodríguez de Pérez resistió en La Casona las fuertes embestidas de los militares alzados y no quiso abandonar su posición para entregarla a los rebeldes. Soy radicalmente opuesto a las posiciones políticas de CAP, pero esta mujer demostró al menos una fortaleza para mí desconocida. Mientras, su esposo no pudo ingresar a La Casona sino que fue al Palacio de Miraflores para ponerse al frente de la situación y revisar con su Ministro de Defensa y el resto del Gabinete cuál era la situación real.

A medida que transcurría la madrugada se develaba para el Gobierno la gravedad de la situación: la cantidad de oficiales y unidades comprometidas en el alzamiento eran un campanazo de alerta, la situación no iba a ser fácilmente sofocada, aunque los militares aliados al Gobierno eran mayoría.

III

Mi mamá fue la primera persona a quien notifiqué de la situación. En seguida se asomó a mi cuarto, mientras veíamos con cierto estupor el desfile de dirigentes políticos por Venevisión condenando el intento de Golpe de Estado.

Paralelamente, el teléfono de mi casa volvió a sonar, pues nuestros allegados tan sorprendidos como nosotros querían informarnos de la situación. Dos, tres, cuatro llamadas en medio de la madrugada, mientras escuchaba que los demás apartamentos cercanos también eran sacudidos por el repicar incesante de teléfonos.

Aún incrédulo frente a los acontecimientos y ya sabiendo lo que ocurría en La Casona –residencia presidencial ubicada a 15 minutos de mi casa, en un día sin tráfico, claro-, me asomé en el balcón. Supuse que si había enfrentamientos, en plena oscuridad vería los destellos de las armas. Pues no sólo vimos los destellos a lo lejos, lo peor para los nervios fue escuchar las incesantes descargas de ametralladoras. Era pues la confirmación de que algo muy feo estaba ocurriendo, cerca, en la ciudad donde vivía, en el universo donde hacía mi vida.

Mi papá, a quien despertamos enseguida, no se vio tan sorprendido como nosotros. A sus años, había vivido la turbulenta vida política de Venezuela; y entre otros episodios, vivió el 18 de Octubre de 1945; el 24 de Noviembre de 1948; el 23 de Enero de 1958; el 04 de Mayo de 1962 (El Carupanazo) y el 02 de Junio de 1962 (El Porteñazo). Vio enfrentamientos en las calles en 1945, cerca del Palacio de Miraflores y fue despertado el 01 de Enero de 1958 cuando Caracas fue sobrevolada por aviones de combate destinados a bombardear el Palacio de Gobierno. Por supuesto, este 04 de Febrero se lo sabía de memoria.

Pero en mi caso, era mi primera vivencia de una sublevación militar. Ya no era la protesta en la calle, la turba enfurecida saqueando comercios o los estudiantes lloviéndole piedras a la Policía Metropolitana. La cosa era más seria, ametralladoras; paracaidistas; tanques; patrullas; muertos en las calles. Un episodio más impactante de la lucha fraticida y ahora sangrienta que tenemos los venezolanos desde hace mucho.

C

La primera alocución en la que pude ver al Presidente fue en la madrugada, anunciando que estaba al mando de la situación, rodeado de su Ministro de Relaciones Interiores y el Gobernador del otrora Distrito Federal (igual, como momias al lado del Presidente, viendo fijo a las cámaras y pegaditos unos a otros).

Al amanecer, en medio de la incertidumbre, empezó a conocerse el alcance de la rebelión. Se sabía que el Estado Zulia (región petrolera del país) había caído en manos de los alzados. De hecho, su Gobernador Oswaldo Álvarez Paz era prisionero del Comandante Francisco Arias Cárdenas. Estuvieron comprometidas en la rebelión guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal.

En Caracas, la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda fue tomada por los militares, mientras las unidades de la DISIP y militares leales tomaban posiciones y combatían desde el Liceo Gustavo Herrera de Chacao, la Autopista Francisco Fajardo; el Centro Ciudad Comercial Tamanaco y desde las inmediaciones de Altamira.

Paralelamente, el Museo Histórico Militar de la Planicie fue tomado por el jefe del alzamiento, el Teniente Coronel del Ejército Hugo Chávez. Desde allí, controlaba las operaciones contra el Palacio de Miraflores, como aquella fatal imagen que dio la vuelta al mundo: el tanque de guerra intentando derribar una reja para entrar al Palacio. Carlos Andrés Pérez escapó como pudo –según relatos de personas cercanas, con ametralladora en mano-. Los mitos urbanos que se tejieron de ese día cuentan que pudo escapar por una suerte de túneles subterráneos que conectan al Palacio de Gobierno con media Caracas; también, que Hugo Chávez lo tuvo en algún momento frente a frente, en ángulo de tiro, y que no pudo o no quiso dispararle. Nunca se sabrá la verdad de esos instantes.

IV

Alrededor de las 08 de la mañana, fui con mi mamá a la calle a ver si había comercios abiertos que vendieran los insumos principales. Pocos comercios abiertos daban cuenta de la respuesta de las personas ante los acontecimientos.

De regreso a casa, escuchamos el rugir de una escuadra de aviones F-16 que surcó el cielo caraqueño. El objetivo era disuadir a los golpistas. Un par de horas más tardes, el Ministro de Defensa anunció por TV que el Gobierno tenía el control total de la aviación, por lo que anunciaba un pronto bombardeo de los objetivos que aún estaban en manos de los golpistas.

La incredulidad y miedo inicial poco a poco fue dando paso a una inmensa expectativa sobre los acontecimientos que estaban ocurriendo. La gran pregunta era: ¿y ahora qué? Esta era la segunda gran prueba de fuego para el Gobierno de Carlos Andrés Pérez y las perspectivas no eran alentadoras.

El hastío a que había sido sometido el país por la sucesión de crisis en toda la década de los ochenta y comienzos de los noventa, la incapacidad de la dirigencia política para dar una respuesta inmediata y eficiente colmó el vaso de la paciencia popular. Aparte del miedo por la cantidad de armamento que en ese momento estaba siendo utilizado en las calles de Caracas y de otras ciudades del país, la verdad es que pocos reaccionaron movilizándose ante los acontecimientos. Era una crisis anunciada… y en algunos casos, pedida a gritos por miles de venezolanos.

D

La rendición fue negociada con el Gobierno. Serían respetadas las vidas de los jefes golpistas a cambio de su rendición incondicional. En realidad, la única parte de los golpistas que no logró el objetivo de la toma del poder fue la de Caracas, al mando de Hugo Chávez. Parte de las negociaciones incluían una alocución televisada en la que el Teniente Coronel anunciara su rendición y pidiera a sus comandados que hicieran lo mismo.

Cerca de las 11:00 AM, estas fueron las palabras de Chávez, en vivo y directo, con uniforme militar y boina roja:

“Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia.

Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder.

Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos.

Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias”

(Hugo Chávez, 04 de Febrero de 1992)

Bien visto, como pieza oratoria es una parrafada de lugares comunes. También de torpezas, ¿a quién demonios se le ocurre dar “primero que nada los buenos días”, cuando todo el país fue despertado de golpe? Tan pobre era el discurso de los dirigentes políticos, que bastaron un par de frases para engatusar, despertar y redimir a medio país:

“Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital”

“Asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”

La primera frase dio un aliento de esperanza en medio del cúmulo de desesperanzas en que estaba entrampado el país. La segunda frase sólo llenó un mayúsculo vacío de nuestra sociedad: la de asumir una responsabilidad.

Imagino que debe ser difícil para alguien poco familiarizado con nuestro quehacer político, entender que esas torpes palabras de un militar asustado y rendido hayan sacudido al país más que las balas y muertos.

Lo otro, que sin dudas fue un sacudón para las conciencias de los venezolanos, fue el lenguaje trasnochado: brigadas, paracaidistas, movimiento, bolivariano. Tan acostumbrados al lenguaje de los partidos políticos, la nueva nomenclatura militar, aunque profundamente retrógrada, fue un toque de “frescura” en medio de la nada.

V

Creo que pocos venezolanos no vieron en vivo y directo a Chávez anunciar la capitulación del alzamiento militar. La primera cara diferente a las que tenían 30 o 40 años en la escena pública tuvo, necesariamente, que llamar la atención.

Pocos, eso sí, tuvieron la lucidez de saber lo que ese símbolo representaba para el país. Pocas, muy pocas, fueron las voces que pudieron entrever lo que venía en camino. Muchos, entre quienes me cuento, pensamos en que ese intento de Golpe había sido exitoso aún en su fracaso militar. ¿La razón? Simplemente creíamos con ingenuidad que los políticos, si bien iban a mantener el poder, iban a hacer profundos giros en su actuar.

Craso error. La historia enseña que pocas veces las dirigencias cambian con un tropezón de estas magnitudes. Más bien, se enseñorean en sus errores una vez superada la dificultad. Y para muestra, el mismo gordo botón de Chávez después del 11 de Abril de 2002.

El asustado Presidente Pérez convocó a las fuerzas vivas del país, entre ellas un grupo de “Notables” (intelectuales del país) que conformaron un Consejo Consultivo, que hizo un diagnóstico con recomendaciones concretas, pero al cual no se le paró mucho, una vez pasado el susto.

Dos cosas más me impactaron alrededor del 4 de febrero:

La primera, yo estudiaba en la Universidad Católica Andrés Bello. Y el 5 de febrero hubo clases normales, al menos en mi carrera. Aún se contaban los muertos y volvía la calma al país, y nuestros profesores siguieron dando clases como si nada. En verdad, no fui a clases ese día porque por mi cabeza no pasaba que eso ocurriría. En todo caso, esperaba que la Universidad se convirtiera en centro de debates y discusiones acerca de lo ocurrido.

La segunda, esos días siguientes al 4 de febrero los periódicos se llenaron de noticias extrañas: asaltos a cuarteles de las distintas Policías; robos de armamentos; etc. Noticias extrañas para la vida relativamente pacífica que habíamos vivido desde principios de siglo.

E

Conforme pasaba el día, el establecimiento político se hizo cargo de la situación. Una vez apagadas las armas y bajo control las guarniciones, el Congreso Nacional se hizo presente para debatir la situación y convalidar o negar el decreto de suspensión de garantías constitucionales que firmó el Poder Ejecutivo.

En ese sentido, hubo dos intervenciones que marcaron la pauta de la vida política hasta nuestros días: la del Dr. Rafael Caldera y la del Dr. David Morales Bello. Ambos representantes indudables de los principales partidos políticos de aquel entonces (Acción Democrática y COPEI).

Caldera puso la nota diferencial entre los discursos vacíos de apoyo a la democracia. Tan vacíos que la mayoría de ellos fueron identificados como un apoyo claro al Gobierno de turno, pero no a la democracia. Caldera puso el dedo en la llaga y dio un viraje al sistema: Caldera condenó el golpe (“felizmente frustrado”, según sus palabras), pero también condenaba el accionar ciego del establishment político. El decreto de suspensión de garantías hablaba del intento de golpe como un intento de asesinato del Presidente, lo cual sonaba exageradísimo como refería Rafael Caldera:

“…La segunda observación que quiero hacer, es la de que no estoy convencido de que el golpe felizmente frustrado hubiera tenido como propósito asesinar al presidente de la república.

Yo creo que una afirmación de esa naturaleza no podría hacerse sino con plena prueba del propósito de los sublevados. Bien porque hayan confesado y exista una confesión concordante de algunos de los comprometidos o algunos de los actores del tremendo y condenable incidente, o bien porque exista otra especie de plenas pruebas que difícilmente creo se puedan haber acumulado ya en el sumario que supuestamente debe haberse abierto por la justicia militar.

Afirmar que el propósito de la sublevación fue asesinar al presidente de la república es muy grave; por lo demás, se me hace difícil entender que para realizar un asesinato, bien sea de un Jefe de Estado rodeado de todas las protecciones que su alta condición le da, haya necesidad de ocupar aeropuertos, de tomar bases militares, de sublevar divisiones…”

Y siendo más incisivo aún:
“…Debemos reconocerlo, nos duele profundamente pero es la verdad: no hemos sentido en la clase popular, en el conjunto de venezolanos no políticos y hasta en los militantes de partidos políticos ese fervor, esa reacción entusiasta, inmediata, decidida, abnegada, dispuesta a todo frente a la amenaza contra el orden constitucional. Y esto nos obliga a profundizar en la situación y en sus causas.

En estos momentos debemos darle una respuesta al pueblo y tengo la convicción de que no es la repetición de los mismos discursos que hace treinta años se pronunciaban cada vez que ocurría algún levantamiento y que vemos desfilar por las cámaras de la televisión, lo que responde a la inquietud, el sentimiento, a la preocupación popular. El país está esperando otro mensaje.

Yo quisiera decirle a esta tribuna con toda responsabilidad al señor presidente de la república que de él principalmente, aunque de todos también, depende la responsabilidad de afrontar de inmediato las rectificaciones profundas que el país está reclamando.

Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza exhorbitante en los costos de la subsistencia, cuando no ha sido capaz de poner un coto definitivo al morbo terrible de la corrupción, que a los ojos de todo el mundo está consumiendo todos los días la institucionalidad. Esta situación no se puede ocultar.

El golpe militar es censurable y condenable en toda forma, pero sería ingenuo pensar que se trata solamente de una aventura de unos cuantos ambiciosos que por su cuenta se lanzaron precipitadamente y sin darse cuenta de aquello en que se estaban metiendo. Hay un entorno, hay un mar de fondo, hay una situación grave en el país y si esa situación no se enfrenta, el destino nos reserva muchas y muy graves preocupaciones…”

(Rafael Caldera, Congreso de la República, 4 de febrero de 1992)


Luego, el senador David Morales Bello, inflamado por un sentir ajeno a la mayoría de los venezolanos, pidió “muerte a los golpistas”, enterrando con esas palabras al sistema que representaba desde hace muchos años.

Ambos discursos fueron un retrato hablado y una premonición de lo que ocurriría en Venezuela: el discurso de Rafael Caldera fue más incendiario que las palabras torpes de Chávez y abrieron paso a las tres presidencias que hemos padecido desde entonces: la del Dr. Ramón José Velásquez (Presidente Interino cuando fue juzgado por corrupción Carlos Andrés Pérez); la del propio Dr. Rafael Caldera y el septenio de Hugo Chávez.

El discurso de Morales Bello fue la estocada simbólica que se necesitaba para enterrar un modelo político. La palabra traducida en acciones cambió la faz política de Venezuela para siempre, más allá de las armas, cosa que no han aprendido los que hoy nos gobiernan.

Catorce años…
Demasiada agua ha pasado bajo el puente. Venezuela cambió y los venezolanos cambiamos. Ahora queremos aniquilarnos aunque sea simbólicamente. Los mismos adecos y copeyanos de ayer, son ahora socialistas o marxistas o izquierdistas. El populismo petrolero aderezado de una descomunal irresponsabilidad ha hecho añicos al país.

La incapacidad del Gobierno es tal, que siete años después de ser Gobierno y catorce años en la escena política, no hay forma de que los golpistas de ayer hagan un buen Gobierno. Para muestra, algunas perlas: aumento de salarios; eliminación del Impuesto al Débito Bancario. Pero nada de viaductos (“me lo quieren echar encima ahora, como si yo tuviera la culpa”); de puentes; de vías de comunicación; de viviendas. Sólo dinero. Nada de obras. Pero ojalá ese fuese el problema principal.

Como he dicho otras veces, el principal problema es que el Gobierno no se quedará tranquilo hasta que lleve a Venezuela a una guerra fraticida o con cualquier otro país. Desde el 04 de Febrero de 1992, el Presidente no ha podido terminar su batalla, su épica morbosa que lo tiene peleando sólo contra el Universo y más allá. Lo malo es que para muchos venezolanos, el 04 de Febrero aún no ha terminado, no es suficiente con haber tomado todos los resquicios del poder, es necesario aniquilar a todo lo que no sea como yo, a todo lo que recuerde el fracaso inicial.

La sociedad sigue dividida y lo seguirá estando por muchos años más. El 04 de febrero es el punto de quiebre de la Venezuela contemporánea. Así como la muerte del Juan Vicente Gómez en 1936 significó la entrada del país al siglo XX; el 04 de febrero significó el regreso del país al siglo XIX; con todo lo terrible que eso puede significar. El eterno retorno de la historia nos indica que, más temprano o más tarde, regresaremos a la paz después de muchas violencias y que habremos de construir un país digno, que aprenda, que construya y que se base en un principio que le escuché a algún Presidente en algún momento:

Ni olvido ni venganza, justicia.

Super Bowl

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El Super Bowl, también conocido como el "Súper Tazón" es el partido final de la liga nacional de fútbol americano (NFL) en Estados Unidos. La transmisión por televisión del Super Bowl suele ser el evento con mayor audiencia en el año en ese país y es el más caro desde el punto de vista publicitario.

Aparte de lo que significa el evento deportivo en sí, que este año disputaron los New England Patriots y los New York Giants (que acaban de ganar éstos últimos), es una de las más importantes vitrinas para los anunciantes y las agencias publicitarias, quienes hacen su mayor esfuerzo en talento e inversión, para lograr el reconocimiento de sus marcas.

No conozco casi nada del fútbol americano; de hecho, como todo niño venezolano, prefiero el béisbol (precisamente en este momento pierde Venezuela ante República Dominicana en la Serie del Caribe) y cuando escuchaba "súper tazón" me imaginaba una taza grande. Pero sí me interesa mucho el tema publicitario.

De todas maneras, algunos datos del evento (http://www.es.wikipedia.org/):

    • Es el espectáculo deportivo con mayor audiencia en Norteamérica, y uno de los espectáculos deportivos más vistos en el planeta, con 135 millones de espectadores promedio en más de 130 países y transmitido en 31 idiomas diferentes.
    • Medio minuto de publicidad cuesta unos US$2,5 millones.
    • Durante su realización los norteamericanos consumen cerca del 5% de las ventas totales de cerveza en los Estados Unidos.
    • Al espectáculo previo y en los entretiempo son invitados artistas como: Sting, Paul McCartney, U2, Shania Twain, Phil Collins, Aerosmith, The Rolling Stones, Britney Spears y Prince.
Algunos de los comerciales más recordados de los distintos Super Bowls:

GM (2007)



Snickers - 2007 (generó bastante polémica)


Doritos - 2007


Pepsi - 2002 (uno de mis comerciales favoritos de Pepsi & Britney)


Macintosh - 1984 (la célebre versión "1984", considerada por muchos como la mejor de todos los tiempos)


Honda - 2006


Otro de Pepsi - 1992


Coke - 1980 (uno de los más recordados de todos los tiempos)



Básquetbol y fútbol

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Via Adverblog (www.adverblog.com/), me consigo con dos propuestas publicitarias relacionadas con deportes.

La primera, se refiere a la NBA (National Basketball Association), con el jugador Steve Nash como protagonista, más valioso de la NBA en 2005 y 2006 con el equipo Suns de Phoenix. El comercial fue realizado por la agencia Goodby Silverstein & Partners.

La segunda propuesta, pertenece al nuevo juego de fútbol "Fifa Street 3" (http://www.fifastreet3.com/), realizado por W+K Amsterdam para toda Europa. Es una propuesta de "marketing viral" de fútbol extremo. Impresionante.

Por qué no me gusta

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Estos últimos días, vísperas de Carnaval, he estado recordando insistentemente algunos Carnavales pasados y he llegado a una conclusión: ¡no me gustan los carnavales!

En un país como Venezuela, dado a la rumba fácil, a los excesos colectivos y a la evasión maníaca de los problemas, seguramente tal afirmación me hace ver como un extraterrestre recien aterrizado. En el imaginario popular, el carnaval es una especie de espacio para el desenfreno (de lo que sea, de playa, de sol, de alcohol, etc.), las bailantas sensacionales, las borracheras 24 horas, con todas las consecuencias posibles.

Pero no a todos nos ocurre transcurre el carnaval de esa manera. Con suerte, nos toca pasar tres días barriendo cucarachas muertas, durmiendo malamente en el suelo, con sal de mar pegada al cuerpo porque no hay agua suficiente, con una insolación macabra y picado de todas las variedades posibles de insectos. Eso por no hablar del motor recalentado, la cola de carros de ocho horas (sin ir al baño) y la licorería llena de borrachos que luchan por la última bolsa de hielo de todo el municipio.

Cuando era (más) chamo, recuerdo algunos carnavales. Siempre la fiesta del colegio el viernes antes del feriado marcaba la pauta -parece que hoy en día esas fiestas son también los jueves-. Sólo recuerdo que me hayan disfrazado una vez ¡de Zorro!, y no recuerdo que haya sido una experiencia muy grata. Seguramente ir al colegio vestido de negro, con antifaz, bigotes pintados con no sé qué cosa, un sombrero ridículo, una espada de plástico y unas botas mal simuladas, no era un evento que le alegre la vida a un niño.


No dudo que yo haya pedido que me disfrazaran, como lo hace cualquier niño del mundo, pero no recuerdo que me hayan disfrazado en otro momento. Voy a consultar en mi familia para verificar.

La otra vez que me disfracé en mi vida fue hace pocos años, para una fiesta de Halloween -año 1999, si no me equivoco-. Esa vez sí lo disfruté, pues la máscara espantosa que tenía puesta me hacía poco visible a los demás. Eso sí, el calor que pasé fue algo anormal.

Más grande, ya con algunos amigos de la zona, nos disponíamos a jugar carnaval con bombitas de agua, lo cual no deja de ser divertido, siempre y cuando uno esté participando en el juego. Ya de "adulto" (contemporáneo, dirían algunos), le he huído a esos juegos con agua y otros elementos. El año pasado y el presente, en la oficina donde me ha tocado estar, se ha jugado carnaval con agua. Nada peor que jugar en una oficina, donde las computadoras y escritorios inevitablemente se mojan, los pisos se ponen como una pista de patinaje y nunca falta quien "se de una matada", huyendo de alguien con una bombita en la mano.

Lo que odio profundamente de estos días es la mera posibilidad de salir a la calle y ser bombardeado con agua o con lo que sea. La gracia de jugar carnaval con agua es mojar al que vaya desprevenido -cosa que yo también hice de chamo, by the way-, y por tanto es muy probable no salir ileso de esa lógica mortal.

Con los panas, mojábamos desde el edificio a otros panas, a otros no tan panas, y a perfectos desconocidos. Era envidiable la maestría para lanzar bombas de agua desde un cuarto piso, mientras cerrábamos la ventana y cortina para no ser descubiertos. Creo que nunca le pude pegar una bomba de esas a nadie, cosas de mi mala puntería.

Salir de viaje en estos días suele ser un martirio de tráfico y de colapso de todos los servicios y tiendas del lugar donde uno se queda. Sin embargo, lo hice en varias ocasiones, previendo que el regreso fuese antes de que las multitudes quisieran regresar también a sus hogares.

El carnaval de 1992 fue algo atípico en Venezuela. Ese año se produjo el intento de golpe de Estado el 4 de febrero, comandado por el Teniente Coronel Hugo Chávez. En pleno apogeo de la popularidad, ese año disfrazaron a muchos niños con ropa verde militar y boinas rojas. A ver quién se atreve hoy en día a semejante despropósito.

Mientras más pasa el tiempo, más veo que es una fecha para los niños, quienes hoy en día tienen miles de opciones para disfrazarse, aunque las principales opciones siguen siendo más o menos las mismas. Princesas y Supermanes siguen liderando las preferencias infantiles, o al menos eso es lo que parece en las calles.

Tal vez la única forma de disfrutar el carnaval siendo adulto es convirtiéndose otra vez en niño, cuando la vida es un juego que solo para cuando hay que dormir para recargar las baterías.

Mi sobrina en carnavales pasados:


Carnaval frío

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A pesar de que las principales páginas de internet que registran la temperatura actual de la ciudad de Caracas (weatherchannel; msn; yahoo; terra, entre otras), marcan entre 28 y 30° C, quienes vivimos aquí sabemos que eso es mentira.

Sólo una página, Weather Underground, es la que parece aproximarse un poco más a la temperatura actual: 16°C. Algo inusual en Caracas a las 19:00 de un día cualquiera. Esas temperaturas "tan bajas" para nosotros se consideran típicas de una madrugada decembrina, pero no temprano en la noche.


Se dice, aunque no me consta, que ciertas zonas cercanas a Caracas (los llamados Altos Mirandinos) han experimentado temperaturas entre los 3° y 4° C.

En Venezuela, se hizo costumbre llamar "Pacheco" al frío. Hay algunas leyendas referidas al tema, que desde hace varias décadas es parte de la vida cotidiana, especialmente de los caraqueños:

El pacheco, como suele saludar cariñosamente el caraqueño al frio en Navidad, tiene su historia en tiempos lejanos, cuando un campesino llamado Pacheco bajaba desde Galipán con sus burros cargados de flores.

Pacheco era originario de Galipán, comunidad del cerro Avila desde la que se ve el mar. Desde la época de la colonia, cuando para llegar a Caracas desde el puerto de La Guaira había que cruzar el Ávila, en Galipán había posadas donde los viajeros descansaban del largo viaje en mula hasta Caracas.

A Pacheco no le gustaba mucho Caracas y aun menos La Guaira ya que aparentemente detestaba el calor, es así que solo bajaba a la ciudad cuando en la montaña empezaba a hacer mas frío ya que de esta manera sabia que Caracas estaría también más fresca.

Pacheco llegaba a Caracas por el Camino de los Españoles y entraba por la Puerta de Caracas en La Pastora, vendía sus flores frente a la famosa Iglesia de esa zona y descansaba de su difícil viaje, de esta manera la gente comenzó a asociar la llegada del vendedor de flores con la época más fría, desde Noviembre hasta Enero.

Después de haber descansado seguía su viaje hasta el Mercado de las Flores de San Jose (el cual aún existe), donde junto a otros galipaneros terminaba de vender sus productos. De esta manera subía y bajaba con sus burros y sus flores tres veces a la semana hasta casi el final de Enero cuando hacia el ultimo viaje y no regresaba hasta el siguiente Noviembre, de esta manera por muchos años hasta que un año la gente notó que no regresaba.

De allí viene la leyenda popular. Hace muchos años, Caracas era apreciada por su eterno clima primaveral (es decir, de templado a frío), pero eso ya es historia. Aunque este año puede rememorarse aquella época, sin dudas lo que estamos viviendo debe ser parte del frío polar que está sacudiendo a algunas zonas del planeta.

De todas maneras, es un clima agradable, que a veces se cuela hasta los huesos... lo único malo es saber que cuando llegue el calor será sencillamente infernal.