Contra la Pared

Progresivamente, sin descanso, sin que le tiemble el pulso, la logia que domina a Venezuela encabezada por el Presidente Chávez, ha intentado arrinconar a aquella gran parte del país que no comulga con sus ideas y delirios.

El Gobierno, como el más eficiente ácido corrosivo, ha minado las bases de la vida cotidiana de los venezolanos, dejando ver sus garras afiladas y embadurnadas de un resentimiento añejo. No hay noticias, acciones, leyes, decretos, movilizaciones, discursos, escritos y demás accionares políticos que no dejen ver que hay un sector gobernando contra otro sector, porque ni siquiera gobierna a favor de su propio sector.

La manía gatopardiana de cambios que refleja el Gobierno, especialmente el Presidente Chávez, tiene dos claros objetivos: primero, hacer ver que aquí se gobierna, que aquí hay cambios serios. Segundo, que queremos borrar todas las referencias del pasado reciente, porque el pasado histórico fue mejor y el futuro es paradisíaco porque estará pleno de glorias, balas y charreteras.

Así, hemos visto cómo el sector gobernante intenta imponer desde la ideología preponderante nacional hasta los más ínfimos detalles de la vida personal.

Ahora seremos un país socialista, con vertientes marxistas – leninistas. Tendremos una hora legal diferente: media hora más o media hora menos, aún no lo tengo claro. La práctica privada de la medicina, la única medianamente eficiente –con contadas excepciones de la práctica pública-, quiere ser criminalizada. La educación privada, la única medianamente eficiente, con cada vez más contadas excepciones públicas, es vapuleada con el fin de buscar su definitiva mediocrización.

Los alimentos de consumo cotidiano escasean, obligando a cambiar a pobres y a la clase media su patrón habitual de consumo y compra. Los dólares son un asqueroso privilegio de los corruptos y un calvario para quienes los necesitan, sin hablar de quienes quieren pescar en ese río revuelto de corrupción e ineficiencia llamado CADIVI. El Poliedro, el Estadio Universitario, la Carlota, los Próceres, todos territorios vedados para el espectáculo que no guste a nuestros censores de turno.

Un canal privado de TV nacional cerrado por un capricho presidencial, un enamoramiento extraño con Marcel Granier; un canal de TV cuya oferta audiovisual es pobre y exacerbadamente gobiernera. El toque de queda que impone el hampa es la variable que no ve ni controla el Gobierno, que no entiende el Ministro de Relaciones Interiores, que padecen el resto de los mortales que no gozan de protección policial personal. La protesta es vista como un brazo de la conspiración que tiene casi 10 años en marcha contra mi Comandante. Los sargentos de la moral y de las luces venezolanas quieren quitar a las mujeres bonitas de la publicidad exterior; y seguramente después será de la la publicidad de cualquier tipo. Si bebes, es malo. Si juegas caballos, también. Pero si disparas de un puente y dices que defiendes al Presidente, eres un héroe. Todos los logotipos cambian a rojo. Todas las franelas también. La imagen aquella de "Ahora Venezuela es de Todos" se pavonea burlona por todo el país.

Una estrella más para una Bandera. Un pescuezo equino torcido en el Escudo Nacional para complacer peticiones. Un Himno Nacional que hasta ahora no ha sido tocado porque el Comandante aún no se ha puesto poéticamente creativo. Unas sardinas y atunes enlatados riéndose de la tragedia ajena con la foto del Comandante. Un maletín que nadie sabe de dónde salió ni qué destino tenía, y que nadie parece querer saber de dónde salió ni qué destino tenía. Un territorio a punto de ser mutilado y reordenado gracias a un mal trasnocho del Comandante. Y pudiera seguir eternamente.

Es un cerco peligroso. La noche está cayendo rápidamente sobre el país y se aceleran las condiciones de descontento de una población arrinconada, cercada, llevada a empujones a un corral impreciso, en el que se promete el cielo pero en el horizonte se ve el infierno. Objetivamente, estamos peor que en 1989 y que en 1992. Subjetivamente, somos una población debilitada por la diatriba constante, golpeada por la violencia sistemática, atemorizada por el apartheid político, controlada por el hambre, castigada por protestar, adormecida por una falsa bonanza económica y expectante de una crisis descomunal que se viene encima.

El cerco dio una vuelta más de tuerca ayer, cuando la llamada Comisión “Mixta” de la Asamblea Nacional aprobó la reforma de algunos artículos adicionales a los propuestos por el Presidente. Queda cercenado, en Estados de Excepción, el derecho al debido proceso y el derecho a la información. Ojalá entendamos que desde hace muchos años vivimos en Estado de Excepción, con el debido proceso suspendido de facto y el "derecho a la autocensura" impuesto a los medios de comunicación.

¿Es que no nos damos cuenta de lo mal que van las cosas? ¿Es que el adormecimiento económico puede más que cualquier otra consideración? ¿Es que no tenemos suficientes elementos para rebelarnos contra este estado de cosas?

Tanta energía acumulada no puede sino reventar, cual volcán que aparenta docilidad y estalla en medio del desconcierto de quienes sufren sus consecuencias.

Debemos romper el cerco.


PD: Gracias a Zapata, Weil, Fonseca, Juárez, Pam-chito y todos los caricaturistas... sus creaciones definitivamente dicen más que cualquier palabra.

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