Puente Roto y otras consideraciones

Escrito en enero del 2006:

La Pregunta:

¿Cuál es el verdadero significado de la frase “Puente Roto”?

1. Frase usada cuando una persona es intratable; antipática; difícil (“fulano de tal es como un puente roto, no lo pasa nadie”).
2. Cuando una persona, grupo de personas, sector de la sociedad está en completo desacuerdo con otra persona, grupo de personas, sector de la sociedad (“entre el Gobierno y la oposición están rotos los puentes de comunicación”).
3. Viaducto N° 1 de la Autopista Caracas – La Guaira.
4. Todas las anteriores

Año 2006, año electoral para Venezuela y 10 países más de América Latina. En medio de la euforia del ala izquierda del Continente, se apresta Venezuela a vivir otro año de furia electoral, a la que nos tiene acostumbrados el escuadrón oficialista desde hace 7 años. ¿Alguien se acuerda cuando el hoy Presidente trabajaba por la abstención? ¿Será que de esos días, como compensación, vendrá la manía electoralista a la que hemos sido sometidos desde 1998?

La apuesta de amplios sectores del Continente es la continuidad del Gobierno de Chávez. Faltan muchos dólares por repartir y hay quienes no quieren perder esta oportunidad única: por sólo hacerle “ojitos” al Comandante se obtienen millonarios créditos y facilidades de pago, cuando no petróleo barato.

Nuestro “puente roto” local ha aprendido a aflojar la mano en el exterior para obtener los favores de una prostituida comunidad internacional, que insiste en hacerse de la vista gorda frente a nuestro drama nacional.

Y si de dramas nacionales se trata, la suspensión del uso del Viaducto N° 1 de la Autopista Caracas – La Guaira es una de las vergüenzas más grandes que debemos llevar los venezolanos, seamos partidarios del Gobierno o de la oposición. El país hace rato se nos está cayendo a pedazos, desde todos los ángulos que lo miremos. La descomposición social; el deslave socio-político; la fuerza incontenible de la naturaleza que ha golpeado al país, han hecho que la mayoría de bienes públicos se conviertan en tierra de nadie (en consecuencia, en tierra arrasada por la desidia).

Parques; plazas; calles; autopistas; carreteras; sistemas de transporte; túneles; elevados; edificaciones públicas; monumentos; obras de arte; etc., todo ha sido “decretado” tierra de nadie, en la cual no hay responsables; nadie se ocupa de mantenimientos o planes de prevención y contingencia. Parece que, como sociedad, hemos preferido hacernos a un lado y ocuparnos sólo de nuestros espacios privados, pues los espacios públicos son compartidos con quienes no comulgamos.

El espacio público, con contadísimas excepciones, se convirtió en campo de batalla… y las consecuencias las estamos padeciendo cada vez con mayor rigurosidad. Cuando se cae un pedazo de una carretera; los puentes son destruidos; se hunde un tramo de la principal autopista del país o se fractura un viaducto vital; tenemos la constatación de la destrucción que se ha venido comiendo progresivamente nuestro país.

Venezuela, hoy, es una metáfora convertida en Viaducto. Ese viaducto es el más vivo y patético de los retratos de la forma en que ha degenerado Venezuela y los venezolanos. Cada uno de nosotros está fracturado y a punto de desplome, como el viaducto. Una parte del país está de un lado del Viaducto y el resto en la otra orilla, sin posibilidades de comunicación porque el puente está roto. Las sucesivas tragedias que han vivido Vargas y Caracas desde el año 1999 han revelado nuestras incapacidades y, lejos de hacernos tomar conciencia, han logrado una reacción de paralización masiva difícil de comprender.

Las consecuencias son impredecibles en términos económicos; sociales y políticos. Vargas y Caracas, desunidas por el Viaducto roto, son la pantalla macabra donde se desnuda impúdica la revolución. Allí, se han revelado las verdaderas intenciones y miserias de quienes nos gobiernan y de algunos gobernados.

Como siempre, no falta quienes eximan a los revolucionarios de responsabilidades, pues el Viaducto viene deteriorándose desde gobiernos anteriores. ¿Es que acaso los revolucionarios no sabían qué país estaban “tomándose” para sí? ¿Es tanta la irresponsabilidad que apenas hace poco “se dieron cuenta” de la gravedad de la situación del país? No hay excusas señores revolucionarios. Han tenido todo para hacerlo bien, todo el poder, todo el dinero, todas las instituciones. Pero no.

El Puente está roto. Nadie lo pasa. Ahora pudieran llevar a los manifestantes boinas rojas tarifados para que se paren en los extremos del Viaducto a gritar: ¡No pasarán! Porque esta vez, a diferencia de otras tantas, necesariamente habrá que hacerles caso.

Respuesta a la Pregunta:

Todas las anteriores.

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