La Revolución -de Mayo- No Será Televisada

I

“La revolución no será televisada” es un documental hecho en el año 2003, que relata los acontecimientos de abril 2002, bajo la óptica sesgada del oficialismo venezolano, escudado en la supuesta neutralidad de una televisora irlandesa que casualmente pasaba por aquí esos días.

Si bien mi opinión no es objetiva (ni pretendo que lo sea), es importante que cada quien se forme su opinión acerca del tema. Como complemento, algunos links que podrían ser interesantes:

http://www.chavezthefilm.com/index_ex.htm
http://www.vcrisis.com/?content=letters/200311161345
http://www.venezuelaenvideos.com/pt01v27.htm
http://www.venezuelaenvideos.com/pt01v01.htm

Este preámbulo sólo para justificar el por qué del título.


II

La verdadera revolución ha ocurrido y casi no nos hemos dado cuenta. Obviamente no hablo de la perorata chavista de su revolución multinominal (bolivariana; chavista; zamorana; robinsoniana; socialista; fidelista y demás hierbas que conviven dentro del matorral que existe en la cabeza del Presidente).

Las verdaderas revoluciones no son anunciadas, mucho menos televisadas o encadenadas. Y ni pensar en arreos a la Avenida Bolívar. Siguiendo a Fernando Mires en “La Revolución que Nadie Soñó o la Otra Postmodernidad” (1996), si bien según los historiadores las revoluciones tienen un comienzo y un fin –cronológicamente hablando-, en la vida cotidiana esos límites no son claros. Mires se refería a la revolución microelectronica; feminista; ecológica; política; paradigmática. Si este autor hubiese esperado diez años para escribir su libro, sin dudas hubiese tenido que mencionar a la Bolivariana como ejemplo de lo que no debe ser una verdadera revolución.

En este sentido, la verdadera revolución que ha ocurrido no viene de parte del oficialismo, quienes han secuestrado el vocablo y su significado por toda una década. Al Gobierno se le enredó el papagayo con la crisis derivada del cierre de RCTV sin poder articular, hasta el momento, una respuesta política adecuada.

III

El Gobierno se abrió un boquete en su legitimidad, tanto nacional como internacional. A nadie convence el fuera de sí Chávez cuando manda al carajo a todo el mundo en cadena de radio y TV. Probablemente, la mayoría de “carajeados” ni se enteró de eso, pues a despecho del Presidente sus cadenas aún no son universales.

El tema RCTV se le convirtió al Gobierno en la espada de Damocles que todo dictador siempre busca y termina encontrando sin mucho esfuerzo. Todo “enano” quiere enfrentarse a su “gigante” para obtener el respaldo de todos quienes se conduelen de su debilidad. A estas alturas, Chávez aún se cree y quiere hacer creer al resto del mundo que es un “enano” arrinconado, un Quijote en trance de enfrentar molinos de viento, que tendrá el aplauso planetario; sin darse cuenta que el gigante torpe, recrecido y sobrealimentado está representado en él.

IV

La revolución que se está produciendo comienza con el Movimiento Estudiantil, pero no termina allí con ellos. No quiero idealizar ni ver a los estudiantes como nuestra última esperanza para salir de esto. El Movimiento Estudiantil está jugando un rol muy importante, el cual reconozco: el de hacer que los más jóvenes sean parte de la solución al involucrarse activamente.

Los estudiantes que hoy protestan en las calles nacieron en plena democracia venezolana; al calor de las tensiones previas y posteriores al 27 de febrero. Eran bebés cuando un oscuro Teniente Coronel irrumpió un 4 de febrero y luego unos meses más tarde, un 27 de noviembre. Sus padres, la generación del Presidente Chávez, entre 45 – 60 años, representan la generación que fue literalmente “despolitzada” con la arenga de lo antipolítico. Esa generación a la cual le dio asco participar en política y que vio con cierto asombro cómo “jovencitos” como Leopoldo López; Julio Borges; Henrique Capriles; y algunos otros pocos nombres irrumpieron en la escena política, algunos de ellos rápidamente quemados en la hoguera bolivariana.

Estos jóvenes aún estaban en el colegio cuando Chávez ganó la Presidencia; no están en la lista Tascón; tampoco en la lista Maisanta; probablemente no están inscritos en las misiones del Gobierno, lo que quiere decir que no son sujetos de chantaje estatal o partidista. Crecieron en el declive de la democracia, entre el furor de los outsiders electorales (Rafael Caldera; Andrés Velásquez; Irene Sáez; Hugo Chávez); el hartazgo de sus padres acerca de la situación del país y en medio de las revueltas sociales de los 90.

Es la generación que nació con la caída del Muro de Berlín, la implosión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la caída de los regímenes socialistas de Europa Oriental y la consolidación del sistema occidental de convivencia. La América Latina en la que nacieron tuvo, entre otras joyas, a Alberto Fujimori, Carlos Menem y Abdalá Bucaram liderando los titulares del periódico.

Es la generación que tiene un “chip” en alguna parte de su cerebro. Para quienes la tecnología representada en Internet, la telefonía celular, los blogs, SMS, cámaras digitales, etc., son como para nosotros fue la TV a color y el control remoto y los teléfonos digitales en vez del viejo disco de números. La tecnología es su “arma” diferencial frente a las otras generaciones; por eso mientras el Gobierno cierra un canal de TV; se abren blogs y radios por Internet; mientras el Presidente encadena; las páginas web se multiplican en información; mientras CANTV bloquea algunas páginas web, se abren muchas más.

Despierta una generación de estudiantes, a la luz de la oscuridad que hemos dejado otras generaciones y otras instancias de la vida nacional. Esa es la verdadera revolución, la de la interpelación que nos hacen los estudiantes, con sus acciones –estemos o no de acuerdo-, con sus ideas y con su discurso. La anulación en que han quedado diversos actores nacionales, no solo el Gobierno, sino también los partidos políticos; los líderes regionales, sociales, empresariales; sindicales, entre muchos otros, da cuenta del estado de postración en que el país se ha sumido. Insisto, no es una retirada estratégica de estos actores para ver “qué pasa”. No. Es una retirada obligada porque nos hemos quedado sin discurso político.

El gran mérito del Movimiento Estudiantil es traer a la calle una voz en medio del silencio del terror.

V

En lo personal, no quería que fuesen los estudiantes hoy a la Asamblea Nacional, pues esto era una trampa “cantada”. Sin embargo, el desenlace fue el mejor dentro de lo que cabe. Es imposible abrir diálogos con quienes han cerrado todos los espacios, incluyendo la AN. ¿Por qué habrían de dejarle esa tribuna abierta a voces disidentes?

La barbarie de escuchar a “estudiantes” (jóvenes con ideas frescas; que estudian; obtienen conocimientos novedosos; personas que son creativas para relacionar conocimientos nuevos con los anteriores), con el disco rayado de las ideas insufladas por el Comandante durante 9 años, me llenó de pena ajena. Estos jóvenes eran los verdaderos manipulados, los verdaderos nariceados por quienes solo tienen el resentimiento como norte de vida. La antítesis de lo que es un estudiante, se presentó hoy en cadena nacional de radio y TV. La barbarie atizada a la salida de los estudiantes de la AN, tras los gritos de “gusanos”, debería llenar de vergüenza a un país que se perdió en medio de la fractura que nos recorre de extremo a extremo.

La revolución que ha ocurrido sin que nos diésemos mucha cuenta viene de la combinación de indignación + resistencia + rebelión + creatividad. Esa revolución de la que hablo encadenó verdaderamente sentimientos en común sobre la situación.

VI

El caso RCTV ha desembocado en una verdadera revolución. Y esta revolución de mayo – junio no será televisada ni por VTV ni TVES. Pero, a diferencia de abril 2002, esta vez eso no le importará al gobierno.

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