Este año se cumplió el 70° aniversario de un acontecimiento que también forma parte de la "memoria visual" de la humanidad.
El 06 de mayo de 1937, en New Jersey (Estados Unidos), luego de cruzar el Océano Atlántico, el dirigible Hindenburg explotó y se estrelló cuando faltaban pocos metros para llegar a tierra. Seguramente todos hemos visto en algún momento esta secuencia de imágenes espeluznantes:
Una tragedia de esa magnitud, hoy en día, no podría pasar inadvertida a los medios de comunicación ni a las infinitas cámaras (digitales, de video, de celulares) que son parte de nuestra cotidianidad. En los momentos más insólitos, siempre hay alguien grabando. Pero es raro que hace 70 años una tragedia como ésta lograra ser filmada y "narrada". Evidentemente, la llegada del Hindenburg a New Jersey representaba un hito en la historia de la aeronáutica, esa es la razón de la presencia de la cámara y la narración hecha por Herbert Morrison (y su conmovedora expresión "Oh, the humanity").
Así reseñaron la noticia:
Vale la pena recordar que el Hindenburg era parte de un plan propagandístico del gobierno alemán, de Adolf Hitler claro, para mostrar el poder de Alemania sobre los cielos europeos. De hecho, en la inauguración de los Juegos Olímpicos Berlín 1936, el dirigible Hindenburg sobrevoló el estadio antes de la llegada de Hitler. Como todos los grandes avances científicos, tuvo un impacto importante en el mundo militar. Recordemos que 3 años después, la Alemania de Hitler incendiaría al planeta (por aire, tierra y mar).
Por supuesto, la tragedia del dirigible fue el detonador para la culminación del proyecto.
97 personas en el dirigible, de las cuales murieron 35. Una tragedia "menor" si la comparamos -que odiosas las comparaciones, más si se trata de tragedias-, con lo ocurrido 25 años antes con el hundimiento del Titanic. Cuando el Titanic chocó y se hundió no había cámaras cerca.
70 años después, queda esta tragedia como un evento espeluznante del siglo XX, por su impacto en nuestra memoria y por su significado simbólico: la muerte de los dirigibles significó la muerte de los monstruos del aire, así como el hundimiento del Titanic simbolizó la desaparición de los monstruos del mar. Varias décadas después, la explosión del Transbordador Challenger nos demostró que tampoco los monstruos del espacio habían logrado dominio.
El ser humano aún no estaba -o no está- preparado para vencer a la naturaleza.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/r101.htm
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