Reflexiones (a) oscuras, 3

Las torpezas gubernamentales han traído, como era de esperarse, nuevas torpezas.

La devaluación de la moneda ("devaluación revaluadora" según Chávez), fue promulgada como el racionamiento de electricidad: sin ningún tipo de consulta y sin entenderse las reales consecuencias.

La "devaluación revaluadora" trajo tres medidas inmediatas:

- Amenazas a los comerciantes: si especulas (remarcas, aumentas precios) te sancionamos y te podemos quitar el negocio.
- Intervención del Banco Central de Venezuela en el mercado cambiario.
- Aumento de sueldo mínimo en dos partes: 1ero de marzo y 1ero de septiembre.

Todas las medidas tienen impactos indeseables en la economía. Por poner sólo un ejemplo, el aumento decretado del sueldo mínimo tiene un impacto en la estructura de costos de las empresas (pública o privada), lo que obligará a tomar medidas.

No hay forma de contener el aumento de la inflación, que es la peor de las sanciones que puede sufrir el ciudadano. Entendamos que Venezuela es uno de los países con la mayor tasa de inflación del mundo.

No hay forma de estimular la producción ni atraer inversionistas que nos ayuden a ver una luz a corto plazo. Nadie va a invertir un dólar si estás amenazado constantemente por el gobierno o si ni siquiera puedes contar con condiciones básicas como seguridad, agua o luz.

La crisis de energía eléctrica ha dejado desnudo al gobierno en su infinita incompetencia. No hay forma de justificar los apagones sin hablar de la incompetencia del gobierno. No hay forma de culpar a la oposición ni a Uribe, mucho menos a Obama o al imperio que maneja. No hay forma de decir que los venezolanos apátridas están conspirando para dejar la país sin luz o que detrás de todo esto hay un complot para asesinar al presidente.

Es pura y simple incompetencia.

El viernes, en el discurso a la Asamblea Nacional (Memoria y Cuenta, lo llaman), Chávez no hizo sino repetir su peor versión de sí. Ya no hay asombros, ni medidas escandalosas, ni bramidos antiimperiales que produzcan acidez estomacal. El gobierno de Chávez envejeció aceleradamente en una semana, y en vez de 11 años parece que tuviese 25.

No hay forma de seguir tapando los errores y la incompetencia. Es, sencillamente, el preludio del derrumbe final.

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