Más sobre la violencia



Estos panfletos fueron repartidos el día viernes 29 en las cercanías de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), como una suerte de amenaza directa contra los estudiantes que han manifestado su descontento en las calles.

La amenaza es clara, obscena, como para que cualquier autoridad abra una investigación inmediata.

Los grupos parapoliciales se han apoderado del control de las calles, ante una significativa retirada de los cuerpos policiales y militares. Peor aún, lo chocante no es la ausencia en las calles de la policía. Lo terrible es verlos allí al lado de los grupos de choque del chavismo sin mover un dedo, quien sabe si por miedo, por conveniencia o por órdenes.

¿Por qué nadie hace nada al respecto? ¿Por qué la Fiscal General y la Defensora del Pueblo no mueven las pailas para condenar e investigar los hechos? No sólo los de la UCAB sino los de Mérida, Anzoátegui, Valencia, Maracaibo, Barquisimeto... en todos hay grupos parapoliciales de choque involucrados.

Peor aún... y esto realmente me impresiona: ¿por qué la máxima autoridad de Caracas, el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, no se manifiesta y procede a denunciar o repeler la situación? Entiendo que no tiene recursos, que no tiene policías, que no tiene casi ninguna competencia... pero por el amor de Dios, es la máxima autoridad electa por los caraqueños!!!!!! Ni una declaración simbólica... ni un comunicado junto a los otros alcaldes de la Gran Caracas.

Eso me lleva a otro tema: la ausencia de los partidos y dirigentes políticos en la última semana.

Ciertamente, los dirigentes políticos están en una encrucijada: si se aparecen en las protestas, serán acusados de querer aprovecharse de los estudiantes. Si no aparecen, se les reprocha que los dejen solos.

Creo que es un falso dilema. Si es verdad que los dirigentes políticos se arriesgan a ser criticados sea cual sea su accionar. Pero en este momento, más allá de la posible crítica, es importante que estos personajes estén en las calles, junto a los manifestantes, sin ánimos de dirigirlos o naricearlos ni de robarse las convocatorias. Aquí cabe el dicho de "más vale pedir perdón que pedir permiso".

Ni Antonio Ledezma, ni Ismael García, ni Enrique Mendoza (por nombrar tres de los más conocidos), ni ninguno que se precie de dirigente ha mostrado su cara. Tal vez no quieran ser sacados por los manifestantes, tal vez no quieran recibir una monumental pita... pero ¡por favor! créanme que así no se hace país.

Hay una evidente desconexión entre los jóvenes manifestantes y los dirigentes políticos. Lo cual es bastante grave, dada la situación tan cercana a la anomia.

El presidente se radicalizó aún más. Y las protestas no se detendrán.

El choque en Venezuela es inevitable.

0 Comentarios para la Caja: