El calor no ayuda, claro.
Pero no es a la espesura del calor a la que quiero referirme.
En un país adicto a los sobresaltos, estar dos días tranquilos es como para asustarse.
¡Vaya paradoja! La tranquilidad anhelada asusta. Pero así es.
Porque es una tranquilidad espesa. Por eso asusta. Y las "tranquilidades" deben fluir con pies ligeros.
"Algo pasa".
Se lee. Se comenta. Se escribe. Se chismea. Se piensa. Se siente.
Los líderes del chavismo han desaparecido las últimas horas. Solamente han abierto su boca el vicepresidente Carrizales y el ministro Diosdado Cabello. A este último, hace apenas tres días, el presidente Chávez le espetó un "Diosdado Cabello... estoy esperando", lapidario y trepidante, que seguramente ha traído consecuencias.
La suspensión del programa "Aló Presidente" tanto ayer como hoy no es normal. Una persona tan mediaticadicta como Chávez tiene que sufrir un grave traspiés para no presentarse frente a sus cámaras, frente a sus aplaudidores, frente a su tercio de país.
Ni siquiera una aparición pública. Se habla de una crisis personal. Se habla de una crisis política gigantesca. Se habla de un viaje intempestivo a La Habana. Se habla de una crisis de salud pública -AH1N1-.
Para cerrar el círculo de rumores, para hoy estaba prevista la llegada del presidente boliviano Evo Morales. Mañana viajarían ambos presidentes a la toma de posesión de Mauricio Funes en El Salvador. Pero Morales suspendió su viaje a Venezuela. Y probablemente tampoco asistirá a El Salvador.
¿Qué está pasando?
Nadie sabe. Nadie supo.
Amanecerá y veremos. Mañana será otro día.
Si Dios quiere.
La espesura del clima
Etiquetas: Calor, CrisisEscrito por Néstor a la/s 10:32 p. m.
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