I
Las lecturas de resultados electorales son como cuando a uno le dan los resultados de un examen médico: generalmente hay noticias buenas y malas, y cada quien se queda con la parte de la noticia que más le conviene o que menos le molesta. Las horas y días post-electorales se convierten en una gigantesca olla donde se cocinan percepciones favorables para cada uno de los bandos en disputa.
Por supuesto, lo ocurrido en las elecciones regionales venezolanas no escapa a esta lógica: tanto gobierno como oposición se atribuyen triunfos inobjetables y aplastantes, que son cuestionables para el adversario.
Con suerte puede uno esbozar alguna idea original para enriquecer el análisis. Los principales analistas nacionales e internacionales ya han emitido sus primeras lecturas, así que lo que viene a continuación probablemente no escape a lo ya dicho.
II
No se por qué tengo el feeling de que los resultados electorales no molestaron mucho al presidente Chávez (el gran decisor del oficialismo). Si bien no es nada despreciable ganar 17 de 22 gobernaciones y la Alcaldía del Municipio Libertador (Caracas), no parece disgustarle la idea de perder cinco estados claves (Zulia; Miranda; Carabobo; Táchira; Nueva Esparta) y las alcaldías más emblemáticas del país (Sucre; Maracaibo; Chacao; Baruta).
Sin embargo, no hay que dejar de lado que, para Chávez, tal vez esas derrotas contengan algunas "ganancias" implícitas para su revolución:
- Diosdado Cabello; Aristóbulo Istúriz; Mario Silva; Jesse Chacón; Gian Carlo Di Martino, perdieron muchísimo terreno en sus posibilidades de "heredar" el trono de Chávez para las elecciones del 2012 (especialmente los dos primeros). Pierde fuerza el "chavismo sin Chávez" pero aumenta el reconcomio interno contra el Comandante. Diosdado Cabello aún conserva muchas fichas dentro del entramado burocrático del gobierno y en los altos mandos militares, lo que lo convierte en un aliado peligroso.
- Por otra parte, para Chávez es bueno tener esos "peones" disponibles para los enroques ministeriales a los que nos tiene acostumbrados. Porque si de levantar ronchas se trata, ¿por qué no pensar en un Mario Silva para el Ministerio de Interior y Justicia? ¿o por qué no Diosdado como vicepresidente de la región que cubre a Miranda, de esas creadas vía ley habilitante? ¿O a Jesse Chacón presidiendo alguna entidad creada para atender y dar recursos a los barrios ricos de Petare?
- Chávez ahora tiene las excusas perfectas para seguir con el cuento chino del magnicidio - golpe - terrorismo. El gobierno prefiere perder Miranda, la Alcaldía Mayor, Carabobo y el Municipio Sucre buscando desesperadamente revivir las viejas polarizaciones: es más fácil ser "víctima de la derecha fascista" que gobierna las principales regiones del país que sentarse a trabajar y resolver problemas de las comunidades mirandinas, caraqueñas y carabobeñas. La propia excusa para no trabajar, para seguir gritando que lo quieren matar y todo el tinglado de estupideces que acompaña las denuncias de magnicidio.
- Mayoría numérica - derrota simbólica - ganancias para Chávez. Tal vez podría resumirse así lo que ocurrió para el gobierno.
La otra cara de la moneda es la de la oposición. Los triunfos fueron resonantes e impactantes. Pero algunas de sus derrotas también lo fueron:
Guárico; Bolívar; Yaracuy; Anzoátegui; alcaldía de Valencia; alcaldía de municipio Libertador; no han debido perderse. Ni de vaina. La falta de acuerdos políticos dividió los votos de la oposición de manera determinante, lo que generó las derrotas comentadas.
Es imperdonable la postulación de Stalin González a la alcaldía del municipio Libertador. Es difícil de entender que se entregara la responsabilidad de tan importante plaza a un joven dirigente estudiantil que no tiene mayores méritos políticos.
Es imperdonable la derrota de Lenny Manuitt ante William Lara por falta de acuerdos con el cantante Reinaldo Armas. Caso parecido al del "Conde del Guácharo" en Anzoátegui, quien no quiso retirar una candidatura sin mayor arrastre. El Conde entenderá que esto de la política es algo más serio y enredado de lo que posiblemente imaginó.
Es imperdonable la postulación y tosudez de Liliana Hernández en Chacao. ¿Con qué cara presentará Liliana su candidatura a la Asamblea Nacional? Admiro el trabajo y la pasión política de Liliana Hernández, pero me parece un error grueso haber mantenido contra los pronósticos su postulación. Liliana es una diputada natural, por lo que creo que lo de Chacao no era necesario.
Pero los triunfos de Antonio Ledezma y Carlos Ocariz fueron construídos a pulso. A pesar de todo el ventajismo que tuvo el gobierno, desde la inhabilitación de Enrique Mendoza, pasando por el aparato propagandístico a favor de Jesse Chacón, el abuso de las visitas semanales de Chávez tratando de incendiar las praderas petareñas y el insulto de regalar neveras y lavadoras a habitantes de zonas que no tienen agua o electricidad con regularidad. La compra más descarada de votos que nadie haya visto.
El gobierno trató de imponer entre sus seguidores la matriz de opinión de que
"si se pierde Petare, se pierde Latinoamérica". Siendo Petare el barrio más grande y popular de Venezuela, para Chávez perder ahí significaría el comienzo del fin. Tamaña megalomanía provocó la movilización de todo el aparato propagandístico estatal en Petare.
Claro que la realidad no es tan grave para el gobierno: perdió Petare, perdió Miranda, pero Chávez sigue gobernando... y Correa; Evo; Ortega; Cristina y Lula también siguen gobernando. Y lo harán hasta el fin de sus períodos presidenciales.
La oposición perdió numéricamente, ganó simbólicamente y no estoy seguro si hay alguna ganancia secundaria detrás de sus triunfos.
Los que quedaron muy mal parados, con la urgencia de revisar sus quebrantados liderazgos son aquellos personajes que desde el chavismo primario intentaron hacer oposición al gobierno.
Hablo de personajes como Marisabel Rodríguez (ex Primera Dama); Rafael Simón Jiménez y Luis Tascón. Pero también de Ramón Martínez; Didalco Bolívar; Eduardo Manuitt e Ismael García. Todos ellos, chavistas del aluvión primario, quienes encontraron un filón donde posicionarse: el de la
"izquierda no tan izquierdosa", y el de la crítica demoledora a lo que ellos mismos hicieron e impulsaron tantas veces. Nunca olvidaré aquello de que "la revolución es indevolvible", según el léxico del mediático Ismael García.
Se salvó Raúl Isaías Baduel de caer en este incómodo saco de gatos opositor, por no haberse postulado a ningún cargo ni apoyar explícitamente ninguna opción, aún cuando todos sabemos de sus afinidades con los ex-chavistas de Podemos.
Si Diosdado y Aristóbulo la tienen difícil en el gobierno; en la oposición más de un personaje de los mencionados deja de ser una referencia válida. Al menos por los próximos meses.
III
Luego de las elecciones, Chávez se dió a la tarea de mentir descaradamente acerca de los resultados. Desde la rueda de prensa en la sede del PSUV, en la que un maleducado y despreciable Müller Rojas se cargaba a la periodista de Globovisión, espetándole que él no iba a dar análisis inmediatos, que él necesitaba pensar mejor, Chávez intentaba vender una imagen triunfalista, desmentida por la trompa de Aristóbulo Istúriz, que alcanzaba dos cuadras a la redonda.
Aristóbulo osó decir que para la Alcaldía Mayor la gente no votó contra él sino contra Chávez. Es decir, se deslastró de la derrota y se la endosó al líder, quien previamente se había endosado todas las candidaturas de su partido en todo el país. Supongo que esas declaraciones le costarán caro a Istúriz, quien ahora se queda sin el PPT y sin el apoyo del gobierno, lo que lo hace más vulnerable a hacer lo que Chávez quiera. Qué triste destino.
Acto seguido, la rueda de prensa con corresponsales extranjeros, en la que invitó a la oposición y a los periodistas y analistas a "bajarse de esa nube" triunfalista, porque los verdaderos triunfadores habían sido ellos. No conforme con eso, atribuyo la derrota en el Municipio Sucre
"a los ricos que viven en Petare... donde están campos de golf... y son racistas...", tratando de vender un país que sólo existe en su fantasía.
Me remito a unos párrafos de un análisis hecho por alguien afecto al chavismo:
Petare está conformado por cinco parroquias en las cuales hay 149 barrios populares que representan 78% de la población electoral de ese municipio. Pero es precisamente allí fue donde la población votó contrario al partido PSUV o en su defecto a favor de la derecha oposicionista; esto parece contradictorio y tiene locos a funcionarios del gobierno tratando de justificar este fenómeno, que de no ser explicado tendría consecuencias en la estima de las poblaciones electorales de estos pueblos en relación con los venideros comicios presidenciales.
Lo cierto es que el gobierno local de ese municipio estuvo ocupado por un alcalde “chavista” cuya gestión fue negativa y que además llegó al poder impuesto por la nepótica actitud de personeros del gobierno, dado que el mismo era hijo del entonces Vicepresidente de la República; por otro lado la oposición entendió lo estratégico de ese municipio y desde hace dos años constituyó una estrategia de penetración llamada “Red de Barrios” en la que invirtieron grandes cantidades de dinero de origen incierto para la solución de pequeños problemas cotidianos a cambio de reconocimiento de un liderazgo político de base y en base a privilegios particulares pero que de igual manera, esa atención directa, dirigida más a la estima que a lo material, predispuso a parte de la población en contra de unos funcionarios públicos triunfalistas, arrogantes y sectarios en su mayoría.
Cuando el gobierno se dio cuenta de esa realidad quiso reaccionar, pero ya era tarde, tan sólo faltaban siete meses para las elecciones, la acentuación de los programas sociales no fue suficiente para sanar esa herida mortal que el capitalismo de cerro impuestos por las oligarquías de derecha y reforzado por la ineptitud de la aristocracia del gobierno municipal, había dado al proceso revolucionario. Aun así este triunfo de la derecha drena un poco la impotencia que le había hecho recurrir a la violencia y que a su vez le da posibilidades de dirimir sus luchas en el plano democrático y por otro lado le da una lección de humildad al gobierno que debe aprender que aun con haber obtenido el poder y aceptación de la mayoría, nada hay más peligroso que una minoría unida y acorralada. Lo cierto del caso es que el efecto Petare puede estarse fraguando en cualquier país del Sur donde en un Estado menos sólido pudiera traducirse en insurrección, golpe o secesión.
Fuente: Aporrea
Entre líneas se lee que el chavismo perdió por su propia incapacidad, no por trampas ni por reparto de dinero ni por abusos de poder de parte de la oposición. Todo lo contrario, la derrota sufrida es una clara respuesta hacia los fallos sostenidos de las políticas gubernamentales.
No es que
"lo estábamos haciendo muy bien y vinieron los ricos a jodernos". No. Es que
"lo hicimos muy mal y las clases populares nos pasaron la factura".
Los últimos días, Chávez se ha apresurado a dar sus verdaderas opiniones sobre los resultados adversos: a los ganadores opositores los ha acusado -qué novedad- de golpistas, terroristas, fascistas. Dijo que ya se activó el golpe contra él y ha ordenado la movilización popular y ha alertado a la Fuerza Armada contra los recién elegidos. Cosa extraña, porque Capriles y Ocariz ganaron también con el voto de muchos chavistas arrechos, lo que quiere decir que su opinión no interesa siempre que sea negativa hacia el gobierno.
El chavismo no entendió las razones de la derrota y ahora quiere simplemente barrer con todo.
Lo que veremos de aquí en adelante será fatal: instituciones saqueadas, oficinas administrativas inservibles, programas y recursos transferidos cobardemente al poder ejecutivo; aniquilamiento y amedrentamiento hacia los cuerpos de seguridad; uso abusivo del poder judicial contra los triunfadores (Capriles Radonski; Rosales; Salas Feo y Ledezma en primera fila).
La estupidez, como el universo, puede ser infinita. Y sus efectos adversos nos dañarán a todos, no sólo a opositores o a chavistas. Realmente será a todos. Como ha sido y como será siempre.