I
Ya ha pasado una semana desde el referendum para la enmienda constitucional en Venezuela. La esencia de la enmienda es la "ampliación de los derechos políticos" de Hugo Chávez y de todos los funcionarios que son elegidos por el voto popular: ellos podrán postularse las veces que así lo deseen al cargo que actualmente poseen.
Una "ampliación de derechos" -concepto usado por el oficialismo para hacer más digerible la enmienda- que no alcanza a los demás ciudadanos venezolanos: es como decirle a alguien que tiene derecho a vivir una tiranía y a ser esclavo de los mandatos de otros. Es decir, un contrasentido, un absurdo dramático.
Aún así, la mayoría de venezolanos que votaron, lo hicieron a favor de ese absurdo dramático.
II
Empezando por lo obvio, hay que aceptar que hay una gran cantidad de venezolanos -que no la mayoría, como ya veremos- que votaron por la posibilidad de que el presidente Chávez sea candidato siempre que le da la gana.
Eso, de por sí, sin otras consideraciones, es un drama.
Veamos estos números y lo que nos quieren decir:
- La cantidad de venezolanos aptos para votar en este referendum fue de 16.949.033.
- Los venezolanos que votamos fuimos 11.517.642 (67,95%)
- Los venezolanos que no votaron fueron 5.431.391 (32,05% de abstención)
- Los venezolanos que votaron a favor de la enmienda: 6.319.636 (54,86% de los que fueron a votar)
- Los venezolanos que votaron contra la enmienda: 5.198.006 (45,13% de los que fueron a votar).
- En rigor estadístico -no político-, la opción a favor de la enmienda obtuvo un 37,28% de apoyo del total de venezolanos aptos para votar.
- La opción contra la enmienda obtuvo un 30,66%.
- El resto, como ya vimos, no votó: 32,05%.
¿Cuál es la historia qué cuentan estos datos?
III
Los resultados electorales son datos "multi-interpretables". Cada quien arrima la brasa a su sardina tratando de agrandar lo favorable y esconder lo desfavorable. Pasa aquí y en todos lados.
Lo primero que me salta a la vista es el drama de los cuatro pedazos de país. Algunos analistas hablan de la partición de Venezuela en dos bloques irreconciliables. Pero la verdad es que Venezuela está rota en, al menos, cuatro pedazos en apariencia irreconciliables:
- El pedazo irreductiblemente chavista (alrededor de un 25%): el que se mueve al ritmo de las tripas y las emociones del comandante. El que suspira con sus gritos de energúmeno y se contenta cuando el presidente anuncia que está en cadena nacional. El que se come el cuento del golpismo y el fascismo de la oposición y el que promete rodillas en tierra si asesinan a mi comandante. Es el pedazo que, en principio mostró una inocencia política ilimitada, hoy es capaz de radicalizarse hasta que el comandante lo pida.
- El pedazo irreductiblemente antichavista (alrededor de un 25%): el que reacciona a todo lo que diga o haga Chávez; el que la vida se le ha convertido en un ejercicio de resentimiento contra lo que Chávez representa. El que piensa y cree que la salida a todo ésto será violenta, no porque así se quiera si no porque no se cree en el talante democrático de quienes están hoy en el gobierno.
- El pedazo irreductiblemente antiparabólico (alrededor de un 25%): si hemos de creer en la data del Consejo Nacional Electoral, entonces tenemos un pedazo de país que no vota por distintas razones. Bien sea porque no se crea en la importancia del voto; porque no le interesa mucho el país; porque cree que la conflictividad del país es artificial o porque simplemente no pudo ir a votar. Es un pedazo incrédulo. Refractario. A veces banal. Siempre pragmático.
- El pedazo "veleta" (alrededor de un 25%): el que dependiendo de lo que esté en juego, apuesta de un lado o de otro. El que no cree tampoco que en cada elección se juega la vida del país ni mucho menos. El que es más o menos presionable, dependiendo de su nivel de cercanía a la administración pública. El que hace gala de un supuesto "equilibrio" (a veces VTV, al rato Globovisión... odia a Mario Silva y también a Marta Colomina... condena a Chávez, pero a ratos cree que tiene razón en su visión socialista).
La atención de todos los analistas está siempre en los dos primeros grupos, por su notoriedad y por el volumen de sus acciones.
¿Pero qué hay de esa otra parte de la realidad? ¿Cómo atacar el problema de los que se abstienen y de los veletas, considerando que no hay razones únicas para tales comportamientos electorales? Lo que hice fue un dibujo bastante grosero de cada grupo, pues la heterogeneidad es lo que hace compleja cualquier análisis. Y entenderlos es la parte más difícil. Pero también la que nos dará luces para navegar en este pantanoso terreno.
IV
En estricto rigor, los resultados del referendum fueron así:
- Opción SÍ: 37,28%
- Abstención: 32,05%
- Opción NO: 30,66%
V
¿Realmente entendemos la magnitud del problema? Yo creo que no. Que los políticos de oposición, los que aceptaron la derrota sin revisar mucho, no entienden nada de lo que ocurre. Que los Petkoff; Rosales; Borges; Ricardo Sánchez; Goicoechea y demás líderes de la oposición tienen que encontrar formas diferentes de abordar el problema...
El problema no es precisamente que la mitad de los venezolanos seamos ignorantes y la otra mitad letrada. No. No creo en la superioridad moral e intelectual de quienes votamos NO, porque eso nos convertiría en una casta falsa y rebosante de un complejo de superioridad que en esencia esconde una inferioridad demasiado dolorosa.
El problema es, ni más ni menos, que alguito más de un tercio de los venezolanos optó por la continuación del dominio chavista, por la "ampliación de los derechos" del comandante -como si los necesitara-, mientras que a otro tercio ni siquiera le importa eso...
Ese, y no otro, es el verdadero drama que tenemos los venezolanos entre manos.
Así estamos.