Hoy ocurrió una de esas cosas difíciles de explicar y de entender.
En el 23 de Enero, en el oeste de Caracas, se inauguró la plaza "Manuel Marulanda Vélez", el delincuente muerto hace pocos meses en Colombia. Marulanda -o Tirofijo-, el padre de esa espantosa criatura llamada Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que aún hoy azota nuestros vecinos. El anciano y enfermo Marulanda murió en las selvas colombianas; de un infarto según sus muchachos; en un ataque del Ejército, según el gobierno del vecino país.
Marulanda es un símbolo inequívoco de violencia y muerte. Ni siquiera se le acerca en simbolismo al Ché Guevara, otra de las estampitas favoritas del izquierdismo radical. Por supuesto, el Ché tampoco fue una joyita que merezca veneración, pero esa es otra historia.
Repudiado por sus compatriotas, los mismos a quienes quería "liberar" a sangre y fuego, Marulanda fue llorado apenas por unos pocos cínicos o ingenuos, entre ellos algunos venezolanos.
Hoy sufrimos la vergüenza de ver cómo se inaugura una estatua de semejante tipo en plena capital de la república. Con razón, se prende la indignación de los colombianos, especialmente de su gobierno, quien pide explicaciones y una toma de posición al gobierno de Venezuela.
El alcalde de Caracas, Freddy Bernal, el mismo malandro que amenaza con quemarnos vivos si algo le pasa a su Chávez, dice que el poner una estatua de Marulanda es un acto soberano de los colectivos que habitan en esa zona. Que para eso no necesitan permiso. Y que su asistencia a ese acto era como un ciudadano más.
Me gustaría ver qué pasaría si los "colectivos" de algún barrio con mayoría colombiana en Caracas, decidieran soberanamente levantar una estatua y una plaza a Álvaro Uribe. Lo más probable es que la indignación se apoderaría de los pacíficos espíritus bolivarianos, y llevarían la queja hasta la ONU.
Como si fuera poco, el "rector" de una de estas universidades bolivarianas anunció la apertura de la cátedra Manuel Marulanda.
¿Qué demonios se podría aprender en esa cátedra? ¿Cómo sobrevivir cincuenta años en la selva? ¿Cómo matar compatriotas diciéndoles que es para liberarlos del horror de la oligarquía? ¿Métodos de secuestro, tortura, extorsión? ¿Cómo evadir a la justicia terrena? ¿Cómo ganarse el apoyo de presidentes y políticos imbéciles? En fin
Mientras todo eso pasa, los problemas verdaderos de los venezolanos siguen quedando de lado. El alboroto que provocan estas acciones, claramente diseñadas con ese objetivo, pretende tapar otras noticias devastadoras para el gobierno.
Por el momento, veamos las fotos del "evento inaugural" de la plaza:
Así estamos.
Dictando "cátedra"
Escrito por Néstor a la/s 9:58 p. m.
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