Los gobiernos de Venezuela y Bolivia se embarcaron hoy en una de esas decisiones que son difíciles de echar atrás después.
Ambos países decidieron hoy romper relaciones diplomáticas con Israel "por la agresión salvaje en Gaza".
Es difícil de entender, al menos racionalmente. Supongo que cada gobierno habrá hecho sus cálculos políticos respectivos para ver el alcance de la decisión de romper relaciones diplomáticas. En verdad, no tenían nada que perder.
Israel no va a tomar represalias, ni políticas, ni económicas ni mucho menos militares. Simplemente porque tienen problemas más importantes que atender y porque no creo que le interesemos como socios de ninguna clase.
Israel no es el blanco de la ira chavista - socialista latinoamericana. Es Estados Unidos, a quien acusamos de ser el promotor, la cabeza del conflicto... pero con quien no nos atrevemos, ni por casualidad, a romper relaciones diplomáticas o a activar la suspensión de envío de petróleo. Ni de vaina.
Venezuela y Bolivia, o más específicamente Chávez, verán crecer sus "popularidades" de todos los rincones extremistas del mundo. Los venezolanos y bolivianos acabamos de montarnos, gracias a nuestros gobiernos, en un tren de radicalismos del cual será difícil bajarnos. A falta de un movimiento de izquierdas fuerte en América Latina y Europa, Chávez encontró la peligrosísima veta del islamismo político radical (o "yihadismo") que nos terminaría de aislar del mundo moderno.
Que Dios nos agarre confesados en esta nueva aventura del chavismo radical.
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