Oriente Próximo (IV)

En relación a la crisis árabe-israelí, Venezuela se apresuró a condenar a Israel sin terminar de entender la situación real. Todo un acto reflejo, un condicionamiento, un tic nervioso de la izquierda radical para condenar cualquier cosa sin saber las complejidades de lo qué está condenando.

Igual hizo la cancillería venezolana con la crisis del Cáucaso, entre Rusia y Georgia, en la que el país tomó inusitado partido sin saber a ciencia cierta por qué ni para qué.

Con Israel no es la primera vez que se asoma el hocico antisemita del gobierno venezolano. Ya han ocurrido algunos intentos previos de pervertir la relación de la comunidad judía venezolana con el país.

Lo burdo del asunto es que en más de una ocasión se han organizado supuestas "protestas populares" contra Israel. La verdad, no han pasado de ser unos cincuenta o menos pelagatos, armados de consignas antisemitas y spray para rayar las paredes cercanas a la misión diplomática de Israel en Caracas.

He visto cosas escritas en las paredes como "No al sionismo"... "Bolívar y Arafaf un mundo en libertad"... que al final lo que me produce es la sensación de que quien escribe esas consignas no tiene la menor idea de lo que es el sionismo o cuáles son los aportes de Arafat para ser considerado junto a Simón Bolívar como un adalid de la libertad.

Lo cierto es que el Centro Wiesenthal reaccionó contra las declaraciones venezolanas:

El Centro Simon Wiesenthal criticó en forme enérgica la declaración emitida por el gobierno de Venezuela condenando unilateralmente a Israel por la situación que se vive en estos momentos en la Franja de Gaza.

A través de un comunicado el presidente de Venezuela, Hugo Chávez manifestó “su profunda indignación ante el criminal ataque que constituye el bombardeo de Israel al pueblo palestino en la Franja de Gaza”. “El Gobierno expresa su solidaridad al pueblo palestino y eleva su voz para emprender una campaña de repudio a estas infames acciones violentas, a través de las cuales se busca aniquilar la esperanza de vida de un pueblo entero”, agregó el gobierno venezolano. Para el Centro Simon Wiesenthal “esta condena unilateral contra Israel por parte del presidente Chávez exime a Hamas de toda responsabilidad por los hechos trágicos
de estos días”.

“No ha dicho una sola palabra sobre el anuncio unilateral de Hamas acerca de la tregua de seis meses con Israel, ni del abuso de mujeres, niños y ancianos palestinos al utilizarlos como escudos humanos ubicados en las azoteas de mezquitas y escuelas, desde donde se lanzan los miles de cohetes terroristas de Hamas contra los civiles israelíes”, añadió.

“Las vidas judías o la auto-defensa aparentemente no tienen valor para el presidente Chávez”, destacó Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal.

Por su parte, Sergio Widder, representante para América Latina del Centro Wiesenthal, está actitud de Venezuela no coincide con la declaración que Chávez firmó hace dos semanas con los presidentes de Argentina, Cristina Kirchner, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva condenando cualquiera forma de discriminación y antisemitismo. “La negativa del presidente de Venezuela a condenar a Hamas es una primera violación a sus obligaciones de acuerdo a esa Declaración.

La Carta Orgánica de Hamas destaca Los Protocolos de los Sabios de Sion, un notorio panfleto fabricado, como una prueba incontrastable acerca de los planes judíos para controlar el mundo (Cláusula 32). Esos conceptos forman parte de la cosmovisión de Hamas y son una amenaza para los judíos en todas partes”, indicó Widder. Incluso, el dirigente no descartó que “esta bendición de Venezuela podría, de hecho, alentar ataques contra comunidades judías en las Américas”.

“En resumen, esta Declaración del gobierno venezolano constituye un apoyo directo al terrorismo de Hamas y a su credo antisemita”, coincidieron Samuels y Widder.


Es una vergüenza, por decir lo menos. Pero más allá, es un peligro que seamos vistos como "apoyos" de grupos terroristas. Así como de las FARC, parece que también nos convertimos en hermanos del Hamas... o al menos será fácil de creer para la comunidad internacional.

La estupidez convertida en obra de gobierno nos hace patinar ante el mundo y mostrarnos como lo que no somos: un refugio de malnacidos que apoya cualquier barbaridad y cualquier grupúsculo de delincuentes.

Dudo que el canciller Maduro tenga noción de lo que es el Hamas y del daño que ha hecho. Ni siquiera se atrevería a visitar la Franja de Gaza o a proponerle a Chávez la ruptura de relaciones con Israel (cosa que ya otros lamesuelas han propuesto). Lo cierto es que nuestro gobierno no puede seguir exponiéndonos así ante el mundo.

Así estamos.

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