En la edición de hoy, 1ero de agosto, sale este artículo de Juan Pedro Quiñonero:
URL: http://bit.ly/16abCw
Hugo Chávez y España
A las pocas horas de que el ministro español de Asuntos Exteriores anunciase una «relación estratégica» con Venezuela, la fiscal general del presidente Hugo Chávez presentó un proyecto de Ley de Delitos Mediáticos que vulnera elementales derechos informativos y culturales.
Siendo el español el arma estratégica de la influencia de España en el mundo, las amenazas contra la información y la cultura en cualquier lugar convierten a la diplomacia española en convidado de piedra, actor pasivo de su propia historia, que comienza por ser, cómo olvidarlo, la historia del pasado, el presente y el futuro del castellano en el mundo.
Así lo entendieron los pueblos americanos que percibieron en la Transición española un modelo que pudo inspirar a muchos actores privilegiados en México, Argentina, Chile, entre otros países. González y Aznar siguen influyendo en las Américas -como políticos cuya experiencia se valora positivamente- a través de una presencia personal constante.
Tal presencia es indisociable de los más tradicionales lazos diplomáticos, culturales y económicos. Las empresas españolas consiguen en las Américas mercados importantes gracias a la lengua y la cultura, compitiendo con ventaja con rivales europeos y estadounidenses.
El silencio político hacia las tropelías del presidente Chávez pudiera presentarse como una muestra de «realismo diplomático»: «el negocio es el negocio», «nada de entrometerse en los asuntos internos de un país», etc. En verdad, quizá se trate de cobardía y manifestación de escaso sentido del Estado y los intereses nacionales.Washington, Londres, París, Berlín, sí intervienen activamente en los asuntos «culturales» internos de los países donde están en juego intereses nacionales: la cultura es el primer instrumento de la diplomacia y la influencia, su raíz más honda.
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