No soy de los que acostumbra ver las largas y fastidiosísimas peroratas del presidente venezolano. Ni siquiera las "ruedas de prensa" que suele dar por horas y horas mientras los periodistas extranjeros se revuelven en sus asientos. Tampoco me gustan las entrevistas bobaliconas que suelen hacerle en Venevisión, Televen, VTV o TeleSur.
Pero una entrevista con una sola persona de un medio de comunicación no entregado al chavismo es otra cosa. Ya lo han logrado varios periodistas y medios en otros momentos. Por eso, creo que había que ver la entrevista que le hizo la joven periodista Vicky Dávila de RCN Colombia.
Hay varias aristas de análisis de esa entrevista. El análisis del contenido, del discurso, incluso de la gestual del presidente Chávez, daría mucho material para hablar.
Mezclando un poco de todo, puedo decir lo siguiente, desde lo más obvio a lo más abstracto:
- Percibí a un Chávez desfigurado físicamente, más de lo que estamos acostumbrados a verlo. Quizás, la cercanía de las cámaras, los full close-ups nos dejaron ver una imagen de un ser humano mostrenco, hinchado artificialmente, que no se mueve con facilidad y que perdió la plasticidad de sus gestos y movimientos.
- Vi a un Chávez mineralizado en su discurso, cosa que ya sabemos, con muchísimas dificultades para el intercambio, para el diálogo. Tanto ejercicio de monólogos e imposiciones en forma de órdenes militares, le han quitado al presidente la habilidad del diálogo, incluso con una joven mujer que intentaba que sus preguntas fuesen escuchadas.
- Vi a un Chávez flagrantemente mentiroso. Más allá de lo que uno supone son sus mentiras, es fácil capturar al presidente cuando decía mentiras a la periodista. Su rictus facial, la impostura y tono de las palabras cambiaba. El desagradable gesto burlón que hace con la boca cuando termina una mentira o el desvío extraño de la mirada hacia abajo y la izquierda en ciertos temas son fáciles de percibir incluso en esos videos de internet. Obvio que en una pantalla grande de TV se percibe mucho mejor.
- Chávez ha perdido mucha de su habilidad para envolver a sus interlocutores. De nuevo, el ejercicio ilimitado del monólogo militar tiene sus consecuencias. No le fue fácil desviarse de temas, pues la puntillosa periodista siempre volvía a su pregunta. No le fue fácil hacerse el "encantador de serpientes" (y otras alimañas, agregaría yo), pues no tenía a alguien en éxtasis apasionado al frente sino a una periodista con agallas.
- El presidente se mostró muy irrespetuoso en varias ocasiones con la periodista. Claro, no hubo gritos ni insultos. Pero comentarios como "ah bueno, cómo quieres que lo diga para que no sigas..." o el perverso comentario de "ah... te duele... la verdad duele", cuando la periodista pidió en público algo que NADIE ha hecho (salvo el Rey de España): pedir respeto por los comentarios que salen de su boca y que afecta a miles, si no millones, de personas. Cosa rara, y nosotros los venezolanos que nos creemos "resteados"!
- El lado perverso, ese de querer mostrarle al otro el dolor y hacérselo sentir revela una pérdida de empatía que ya sabíamos (pero ahora confirmamos).
- Es un señor bocón, patán, perverso, que se cree chistoso, que necesita un coro de aplausos y que perdió el arte de algo tan humano como lo es la conversación.
- Chávez intentó personalizar varias veces la conversación, de espetarle a la periodista los males de la oligarquía colombiana. Eso se hace con el objetivo de quitarle credibilidad ante la audiencia y desmoralizar al interlocutor. Es como cuando le dice a cualquiera acá que es un oligarca golpista escuálido, lo cual lo hace de una raza menor, a la cual se le prohibe tutearse con el grande hombre.
- Se vió muy incómodo cuando habló del terrorismo. No supo salirse del enredo de decir que las FARC no son terroristas aunque hayan cometido actos terroristas. Que es como decir que Osama Bin Laden no es terrorista ni asesino sino que cometió actos terroristas y uno que otro asesinato. O que Lina, la incorregible señora Ron, no es delincuente sino una pobre muchacha que se expresa de maneras poco amables. Es una operación de suavización de la imagen que es francamente inaceptable e ilógica, como lo demostró la periodista. Los movimientos de Chávez en la silla demostraron su incomodidad con el tema.
- Chávez quedó como un mentiroso de siete suelas cuando dijo a la periodista que no estaba amenazando a nadie con el tema comercial. Pocas horas después ordenó cortar el suministro de combustibles a Colombia, diciendo "que lo paguen al precio que es... yo amo a los colombianos, pero que le reclamen a su presidente". Eso no es otra cosa que chantaje.
Una entrevista muy bien llevada por la periodista Dávila. Lástima que no le diera tiempo de tocar otros temas muy sensibles para Venezuela, aunque comprendemos la importancia que para Colombia tienen los temas tratados.
Ojalá los periodistas extranjeros, algún día, en alguna de esas entrevistas o ruedas de prensa, intercedan por sus colegas venezolanos, a quienes Chávez ignora olímpicamente porque no los considera suficientemente profesionales o humanos para mantener una conversación con él.
Creo que él esperaba una Vicky Dávila más tierna o más suavecita. Evidentemente no se preparó para la entrevista y se llevó su propia lista de monotemas (el imperio, por ejemplo) con los que nos fastidia acá a diario.
Bravo por la periodista que nunca se dejó arrinconar!!!
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