El golpe de Estado desarrollado el domingo en Honduras ha despertado varias reacciones en el continente y en el mundo que parecen contradictorias.
Hay que destacar el rechazo unánime, con mayor o menor intensidad, de todos los gobiernos de América. Lo lamentable ha sido la escandalosa melcocha del gobierno venezolano, del cubano, del nicaragüense y del ecuatoriano, que ha dejado pálido cualquier respaldo de países con peso específico en la región (por ejemplo, Costa Rica; El Salvador; México; Brasil; Chile; Argentina; Colombia; Estados Unidos, entre otros).
Tal ha sido el escándalo armado por Chávez; Castro; Correa; Ortega, que no escuchan lo que dicen los demás. Se afanan en acusar y a encaramarse a Zelaya en el lomo, sin entender la magnitud del peso que eso significa para cada uno de sus pueblos.
Las reacciones han desatado inconsistencias en los discursos políticos:
- Venezuela; Cuba; Nicaragua y Ecuador increpan a voz en cuello a Estados Unidos para que sancione e intervenga a Honduras. Sanciones económicas y militares piden los cínicos. Los que se rasgan las vestiduras por el bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba, son los que piden que se le haga lo mismo a Honduras.
- Esos mismos países abogan por la restauración del gobierno democrático en Honduras. Lo cual hay que aplaudir. ¡Raúl Castro peleando por la democracia! ¡Eso es fin de mundo! ¡Chávez pidiendo respeto por un gobernante electo! ¡Qué dirán Antonio Ledezma y Manuel Rosales, por ejemplo!
- La OEA ha actuado como debía, condenando el golpe de Estado y promoviendo sanciones inmediatas, aplicación de la Carta Democrática Interamericana mediante. Pero ya es hora de que la OEA deje claro qué demonios se entiende por "golpe de Estado" en ese organismo y cuáles son los criterios para aplicar la Carta Democrática. Me pregunto por qué no se le aplicó la Carta Democrática a Bolivia, cuando el golpe contra Gonzalo Sánchez de Losada; y por qué no se le aplicó Carta y bloqueo contra Ecuador, cuando el golpe contra Lucio Gutiérrez. ¿Golpes buenos y golpes malos? ¿Derrocamientos buenos y derrocamientos malos? La OEA nos debe una buena explicación.
- Pareciera que, cuando se toca a alguno de los gobiernos constituidos, la OEA está presta a sacar las garras. Pero cuando son los propios gobiernos quienes violentan el ordenamiento jurídico nacional e internacional, entonces se hace la vista gorda más tiempo. Eso ocurrió en Honduras por ejemplo, por no hablar de los desmanes ocurridos en Venezuela.
- Mientras se activan los mecanismos diplomáticos internacionales (ONU; OEA; SICA; ALBA; Grupo de Río; Unión Europea; etc), el presidente venezolano clama por una guerra y habla en tono de guerra frente a otros presidentes, quienes se hacen los locos frente al lenguaje destemplado contrario a la diplomacia.
Pero si Zelaya no regresa a Honduras, se abre la Caja de Pandora en América Latina. Seguramente en más de un país se está a la espera de cuál es el precedente legal y diplomático que se establecerá con Honduras, para ver si se procede o no parecido. Y eso sólo traerá más problemas.
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