"Sopla tempestad..."

Alrededor de dos horas atrás terminó la alocución en cadena de radio y TV del presidente Chávez. Una cadena más, en realidad.


La diferencia es que esta cadena sí era esperada por muchos por los anuncios que en materia económica se harían. De hecho, el mismo presidente anunció que sería alrededor de las 3 pm, pero finalmente ocurrió cerca de las 7 pm.

Por cierto, toda una oda a la improvisación la alocución. Decisiones de última hora, firmas de decretos en medio de la cadena, noches sin dormir para terminar la tarea y la fastidiosa retahíla contra la oligarquía, los medios y los pitiyankis.

Estos fueron, a grandes rasgos, los anuncios:
  • Reformulación del presupuesto de la Nación para el presente año. Recordemos que la Asamblea Nacional (de mayoría absoluta chavista) elaboró el presupuesto con base en un ingreso promedio del barril de petróleo de US$ 70,00. Ahora, se propone reestructurar el cálculo con US$ 40,00 promedio del precio del barril.

  • Eliminación del "gasto suntuario" del presupuesto: remodelaciones, nuevas sedes, publicidad innecesaria, regalos corporativos, agasajos, renovación de plataformas tecnológicas, viajes al exterior, etc...

  • Topes en las remuneraciones (sueldos) de los funcionarios de alto rango del Estado.

  • Incremento del IVA: de 9% a 12%.

  • Incremento de la deuda: de BsF. 12 mil millones a BsF. 34 mil millones (+ 22 mil millones).

  • Otorgamiento de divisas: cero para algunas importaciones "suntuarias".

  • Centralización de las tesorerías corporativas públicas (¿?)

  • Estatización del Banco de Venezuela.
En realidad, nada nuevo. Más bien es la profundización de las medidas de siempre. No se atreve Chávez a aumentar el precio de la gasolina. No se atreve a aumentar impuestos relacionados con el uso de la banca comercial. No se atreve a devaluar formalmente la moneda.

Pero lamentablemente, los anuncios no frenarán la inflación, ni la escasez de ciertos productos, ni aumentarán el empleo ni atraerán inversión foránea.

II

Casi al final de la alocución, Chávez refirió un pasaje de una obra de Shakespeare (La Tempestad), diciendo algo así como: "sopla tempestad, que tengo espacio para maniobrarte"... en una típica reacción fantasiosa ante los "elementos". Parecido al dicho atribuído a El Libertador luego del terremoto de 1812 (aquella ridiculez de "... si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca..."), repetida por Chávez en medio de la tragedia de Vargas en 1999.

La obra no dice exactamente esas palabras... claro, las traducciones pueden llevarnos a equívocos. Pero no sabría decir si la intención de Shakespeare fue transmitir un optimismo suicida ante los embates de la naturaleza. Lo más cercano que encontré fue esto al comienzo de la obra:

CONTRAMAESTRE
¡Ánimo, muchachos! ¡Vamos, valor, muchachos! ¡Deprisa, deprisa! ¡Arriad la gavia! ¡Y atentos al silbato del capitán! - ¡Vientos, mientras haya mar abierta, reventad soplando!
De todos modos, siendo la interpretación libre para cada quien, es una metáfora que Chávez ha venido repitiendo a lo largo de los últimos diez años, lo cual es ya un hecho psicológico importante sea cierta o no la cita a la obra.

En la Asamblea Nacional, en medio de un discurso por el primer año de gobierno (02 de febrero, 2000):

"... Yo recuerdo la manera como terminé mi discurso el día que visité la Asamblea Nacional Constituyente instalada, creo que fue el 5 de agosto, el 3 se instalaron ustedes, pero yo viene creo que dos días después. Sí, creo que fue aquí al lado.

Recuerdo que terminé aquellas palabras citando una de las tragedias de Shakespeare, “La tempestad”. Aquél capitán y marineros que fueron sorprendidos por la tempestad en alta mar y el viento soplaba muy fuerte y el capitán le dice a los marineros, los levanta y los impulsa y ¡vayan, marineros, rápido, cada quien! ¡Usted, amarre la vela! ¡Usted, a su sitio, todos a sus puestos! ¡Vamos! Y los empuja y corre por todos lados el capitán y cuando él ve que tiene a todos los marineros en su lugar se voltea y le da la cara al viento fuerte y le dice: ahora, sopla tempestad que tengo espacio para maniobrarte.

Creo que terminé diciendo: “Ahora sopla tempestad que tenemos Constituyente para maniobrarte”.

La tempestad sigue soplando, pero cada día nosotros estamos más como el marinero de Shakespeare. “Sopla, tempestad”, podemos decir todos. “Sopla viento fuerte...”, como decía Miguel Ángel Asturias, que tenemos, ahora no Constituyente nada más.

¡Sopla tempestad!, que tenemos nueva Constitución, que tenemos una nueva República, que tenemos un nuevo Estado naciente, que tenemos pueblo, que tenemos Fuerza Armada unida con el pueblo, que tenemos coraje, que tenemos moral y que tenemos disposición para maniobrarse. ¡Sopla tempestad, por donde quieras soplar! (Aplausos) ¡Sopla por el frente, sopla por la retaguardia, sopla a estribor, sopla por babor, sopla, si quieres, por todos los sitios al mismo tiempo, que aquí hay hombres y mujeres para maniobrarte y para triunfarte!

Creo que esa es una realidad hoy, podemos repetirla por todas partes.


Cuando soltó aquellas perlas gramaticales respecto a la victoria de la oposición del 2 de diciembre de 2007 ("victoria de mierda..."), también dijo:

"... Golpea imperio que aquí hay para aguantar. Sopla tempestades que tengo espacio, pueblo y militares patriotas para maniobrar imperio, tempestades, oligarquía apátrida. Golpea cuantas veces quieres, golpea..."
El eterno recurso del voluntarismo, del yo mismo soy, no-sé-cómo-pero-sí-puedo, rasgo de inmadurez no sólo del gobernante sino también de los gobernados que aplauden tamaños absurdos.

Quien siembra vientos violentos no puede sino cosechar la peor de las tempestades. Y no habrá voluntad ni palabras mágicas que puedan torcer el rumbo de la verdadera tragedia que se viene.

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