Alrededor de dos horas atrás terminó la alocución en cadena de radio y TV del presidente Chávez. Una cadena más, en realidad.
Por cierto, toda una oda a la improvisación la alocución. Decisiones de última hora, firmas de decretos en medio de la cadena, noches sin dormir para terminar la tarea y la fastidiosa retahíla contra la oligarquía, los medios y los pitiyankis.
- Reformulación del presupuesto de la Nación para el presente año. Recordemos que la Asamblea Nacional (de mayoría absoluta chavista) elaboró el presupuesto con base en un ingreso promedio del barril de petróleo de US$ 70,00. Ahora, se propone reestructurar el cálculo con US$ 40,00 promedio del precio del barril.
- Eliminación del "gasto suntuario" del presupuesto: remodelaciones, nuevas sedes, publicidad innecesaria, regalos corporativos, agasajos, renovación de plataformas tecnológicas, viajes al exterior, etc...
- Topes en las remuneraciones (sueldos) de los funcionarios de alto rango del Estado.
- Incremento del IVA: de 9% a 12%.
- Incremento de la deuda: de BsF. 12 mil millones a BsF. 34 mil millones (+ 22 mil millones).
- Otorgamiento de divisas: cero para algunas importaciones "suntuarias".
- Centralización de las tesorerías corporativas públicas (¿?)
- Estatización del Banco de Venezuela.
CONTRAMAESTRE
¡Ánimo, muchachos! ¡Vamos, valor, muchachos! ¡Deprisa, deprisa! ¡Arriad la gavia! ¡Y atentos al silbato del capitán! - ¡Vientos, mientras haya mar abierta, reventad soplando!
En la Asamblea Nacional, en medio de un discurso por el primer año de gobierno (02 de febrero, 2000):
"... Yo recuerdo la manera como terminé mi discurso el día que visité la Asamblea Nacional Constituyente instalada, creo que fue el 5 de agosto, el 3 se instalaron ustedes, pero yo viene creo que dos días después. Sí, creo que fue aquí al lado.
Recuerdo que terminé aquellas palabras citando una de las tragedias de Shakespeare, “La tempestad”. Aquél capitán y marineros que fueron sorprendidos por la tempestad en alta mar y el viento soplaba muy fuerte y el capitán le dice a los marineros, los levanta y los impulsa y ¡vayan, marineros, rápido, cada quien! ¡Usted, amarre la vela! ¡Usted, a su sitio, todos a sus puestos! ¡Vamos! Y los empuja y corre por todos lados el capitán y cuando él ve que tiene a todos los marineros en su lugar se voltea y le da la cara al viento fuerte y le dice: ahora, sopla tempestad que tengo espacio para maniobrarte.
Creo que terminé diciendo: “Ahora sopla tempestad que tenemos Constituyente para maniobrarte”.
La tempestad sigue soplando, pero cada día nosotros estamos más como el marinero de Shakespeare. “Sopla, tempestad”, podemos decir todos. “Sopla viento fuerte...”, como decía Miguel Ángel Asturias, que tenemos, ahora no Constituyente nada más.
¡Sopla tempestad!, que tenemos nueva Constitución, que tenemos una nueva República, que tenemos un nuevo Estado naciente, que tenemos pueblo, que tenemos Fuerza Armada unida con el pueblo, que tenemos coraje, que tenemos moral y que tenemos disposición para maniobrarse. ¡Sopla tempestad, por donde quieras soplar! (Aplausos) ¡Sopla por el frente, sopla por la retaguardia, sopla a estribor, sopla por babor, sopla, si quieres, por todos los sitios al mismo tiempo, que aquí hay hombres y mujeres para maniobrarte y para triunfarte!
Creo que esa es una realidad hoy, podemos repetirla por todas partes.
"... Golpea imperio que aquí hay para aguantar. Sopla tempestades que tengo espacio, pueblo y militares patriotas para maniobrar imperio, tempestades, oligarquía apátrida. Golpea cuantas veces quieres, golpea..."
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