¡Así dijeron!

"... Iníciese el proceso expropiatorio a Cargill, además con investigación judicial, porque es una violación flagrante lo que están haciendo...

... Hugo Chávez lo dice: nosotros pudiéramos expropiar todas las plantas de la Polar (...) y le pagamos con unos bonos. Esta revolución va en serio...

... No Vamos a tolerar (...) y repito a la empresa Polar, podrán creer sus dueños que son de sangre azul, si no entran por la goma, señor Mendoza, los vamos a expropiar, se lo advierto...

... Nosotros pudiéramos expropiar todas las plantas de la Polar. Señor Mendoza, se lo advierto. Tú no puedes estar más allá de las leyes, Mendoza. Si dices que es un atropello, te lo voy a hacer completo..."

Esas son las palabras dichas hace pocos minutos por el presidente Chávez, durante una intervención desde el Palacio de Miraflores.

Después del 15 de febrero, el gobierno ha desatado una ofensiva "socialista" que ya pasó de la retórica a los hechos: ya han sido intervenidas las plantas de arroz Primor (Empresas Polar) y las de arroz Mary (Corporación Mary). Ahora se anunció la expropiación de las plantas de arroz de Cargill de Venezuela, que produce la marca Santa Ana.

¿Qué se busca con todo ésto? Pareciera que, de nuevo, se busca lanzar fuegos artificiales que distraigan la atención de lo verdaderamente grave: la falta de dinero del Estado como producto de la baja de los precios del petróleo. Si no hay dinero, no se puede importar nada. Como la producción nacional ha disminuído notablemente, no nos podemos auto-abastecer... entonces, ¿qué queda? Usar la fuerza y apoderarse de los que todavía producen algo, para culparlos de la situación y para demostrar que el gobierno sí que gobierna. ¡Así así así es que se gobierna!

Y la amenaza a Empresas Polar, el mensaje directo a Lorenzo Mendoza, a quien se le trata como si fuese un malandro (de malandro a malandro quiere hablar el presidente Chávez), es por demás innecesaria. Todos saben que, para el gobierno, Empresas Polar es la joya de la corona, el equivalente simbólico de lo que en su momento fue la Plaza Altamira.

Pero como todo malandro, no sólo presume de una fuerza que no necesariamente tiene, sino que anda golpeando a todos a su paso para demostrarla.

Los matones lo son porque van "malandreando" uno por uno... hasta que, como Fuenteovejuna, todos a una.