Como era de esperarse, el chavismo reacciona tarde y mal frente a la huelga de hambre que mantiene más de un centenar de personas entre estudiantes, presos políticos y sociedad civil.
Han dicho lo previsto: "chou" mediático; huelga mediática; desestabilización política; y otras estupideces como que después de cierta hora les dan comida a escondidas.
La verdad es que no han sabido cómo reaccionar. La verdad es que no entienden cómo lidiar con protestas de este tipo.
La verdad es que deben estar arrepentidos de no haber "disuelto" con gas del bueno esta protesta antes que fuese demasiado tarde. Hoy, es imposible para el gobierno disolver la protesta a sangre y fuego sin pagar un altísimo costo político.
La verdad es que el chavismo no sabe qué hacer con quienes protestan desde la "noviolencia", pero desde la contundencia que implica una huelga de hambre. Pero no sólo por la forma de protesta sino por quienes la promovieron: jóvenes estudiantes, a quienes no pueden manchar con el estiércol del insulto fácil. Tampoco los pueden despachar como se despachó la toma de la Plaza Francia de Altamira en 2003.
No pueden acusarlos de que la protesta está focalizada sólo en la urbanización Las Mercedes (Caracas), pues la huelga se está realizando en varias ciudades del país y fue iniciada por jóvenes del oriente. ¡Oriente resteao!
No pueden acusarlos de "oligarcas" o "hijitos de papá". Cualquiera que vea a los jóvenes huelguistas no podría ser menos que estúpido si los calificara de esa manera.
No pueden acusarlos de incitación a la guerra civil o instigación al odio, pues la protesta no atenta contra nadie sino contra sus propios cuerpos.
No pueden acusarlos de desestabilizadores, golpistas o magnicidas, pues lo que están haciendo es sacrificando sus vidas, su salud, por las ideas en las que creen, sin imponérselas a nadie, sin caerle a palazos a nadie. Sólo con la fuerza de su convicción.
Entonces se les agota el discurso. Sólo queda la nauseabunda trama de lo mediático como forma de desprestigiar al Movimiento Estudiantil. Lo malo para el chavismo es que cuando dicen estas cosas (golpe mediático, huelga mediática, desestabilización mediática, hambre mediática, inseguridad mediática, oposición mediática, gripe porcinomediática, etc) desnudan sus miserias y sus miedos sin ningún pudor.
¿Cómo acusar de mediática una huelga si más bien los medios nacionales e internacionales, con contadas excepciones, han jugado a hacerse la vista gorda con el tema? (sean las razones que sean).
La estrategia del chavismo ha seguido dos pasos visibles:
- Ignorar la huelga, "bajarle el perfil" apostando a que se iba a desinflar por sí sola.
- Lanzarles un "caramelito ácido": la libertad condicional de Julio César Rivas.
- Arremeter verbalmente a través de los operadores medios del chavismo.
Los otros pasos podrían ser:
- Arremeter verbalmente a través los ministros más "mediáticos"y del propio presidente.
- Infiltrar la huelga y desbaratarla desde adentro (al mejor estilo del chavismo).
- Negociar con la OEA para "calmar a los muchachos" y bajarle el volumen a la huelga y dar imagen de amplitud del gobierno.
- Arremeter físicamente contra los huelguistas, a través de los cuerpos paramilitares del chavismo.
Dios quiera que el chavismo no cometa ninguna estupidez. Quedarán de por vida con sus conciencias manchadas y con expedientes judiciales de esos que no expiran. El chavismo está arrinconado con esta acción. Perdió la iniciativa y no sabe cómo moverse. Eso lo hace más peligroso, claro.
Apoyemos a los estudiantes que están en huelga de hambre. Ellos están peleando nuestras batallas. Lo menos que merecen es nuestro reconocimiento y solidaridad.
Lo que están haciendo nuestros estudiantes es la rebelión civil más impresionante que haya visto hasta ahora.
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