La pequeña Venecia

El héroe de Venecia no resiste un verdadero documental de su obra de gobierno. No hay que preguntarle a Evo, ni a Correa ni a la Kirchner. Hay casi 30 millones de venezolanos que podrían dar fe de su obra.


Oliver Stone ya me había revuelto el estómago cuando, en medio de la crisis por el rescate de rehénes de las FARC, se paseaba en la selva fronteriza con Chávez y algunos perros falderos que vinieron a hacerle coro.

Stone podría hacer un documental de la salud en Venezuela. En cuatro días murieron 11 personas por la gripe A. Podría pasearse por las maternidades. Por los hospitales. Incluso las clínicas.

Stone podría hacer un documental de la inseguridad. Dormir un fin de semana en un barrio en Petare. Pasearse por la morgue. Hablar con algunas de las 150 mil familias que han perdido a alguien a manos del hampa en los últimos diez años.

Stone podría hacer un documental acerca de la "democracia protagónica" y la libertad de expresión. Hay que invitarlo a una marcha de la oposición, pero del lado de la oposición, no con la Guardia Nacional al lado. Que se pasee por el centro con una franela que diga algo contra Chávez. Que acompañe a los periodistas a cubrir noticias.

¡Stone, qué bajo caíste!

Los propagandistas de Chávez pueden dormir tranquilos. El jefazo ya no los regañará por lo de las marchas del viernes y el sábado.

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