"... Días atrás escribí sobre nuestro deporte. Venía denunciando desde hace rato las repugnantes acciones mercenarias contra esa actividad revolucionaria y en defensa del valor y el honor de nuestros atletas.
Mientras transcurrían las competencias, meditaba sobre estas cuestiones.
Tal vez no habría tomado tan rápido la decisión de escribir algo sobre el tema si no se hubiese producido el incidente del atleta cubano de taekwondo Ángel Valodia Matos ―campeón olímpico hace 8 años en Sydney―, cuya madre murió cuando competía y ganaba la medalla de oro a 20 mil kilómetros de su patria. Asombrado por una decisión que le pareció totalmente injusta, protestó y lanzó una patada contra el árbitro. A su propio entrenador lo habían tratado de comprar, estaba predispuesto e indignado. No pudo contenerse.
El atleta acostumbraba enfrentar valientemente las lesiones que suelen ser frecuentes en el taekwondo. El árbitro le suspendió el combate cuando estaba ganando tres a dos. No fue el único caso. Es muy grande el poder del árbitro en ese tipo de competencias y ninguno el de los atletas. A los dos cubanos, taekwondoca y entrenador, les fue prohibida la participación de por vida en competencias internacionales...
... Preparémonos para importantes batallas futuras. No nos dejemos engatusar por las sonrisas de Londres. Allí habrá chovinismo europeo, corrupción arbitral, compra de músculos y cerebros, costo impagable y una fuerte dosis de racismo. Ni siquiera soñar que Londres alcanzará el grado de seguridad, disciplina y entusiasmo que logró Beijing.
Una cosa es segura: habrá un gobierno conservador y tal vez menos belicoso que el actual..."
Palabras del ex-presidente cubano Fidel Castro, frente a los resultados de su país en los Juegos Olímpicos. De paso, Castro justificó la conducta antideportiva y alevosa del taekwondista Ángel Matos, quien pateó en la cara al juez del combate.
Suponiendo que sea el propio Fidel quien escribe, no es difícil pensar en la senilidad como una opción... porque estúpido nunca ha sido. O tal vez, el mundo bizarro donde el viejo comunista ve negro lo que es blanco.
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