Mapas complicados

El ambiente geopolítico - diplomático del continente (o de la parte del continente que está cerca de nosotros) se encuentra realmente convulsionada.


Repasemos los hechos:


  • Las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia penden de un hilo desde que el presidente Uribe dió por terminada la mediación del presidente Chávez en la negociación con las FARC, tras dejar al descubierto la trama montada por el gobierno venezolano junto a la senadora Córdoba. Poco a poco, ambos países han tenido gestos de acercamiento. Sin embargo, los documentos encontrados a Raúl Reyes revelan la magnitud y profundidad de la relación entre el gobierno venezolano y las FARC.

  • Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Ecuador están rotas desde el ataque en suelo ecuatoriano a un campamento de las FARC, por parte del ejército colombiano, en el que fue "dado de baja" alias Raúl Reyes. Al irse descubriendo paulatinamente las evidencias de la relación entre los terroristas y el gobierno ecuatoriano, el tono bajó y las altanerías se convirtieron en gestos tímidos de acercamiento. Gestos, por cierto, rotos nuevamente gracias a la lengua desproporcionada del presidente Correa y la poco habilidosa diplomacia ecuatoriana.

  • Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Nicaragua están rotas desde el ataque en suelo ecuatoriano a un campamento de las FARC, por parte del ejército colombiano, en el que fue "dado de baja" alias Raúl Reyes. Aunque Nicaragua no tenía nada que ver, se metió en el pleito para solidarizarse con el presidente ecuatoriano y venezolano, y de paso atizó una vieja disputa territorial entre ambos países. Hoy, las relaciones se han tensado al máximo al acusar el gobierno de Colombia al presidente Ortega en la OEA de avalar el terrorismo.

  • El gobierno de Bolivia, ajeno a estas disputas, tiene "cazada" una pelea con el Perú, específicamente con su presidente Alan García. Morales acusa a García de estar "muy gordo y poco antiimperialista". Más allá de lo anecdótico, el fondo son las discrepancias sobre las relaciones entre la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones, a raíz del tema de la inmigración y los acuerdos económicos. En el plano interno, Morales enfrenta una de las peores crisis de la historia del país: la Asamblea Constituyente fue un rotundo fracaso y la mitad del país ha aprobado un estatuto autonómico, a contracorriente del sistema centralista del gobierno. Ahora, enfrenta un pedido de renuncia (junto a todos los prefectos de las distintas provincias) para renovar todas las autoridades. Si no es eso, enfrentará un referendum revocatorio.

  • Por su parte el Perú enfrenta, aparte de los problemas políticos, los embates de la naturaleza. Una ola de frío polar afecta las poblaciones asentadas en Los Andes, obligando al gobierno a declarar una emergencia en 11 provincias.

  • Más al sur, Argentina enfrenta una crisis política debido al mal manejo del gobierno presidido por Cristina Kirchner de las relaciones con los sectores agrarios. Sectores que mueven una parte importantísima de la economía argentina y han puesto en jaque al gobierno, obligándolos a sentarse en una mesa de negociaciones, a la vez que ha dejado al desnudo las viejas prácticas populistas - peronistas que aún viven en ese país.

Lo más triste de este repaso es que, en casi todos los casos, está metida la mano larga y desproporcionada del gobierno venezolano. Pero más allá, es una clara evidencia de que es la hora de la desestabilización en el continente, desestabilización que traerá innumerables problemas a toda la región.

A todas estas, los grandes geográficamente (México y Brasil), han tomado una visible distancia ante los conflictos... tal vez reservándose su papel como mediador o garante para momentos peores.

Es momento de las soluciones políticas creativas, tan esquivas últimamente en nuestro continente. Soluciones que no impliquen la extorsión de un gobierno a otro; ni tampoco la mala influencia de países y gobernantes supuestamente amigos; soluciones que nazcan de los gobernados y no de los gobernantes. Soluciones que miren al siglo XXII en vez de ver por el retrovisor del siglo XIX.

El futuro de millones está en juego, mientras juegan con fuego las pocas manos que nos gobiernan.

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