Los movimientos de tierra ocurridos esta semana en el mundo tuvieron en Venezuela sus réplicas geológicas y también políticas.
La semana arrancó con una rebelión estudiantil en forma de huelga de hambre, a la cual se iban uniendo cada día más y más estudiantes. Ante la indiferencia del gobierno y, especialmente, de la OEA, la presión de los estudiantes aumentaba cada día.
Finalmente, la OEA no pudo seguir ignorando a los huelguistas apostados en la puerta de su sede en Caracas, ni tampoco a las decenas que se sumaban en sus respectivas ciudades, en las cárceles e incluso en el exterior.
El gobierno, mientras tanto, cometió un error político tras liberar al joven estudiante Julio César Rivas: cuando Rivas llegó a unirse a los huelguistas en la sede de la OEA en Caracas, el gobierno ordenó una cadena de radio y TV para silenciarlo. Aquí, los estudiantes tomaban la delantera y dejaban sin iniciativa al gobierno. La cadena era para condecorar al presidente de Libia con la réplica de la Espada de Bolívar.
Fue doble escarnio para los venezolanos: silenciar a un estudiante y agasajar a un dictador.
Para mi sorpresa, el día miércoles la huelga fue levantada tras acordarse una visita a Washington de una delegación de estudiantes a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Digo que fue una sorpresa porque el Movimiento Estudiantil parecía completamente resteado para llegar a la liberación de algunos presos políticos emblemáticos. Obviamente, una huelga de hambre es algo muy serio... y no era yo quien estaba sacrificando mi vida como para querer que esa huelga fuese hasta el fin de los tiempos.
Pero el Movimiento Estudiantil había logrado presionar aumentando la cantidad de estudiantes y el alcance geográfico. Ya se había logrado la liberación condicional de Julio César Rivas y ya se había logrado la atención mundial, especialmente la de la OEA.
Era un triunfo para la resistencia y para el Movimiento Estudiantil.
Triunfo que parece empañado por quienes han pretendido colonizar al Movimiento Estudiantil: los partidos políticos que quieren esperar hasta las elecciones del 2010 y el 2012 a ver si es que salimos de esta pesadilla chavista.
La permanencia de la huelga en Táchira y el apoyo que han tenido de Julio César Rivas parece confirmar que la huelga en Caracas terminó por razones ajenas al Movimiento Estudiantil. Han salido denuncias y acusaciones acerca de las "verdaderas razones" de la conclusión de la huelga. Hay quienes piensan, desde el sector opositor, que la culminación de la huelga fue "vendida" o "negociada" por los partidos políticos y empresarios de medios.
Sea como sea, creo que era importante que esa huelga tuviese una culminación. Por razones humanitarias, primero que nada. Necesitamos al Movimiento Estudiantil en pleno, sanos y salvos, lúcidos. Por razones políticas, en segundo lugar. La huelga corría el riesgo de sufrir los embates que sufrió la protesta militar en Plaza Francia (Altamira).
Aunque parezca contradictorio, creo que hay que seguir apoyando a los jóvenes huelguistas del Táchira.
¿La razón? Esta ha sido la rebelión civil más genuina que se ha hecho en Venezuela en los últimos años. Creo que las convicciones de los estudiantes hay que respetarlas y acompañarlas hasta que logren objetivos concretos. Eso es lo que me mueve a seguir apoyando a los huelguistas del Táchira.
Semana sísmica, 2
Etiquetas: Crisis, VenezuelaEscrito por Néstor a la/s 10:11 p. m.
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