Barak Obama

Estamos asistiendo a un momento importante de la historia política, social y económica del planeta. No tengo la menor duda.

Así fue 1988. Así fue 1968. ¿Por qué no habría de serlo este 2008?

En 2009, como 1969 y como 1989, el mundo se estremecerá con la concreción de muchos cambios que apenas están floreciendo. Ojalá para Venezuela sea también punto de quiebre este año. Aún tengo esperanzas con el 2008.

Increíble la hazaña de Barak Obama. Hay que entender que es mucho más que un fenómeno electoral puntual. Obama y su equipo han tejido esta victoria momento a momento, día a día, persona a persona. Han utilizado, de una manera digna de estudiar, los viejos y nuevos métodos para acercarse y convencer a las personas, mezclando de una forma poderosa las viejas y nuevas tecnologías.

Obama, a diferencia de McCain, logró focalizar su mensaje en una sola y simple palabra que conectó a todos: cambio. Y un grito de guerra ("call to action", dicen los especialistas): "Yes, We Can". Con un inmenso poder de convocatoria, mucho mayor que muchos de los líderes de ese país, con una oratoria impresionante, Obama logró concretar una empresa que a muchos les parecía imposible: la presidencia del país más poderoso del planeta para un líder negro, con ancestros africanos.

El triunfo de Obama es un punto de quiebre en la historia, sea cual sea el desenlace final de todo ésto (aunque la historia rara vez tiene "desenlaces finales").

Tan importantes fueron estas elecciones, que se logró una cifra record de participación (66%). Hay que ver el esfuerzo que hizo Obama por captar la atención de los nuevos votantes.

No sólo eso, el Partido Demócrata alcanzó mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.

Y es impresionante la consistencia en el comportamiento del electorado estadounidense. El centro del país es totalmente republicano, mientras que las costas oeste y este se orientan hacia los demócratas.

(Gráficos tomados de Noticias 24, quien a su vez lo tomó de AFP)