La primera foto muestra a los efectivos de la Guardia Nacional venezolana en el momento de montar las cargas explosivas que derribarían dos puentes en la frontera colombo-venezolana.
Esa acción ha disparado aún más las alarmas de la comunidad internacional, ante el aumento progresivo de la beligerancia del Estado venezolano y el paso de la retórica a los hechos.
Colombia, a través de su ministro de la Defensa y el propio presidente, ha calificado de muy grave la acción, y llevará el reclamo a la OEA.
Por su parte, Venezuela ha dicho que "no estábamos volando puentes sino retirando facilidades al narcotráfico".
¡Joder!
Ni lo uno ni lo otro.
A juzgar por el material fotográfico, ni Venezuela está cometiendo delitos de lesa humanidad, pero tampoco estaba quitándole facilidades al narcotráfico.
Habría que ser bien estúpido para creer que los narcotraficantes han sido golpeados por la acción gloriosa de la Guardia Nacional. En algunas de las fotos, se ve claramente como el río no es tan profundo. Si los narcotraficantes usaban esos puentes, pueden jurar que van a cruzar a pie el río, pero van a seguir transportando sus mercancías del delito. No se van a detener porque no haya puentes peatonales.
Pero también hay que ser cínico para hablar de "gravedad" en el hecho. Grave, diría yo, es que ni el Estado de Colombia ni el Estado de Venezuela se han preocupado por generar las condiciones y la vialidad suficiente y necesaria para las comunidades fronterizas. El Estado colombiano bien podría aprovechar la coyuntura para acercarse más a sus connacionales. Igual el Estado venezolano.
Lo verdaderamente grave es querer trasladar la guerra mental y personal del presidente Chávez contra Uribe, mientras en el medio son las comunidades colombianas y venezolanas quienes sufren las consecuencias.
Es momento de mantener la cordura.
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