Vergonzoso

Venezuela hace rato es el hazmerreír de la Comunidad Internacional, de los círculos diplomáticos y de las cumbres de cualquier cosa que se hagan en el planeta.

El abuso constante, la habladera de paja ilimitada, las inconsistencias ideológicas, la hipocresía política, el boxeo verbal con todo lo que se atraviese, la chapucería de los encargados de la diplomacia local y el desconocimiento ilimitado de todos los mecanismos de negociación y acuerdos, nos han llevado hacia un precipicio del cual nos será muy difícil salir.

Será una de las herencias más pesadas que dejará el paso del chavismo por el gobierno.

Todo esto por dos hechos recientes: el primero y comunicacionalmente más notorio fue la intervención de Chávez en la Cumbre de Copenhaguen y sus "chous" junto a Evo Morales y Daniel Ortega.

Lo segundo, menos publicado pero más al hígado, es una intervención del representante permanente de Panamá ante la OEA, Guillermo Alberto Cochez, el pasado 4 de diciembre, en la sede de la organización.

Hay que escucharlo para entender cómo se burlan de los representantes de Venezuela en todos lados. Es abierto, público y notorio:


Es un escándalo. Una vergüenza difícil de asimilar. De nada vale tener en la OEA a un chavista "navegao" como Roy Chaderton, con pose histriónica de señorón mal encarado, marxista tardío e interesado, chavista hipócrita que no aguantaría un par de rounds de insultos del jefazo sobre su condición burguesa.

Triste admitirlo, pero el panameño dijo lo que todos seguramente dicen en esos ásperos pasillos de la OEA, pero que nadie se atreve a decir en público. Y hasta ahora, dos semanas después, es que se sabe algo sobre el tema.

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