"... Prende el avión, Nicolás"

Hace escasos diez minutos, terminó una extraña cadena de radio y TV del presidente Chávez.

Lo extraño, obvio, no es la cadena en sí. Demasiadas horas de hablar paja por los medios de comunicación social. Diariamente. Ilimitadas horas de desprecio al tiempo ajeno, a la paciencia ajena. Innumerables horas de insultos, promoción de la violencia y la intolerancia. Todo proveniente del mismo personaje.


Estamos acostumbrados a la falta de respeto, al abuso presidencial.

Lo raro es que esta cadena duró sólo una hora, tiempo demasiado breve para expresar todas las magnas ideas presidenciales. Lo raro es que no dijo nada concreto (bueno, un ser humano que habla tantas horas de paja se desacostumbra a ser concreto), sino que se limitó a contarnos que se va de viaje, que está saliendo de viaje en avión prestao para Buenos Aires. Gracias Fidel, por los favores y por los aviones concedidos.

Lo raro es que el presidente se dedicó unos buenos minutos de esa estrecha hora a retar a los burgueses que agredieron al viceministro aquel del MINCI. ¿Cómo es que se llama?

¿Por qué retar a los dueños de medios otra vez? Especialmente a los de Globovisión. "Te reto a que te metas conmigo...", decía en primera persona nuestro primer malandro, dirigiéndose a un imaginario Alberto Federico Ravell, destinatario final de esa hora de sandeces.

¿Tanto le importa Ravell? ¿Tanto le duele Ravell? ¿Tanto daño le hace Ravell? ¿Hace falta desvestir en cadena nacional las miserias humanas y el culillo presidenciales?

¡Que vaina! Ojalá esa extraña cadena, en la que el presidente hablaba a cámara y parecía estar en un set solitario, pero evidentemente tenía su público, no sea un "vamos a darle muchachos!" contra Globovisión.

Ahhh... como muestra de que estaba acompañado en ese set, el comentario que hace las veces de título: "... prende el avión, Nicolás"... una versión mejorada de un "... prende el autobús, Nicolás", con el que más de una vez debe haber ordenado al canciller de la República.

Así estamos. A la deriva, como lo acaba de señalar el sociólogo Tulio Hernández.

Diosdado será el verdugo final de Globovisión.

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