El verbo disolvente


No hace falta presentarlo. El presidente Chávez ya es requeteconocido por su lenguaje desmedido, por su infinita capacidad para esparcir odio en cualquier lugar y momento.

Desde hace mucho tiempo, Chávez utiliza las cadenas de radio y televisión como un mecanismo de castigo para la parte del país que no lo quiere. Antes, cualquier padre de familia castigaba a sus hijos quitándoles la televisión (hoy en día, con internet, celulares y videojuegos ese castigo perdería fuerza). Chávez pretende castigarnos quitándonos las opciones locales de la televisión y radio. Pretende castigarnos con su omnipresencia, al mejor estilo del Big Brother Orwelliano.

Pero su obsesiva y excesiva presencia mediática no es suficiente. También quiere que lo pensemos en todo lugar y todo momento. Que hablemos de él. Que lo leamos en los periódicos. Que lo veamos en la TV internacional. Pretende chuparnos la atención en vigilia y hasta el sueño si le fuese posible.

Por eso se da el lujo de burlarse cuando ordena las cadenas. Y hasta habla de los posibles efectos en la salud que tiene su presencia en los "burgueses". Porque cree, tanto se cree el señor, que todo lo que hace afecta a los demás. Así de sobredimensionado (de agrandado, dirían en Argentina), está ese pobre ser humano que es el presidente.

Da lástima y miedo tanta perversión, tanta patología y odio en un ser humano.

0 Comentarios para la Caja: