¡Viva La Résistance!

Las últimas semanas han convertido a Venezuela en un patio de ensayo totalitario. Luego del 15 de febrero, cuando el oficialismo ganó el referendum para la mal llamada enmienda constitucional, el gobierno ha acelerado el paso hacia el totalitarismo.

Según Hannah Arendt, autora que dedicó parte importante de su vida al estudio de los regímenes políticos totalitarios del siglo XX:

"... el totalitarismo es un modo de dominación nuevo, diferente de las antiguas formas de tiranía y despotismo. El totalitarismo moderno no se limita a destruir las capacidades políticas de los hombres; destruye también los grupos e instituciones que entretejen las relaciones privadas de los hombres, enajenándolos del mundo y de su propio yo.

Los hombres se convierten así en "haces de reacción intercambiables", por obra de una dinámica combinación de ideología y terror.

La ideología totalitaria se presenta a sí misma como una explicación certera y total del curso de la historia y del sentido de la vida. Construye una visión del mundo ficticia pero lógicamente coherente, y deriva de ella directivas de acción cuya legitimidad se fundamenta en esa misma lógica interna.

Como esa lógica ideológica coactiva tiene sólo tenues contactos con la realidad, termina dejando en una oscura ambigüedad al contenido ideológico mismo, lo que genera un movimiento arbitrario y permanente de las directivas de acción, de los procedimientos y de las instituciones del régimen totalitario.

El terror, por su parte, es el instrumento realizador del mundo ficticio de la ideología, y la confirmación de su lógica deformada. En la fase de implantación del régimen, el terror golpea a sus enemigos reales. Luego, ya implantado, golpea a sus enemigos "objetivos", según la orientación político-ideológica del gobierno, aunque no tengan posibilidad alguna de obstaculizar su marcha. En su última fase, golpea a víctimas elegidas completamente al azar.

Se instaura así el "terror total", convertido en herramienta permanente de gobierno, y en definitiva, en la esencia misma del totalitarismo.

La acción combinada de la ideología y el terror se realiza por medio de una organización compleja, afectada por una típica "falta de estructura", caracterizada por una multiplicidad y superposición de instancias e incumbencias. Los principales actores de esa organización son: la administración estatal, la organización del partido único y la policía secreta.

La administración estatal, o burocracia, es la más estable. Está principalmente dedicada a la continuidad de la vida social corriente, a la que se le agregan algunas actividades derivadas de las nuevas directivas ideológicas.

Las formaciones jerárquicas del partido único, acentuadamente elitistas, cultivan una fe ciega en la ideología y la difunden permanentemente. Son las encargadas de realizar la sincronización ideológica de todo tipo de grupos sociales. También se encargan de la "politización" de todas las actividades, aun de las más aparentemente alejadas, como el deporte y el ocio.

La policía secreta, por su parte, convierte a la sociedad entera en un "panoptikon", en un sistema de espionaje omnipresente, en el que todos se sienten vigilados, sin saber con exactitud cuándo ni con qué criterios.

La "falta de estructura", la multiplicidad de órganos y superposición de funciones, no es casual ni producto de una incapacidad organizativa. Es una situación funcionalmente acorde con la imprevisibilidad, que es un rasgo de dominación del totalitarismo.

Esa imprevisibilidad genera el espacio necesario para la voluntad del dictador, cabeza de todo el sistema, que hace fluctuar el centro del poder entre las diversas estructuras jerárquicas. El jefe supremo es el único depositario, el único intérprete de la ideología. El decide quien es el próximo enemigo "objetivo".

Para Hanna Arendt, la personalización del centro del poder es un rasgo crucial de los regímenes totalitarios.


Así, todo lo ocurrido recientemente no es casual:
  • Hostigamiento al sector privado productor de alimentos (casos más emblemáticos: Cargill; Empresas Polar; Coca Cola FEMSA) con la excusa del desabastecimiento de arroz.
  • Hostigamiento al comercio (caso emblemático: la regulación del precio de las arepas de pernil en areperas).
  • Hostigamiento a los gobernadores y alcaldes de oposición (casos emblemáticos: Antonio Ledezma; Manuel Rosales; Henrique Capriles Radonski; Emilio Graterón; César Pérez Vivas; Henrique Salas Feo).
  • Toma militar de puertos y aeropuertos (casos emblemáticos: Zulia; Nueva Esparta; Carabobo; Táchira).
  • Aprobación del Proyecto de Ley Especial sobre el Regimen del Distrito Capital (que eliminaría de facto las competencias del alcalde Ledezma).
  • Persecución jurídica y policial contra líderes de oposición (casos emblemáticos: Manuel Rosales; Raúl Isaías Baduel; Teodoro Petkoff; Nixon Moreno).
  • Decisiones jurídicas fuera de toda proporción (caso emblemático: los comisarios y policías metropolitanos condenados a 30 años de prisión por su supuesta participación en un golpe de Estado).
  • Arremetida "legal" contra la oposición (propuesta de enmienda para que los gobernadores no manejen las policías regionales; propuesta de referendum para que "el pueblo decida" la suerte de Globovisión; la reforma a la Ley de Responsabilidad Social de medios de comunicación; suspensión de las elecciones de consejales y juntas parroquiales prevista para fines del 2009).
  • Imposición de medidas económicas desfasadas de la crisis (aumento de 33% en la tasa del IVA, del 9% al 12%; aumento de la deuda interna; disminución vía decreto de los gastos suntuarios del Estado; entre otras medidas aisladas).
  • Fortalecimiento de las relaciones con países aislados de la comunidad internacional (Sudán; Irán) y resquebrajamiento de las relaciones con los países naturalmente aliados (casos Brasil; Chile).
¡Y todo ésto ocurrió en menos de dos meses!

El gobierno ha decidido emprender la arremetida final. Llegó el momento de resistir. Ningún poder absoluto gobierna sin contrapesos. De hecho, mientras mayor es el poder, mayor será el contrapoder.

El discurso del odio ha desencadenado una persecución sin precedentes en la historia moderna del país. Para ello, se ha usado todo el poder y recursos del Estado. De una forma cobarde, como de matón de esquina, se ha procedido contra los enemigos políticos, sin reservas, sin máscaras, sin fórmulas de juicio.
Mientras Chávez distrae el mundo con sus desvaríos, sus propuestas fuera de lugar y sus peleas con otros presidentes, acá en Venezuela se ha dado una estocada a lo poco que quedaba de formas democráticas.

¿Qué dirán los "hermanos del alma" Lula; Tabaré; Lugo? ¿Qué dirán las "hermanas del alma" Bachelet y Cristina Kirchner? ¿Seguirán volteando pa´otro lado pero con las manos estiradas hacia el dictador venezolano? (no todos, la "hermana" Bachelet no está en ese saco).

Ojalá que no. Pero tengo muchas dudas al respecto. No podemos contar con nadie más que con nosotros para resolver este problema.

¡Viva La Résistance!

0 Comentarios para la Caja: